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"Mi niño. Aprecio los riesgos que tomas por poder encontrar a tu madre, eso demuestra que eres valiente y determinado. Espero que tu búsqueda rinda frutos. Sólo recuerda esto:
No siempre lo que quieres es lo que necesitas y
A veces lo que necesitas estuvo allí todo el tiempo"

Qué sueño más extraño acabo de tener. Despierto al día siguiente. Por un momento pensé que estaba en mi casita, pero cuando miré al rededor, me di cuenta de que estaba en el camarote del barco.

Me levanté y casi vuelvo a caer, aún no me acostumbro mucho a la sensación de estar en un barco. No tengo idea de qué hacer ahora. Mi rutina diaria es ir a la cascada a bañarme, pero ahora no hay cascada. Quizá pueda bañarme en el agua marina. Hablando de Marina, creo que ella está mas contenta aquí. Le encanta pescar y sumergirse a buscar comida. Me ofrece a menudo, pero no me apetece lo que a ella.

Cuando salgo del camarote, hay algunas cosas en mi cubierta. Al parecer mi ángel aún me sigue entregando cosas nuevas.

Una de ellas parece una gran red. No se para qué podría usarla, pero la guardaré por si necesito una nueva hamaca. Otra parece una caja de cerillos. Si los usara, debería mejor ser muy cuidadoso con ellos o podría causar un accidente. La siguiente es una crema que dice "bloqueador solar", me pregunto qué será. El último es un caracol. Es grande y tiene colores rosados dentro. Es muy bonito, así que lo conservaré.

Para mi largo viaje empaqué cosas que podrían serme necesarias, y otras tantas que significan mucho para mí. Traje muchas frutas de las palmeras, y muchos cocos por si me da sed. He leído que el agua de mar sabe saladísima, no se qué es eso pero se que no debe saber bien. Así que beberé agua de coco. No creo durar viajando a Hawaii más de un mes así que lo más probable es que me sobren.

También logré plantar un arbusto de bayas en una maceta. Lo traje por si se me antojan, aunque creo que Marina ya se comió algunas.

El sol pega más fuerte a mar abierto, debido a eso no he salido de mi camarote. Pese a ello, hace mucho calor. Me he estado abanicando con unas hojas de palma que traje, pero aún así hace muchísimo calor. Seguro se debe a que el sol pega directo al agua, y como mi barco es lo único aquí el sol debía golpear algo.

Recordé que no había levado el ancla para seguir navegando, así que moví la palanca para elevarla. Me da mucha curiosidad ver cómo se viene así que me asomo por la cubierta, pero cuando me asomé vi algo muy raro.

Era una clase de red extraña, muy similar a la mía pero algo desgastada. Podía notar que algo en ella se estaba moviendo, y quería descubrir qué era. Así que sin pensarlo, me sumergí al agua.

Allí estaba eso, lucía como un pez muy grande. Me acerqué a él para tratar de liberarlo, pero me di cuenta de que no era un pez... Bueno sí era un pez pero al mismo tiempo no.

Era un niño como yo, sólo que lucía algo más fuerte. No pude lograr verlo detalladamente, así que me acerqué más y lo tomé de sus brazos. El niño quiso resistirse, pero dada su situación finalmente se rindió y ambos subimos por aire.

—¡Ah!—El chico también se estaba quedando sin aire allí, que bueno que lo saqué—¡Ayúdame por favor!

Lucía muy desesperado, así que rápidamente me sostuve de una cuerda que amarré al barco y subí. Hale la red, trayendo al chico también y con mucho esfuerzo lo subí al bote. Era muy pesado.

Traje el cuchillo que el Sr. Charles me había regalado, el chico gritó aterrorizado pero al final se calmó cuando vio que lo estaba liberando.

—¿Estás bien? ¿No te hiciste daño?—quise ver si no tenía heridas pero se arrastró velozmente por la cubierta para lanzarse al agua.

—¡Espera por favor!—tomé su brazo y lo tiré junto conmigo a la cubierta.

—¡Déjame ir! ¡No me hagas daño!

—No te haré daño. Descuida, estás en buenas manos— repentinamente se calmó. Fue como por arte de magia. Ahora que estaba tranquilo, pude apreciar mejor sus características.

Era un chico delgado, al rededor de mi edad. Tenía un cabello negro y rizado que caía por encima de sus hombros. Su piel era morena, como el color del chocolate y tenía ojos azules que combinaban con su cola. Cuando menos lo esperaba, me di cuenta de que era una sirena ¡Me emocioné tanto que no supe qué decir!

—E-Eres una s-si...¡sirena!

—Ah, no amigo, soy un tritón. Las sirenas son las niñas que cantan. Los tritones somos los varones, los expertos cazadores.

Creo que notó que estaba muy emocionado, aunque él parecía un poco molesto. Me parecía increíble, ¡su cola era real y se movía como un pez! Siempre había querido ver a una sirena, y ahora se estaba cumpliendo. Bueno, un tritón.

—¿Y qué harás? ¿Me cortarás la cola para comerla o venderla? ¿Me llevarás a un museo? ¿A un circo?

—No, para nada. Vengo sólo y mi única arma es esto—mostré nuevamente el cuchillo. Creo que se sintió más confiado al saber eso.

—¿Sólo?—lucía algo preocupado —¿Solo aquí? ¿A mar abierto? Eso es imposible. ¿Dónde están tus padres?

—Precisamente estoy en búsqueda de mi madre, es una larga historia. ¿Tú tienes mamá?

—¡Ha!—creo que intentaba burlarse de mi—¡Claro que tengo! Vivo con mis padres en una cueva bajo el agua. Es una cueva hermosa y colorida. Todos los días juego con los delfines de por allí.

Lo miro asombrado. Jamás esperé encontrarme con un ser así. Debe de ser asombroso ser como él.

—Bueno, ya puedes volver.

—¡Pero si apenas nos conocemos!

—Lo que pasa es que debo ir a un lugar lejos de aquí. No quisiera perder mucho tiempo, así que lo mejor será que parta ahora.

Él lucía algo raro, parecía tratar de quedar bien conmigo. Miró el océano y luego a mí.

—¿Puedo acompañarte?

—Pero navegaré hacia allá todo el día. Nos alejaremos mucho de tu hogar. Será mejor que regreses.

—¡Bah!—cruzó sus brazos y me miró con autoridad. Parecía muy seguro de sí mismo—¡Conozco el océano como la palma de mi mano! No me perderé, lo que pasa es que me siento aburrido.

—Bien, entonces fijaré el rumbo, espera aquí—fui a la cabina a controlar el timón y luego a mi camarote a buscar algunas vendas.

Es increíble tenerlo aquí. Desearía ver dónde vive, debe ser hermoso. Ojalá seamos amigos el tiempo que se quede aquí.

El príncipe del océanoWhere stories live. Discover now