boceto

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(Comencé a narrar de esta manera...




Ha tenido las mismas ideas erradas toda la vida. Es cierto, toda, toda su casi miserable vida. Las decisiones que nunca tomó finalmente le están afectando el cerebro, finalmente, siente que la felicidad está expirando, y no tiene dinero para comprar más. Enmarca sus labios sonriéndole a una copa, no tiene derecho de adquirir tal afán, sus últimos ahorros los ha invertido en ese boleto de bar en el que ahora se encuentra. Por fin, su tan ansiado acceso VIP. Allí a donde van todas esas damas atiborradas de diamantes en sus cuellos, o los hombres que solo compran Gucci, trajes de diseñadores.

Nadie pone su mirada en ella. Ni porque trae el mejor vestido que ha encontrado en su armario, el único; en su mente se llama a sí misma zorra convenenciera, pues nunca se ha sentido más demente que gastando lo que no debería.

A pesar de odiar la música, el ruido lo siente más allá de lo que escucha, las copas de vidrio chocan al brindar, pues está segura de que todos celebran algo que ella, no vuelve a entender. Con la excusa del deseo, su bajo labio es arrastrado con una pequeña fuerza sobre la orilla de la copa, apenas quiere engullir el vino que ha pedido y que parece no tener fin. Abre sus ojos, está casi segura de que no tiene nada que hacer ahí, las manos le tiemblan, sus suspiros ahora son como humo que le ahogan, que le maltratan el alma.

No le gusta pensar, porque cuando lo hace, nada tiene las razones suficientes. Y siempre termina perdiéndose un poco más, es la cuarta vez del año que ella llega a sentarse al mismo asiento de aquella barra, sorprendentemente, el único hombre con quien ha intercambiado palabras, es el cantinero. Es que nadie la conoce, no maneja una empresa, ni es la líder de nada, para poder tener el trasero en ese frió asiento tuvo que generar ahorros que le costaron la espera de siete largos meses de trabajo.

Está a punto de relajarse, le queda el último trago de vino escocés, viendo a su alrededor el corazón se le agita con locura, incluso esa parte de ella debe desbordar el dolor que le golpea en las costillas, no sabe por qué incluso con las miradas accidentales, su pulso se acelera y la hace ver patética. Nunca pudo saber lo que odiaba en las miradas de los demás. Un hombre joven de traje a rayas blancas, viene llegando, su mirada es irracional y la posa en el cantinero. Pide el trago más fuerte, se sienta dejando un banco de distancia entre ella, y mientras se lo toma de un solo sorbo, aprieta desesperadamente el anillo en su dedo anular.

Con el pañuelo rojo enrollando su cuello se le ve bonito. Y eso es odioso, porque a primera vista, a ética, a moral, en todo el mundo, un hombre no debe verse bonito. Sabe que le está mirando mucho las manos, se ven toscas y maltratadas, la melena rubia le da una mala impresión, se sofoca, pues para su des fortuna, también es un hombre casado.

—Es la primera vez que veo a un hombre portar su anillo de casado con orgullo.

Ella ríe indecisa y el extraño la mira con el ceño fruncido.

— ¿Y?

—Todos llegan aquí mostrando que son solteros, pero estos son negocios mayores, hipotéticamente todos están casados desde pequeños. Es bueno ver que aún hay de esos que los usan.

— ¿Por qué? ¿Así evitan que las zorras como tú se acerquen a absorber dinero de nosotros?

—Jo, creo que las chicas de profesión en un nivel como este, deben cobrar demasiado. Es como la élite de las zorras. Y no diré que me sentí ofendida, porque ahora mismo me siento como una, bueno, quizás un poco.

—Estás dirigiéndole la palabra a alguien que no conoces, y no eres alguien de negocios, si no eres eso entonces solo puedes ser lo otro. Alguien de bajos recursos no tiene posibilidad de entrar aquí. Así que no te creas la muy apta para hablar conmigo.

— ¿Vienes enojado porque has peleado con tu esposa? Yo no te he ofendido en ningún momento, ni te estoy pidiendo nada. Pero si quieres que me calle solo debes sugerirlo. Hablando se entiende la gente.

— ¿Crees que somos gente? uno no se considera normal después de vivir esta vida de riquillos, la sociedad minorista no nos considera gente, al contrario, nos odia y nos culpan de todo. ¿No es así como se olvidan de sus penas? ¿Culpando a otros?

— ¿No es porque no tienen nadie más a quién culpar? Eso es para la gente que no tiene otra cosa que hacer más que vivir de razones. ¿Por qué soy pobre? ¿Por qué no tengo una mejor economía? ¿Por qué los ricos se hacen más ricos? ¿Cómo es que sabes que no soy de negocios?

— ¿Piensas que responderé a todo lo que preguntes?

—Claro que no. Era un ejemplo, pero con respecto a la última, sí.

—Si fueses una mujer de negocios tendrías alredor de ti a los hombres, así que como no los hay, no tienes nada que les interese.

—Entonces, no importa si soy fea pero que tenga empresas en mis manos, ¿ellos vendrán corriendo?

—Básicamente, sí. Y no creo que debas hablar con un desconocido, y menos con uno casado.

—No eres un extraño, eres un hombre de negocios, con un buen sentido de la moda, de un carácter fuerte, casado, que mata personas porque quizás es un mafioso. Haya, no es cierto, era broma. Lamento eso.

— ¿Crees que todos los negocios se basan en eso? ¿En muerte, corrupción?

—No del todo, pero en sus raíces...debieron serlo.



(pero luego me di cuenta de que era una mierda y que puedo escribir algo mucho mejor para ustedes, pero les dejo mi boceto por si acaso. Gracias. Muy pronto leerán el capitulo 1 en definitivo)

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2017 ⏰

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Yoongi debe morir †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora