1O|Fin

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—él ya lo sabe, Max no es tan despistado para no darse cuenta de lo que pasaba, me pidió respuestas y yo se las di.

Preston estaba en shock, de su boca no salía ni una palabra, sus ojos se encontraban mirando directamente a Nikki.

—le mostré el cuaderno —siguió hablando, al tener tanta presión en ella. —Lo lamento tanto Preston, no sabía lo que hacía y se me fue de las manos.

La chica siguió dando explicaciones absurdas, mientras Preston sólo se levantó, tomó el cuaderno y se fue caminando sin decir ni una palabra.

La de cabello turquesa trató de seguirlo pero el le gritó: "Aléjate Nikki".

Caminó hasta el comedor, ignoró a todos los presentes olímpicamente y se fue al ático.

Se sentó en el piso, y observó por un buen rato el cuaderno.
Él sabía actuar, era obvio que al otro día podría ir por ahí como si nada hubiera pasado, pero no podía borrarle la memoria a alguien.

Suspiró, y lo abrió, empezó a arrancar página por página, arrugándolas y esparciéndolas por todo el lugar.
Y dejó todo el cuaderno roto, no mostró ninguna expresión durante todo el proceso.

Porque no sabía como sentirse, triste o enojado, quizá feliz, quizá angustiado.

Dejó todo ahí y se fue a un lugar apartado.
De nuevo todas las miradas se posaron en él, pero no le importó.

[...]

Max subió al ático, como le había indicado Nikki.
Pero no vio a nadie allí, sólo un montón de hojas arrugadas.

—Maldición...— susurró. Volvió a bajar y se fue directo a David.

—¿Has visto a Preston? —le preguntó, preocupado.
Nikki lo seguía desde una considerable distancia, pero él ya se había dado cuenta.

—Está en el muelle... —Max estaba apunto de irse cuando David le dijo: "Se gentil con él".

El castaño asintió y se fue corriendo.

Cuando por fin llegó lo vio sentado con la cabeza escondida en sus rodillas, no se escuchaba nada más que el viento y el agua del lago.

Se acercó lentamente y se sentó a su lado.
Todo era silencio. Hasta que Max se atrevió a hablar.

—Hey... —Preston levantó la vista.

—Hey —respondió, su voz sonaba desanimada, seca.

Max se sintió mal, en parte era su culpa, pues nunca debió insistirle a Nikki que le mostrara el cuaderno.

—¿Estás bien? —Max se golpeó mentalmente al pronunciar esa pregunta, era obvio que Preston no estaba bien.
Sin embargo este no respondió nada, sólo soltó un suspiro.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el castaño mientras levantaba la mirada, aún sin mirar directamente a Max.

—Eh... Nikki me dijo lo que pasó —en realidad, Max no tenía ni idea de que responder, porque si decía la verdad iba a morirse de vergüenza, pero tampoco le podía decir mentiras.

—¿Y?

—Preston, yo lo siento mucho, nunca debí insistirle a Nikki para que me mostrara la historia, es mi culpa —el mencionado dirigió su mirada hacia el lago, aún sin poder mirar a Max. —Entiendo que te guste escribir cosas así, y no creas que nuestra relación va a cambiar a una incómoda, porque yo seré un idiota, pero nunca llegaría a ese extremo.

Preston sonrió de lado, aunque el pensamiento de que esto era una broma de mal gusto nunca se fue de su mente.

—¿Podrías mirarme? —le preguntó Max, mientras sonreía levemente.

En cuanto Preston se giró, el moreno se acercó rápidamente, tomando el mentón del castaño y uniendo sus labios.

Fue un beso inexperto, torpe y lleno de sentimientos encontrados, pero después de todo, fue especial, para ambos.

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¡No me maten!
Ya sé que han pasado 84 años, lo siento tanto ;u;
Pueden quemarme el rancho, lo merezco.
Ahora sí:

¡Gracias por leer!


Fanfics [MaxTon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora