Samsara es el ciclo de nacimientos, muertes y renacimientos en las ideologías del hinduismo, budismo y jainismo.
Los reencarnantes son las personas que son conscientes de sus propias reencarnaciones.
Sehun y Junmyeon se reencuentran en cada nueva v...
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Como era de esperar, Kyungsoo no le hizo el más mínimo caso por los siguientes días, tampoco es que Chanyeol esperase que se acercara por las buenas a disculparse o a darle explicaciones de lo sucedido la noche en la que se emborrachó. Sin embargo, lo que menos quería era llegar a esa situación, ¿qué había hecho mal con Kyungsoo? Con él fue amable, gentil, risueño...básicamente se portaba con él como lo hacía con todo el mundo.
Su madre siempre le recordaba que no se podía agradar a todo el mundo, y Chanyeol entendía que eso era muy cierto. Pero muy en el fondo sabía que con Kyungsoo era diferente, o al menos él quería que fuera así. Sino... ¿por qué le besó la otra noche?
Chanyeol era bien conocido por su cabezonería, por supuesto que no se iba a rendir con el chico de ojos azules, ya no porque quisiera gustarle, sino porque quería conocer la razón por la que era tan rudo con él.
Para ello, no se le ocurrió otro plan más que el de despertarse antes de lo normal para ir al laboratorio. Sabía a la perfección la manía que tenía Kyungsoo de llegar más temprano que nadie, así que podría aprovechar ese pequeño rato a solas para pedirle explicaciones.
Por el camino tuvo que parar para comprar un café para llevar o sino no podría hablar con Kyungsoo porque estaría quedándose dormido por las esquinas, eso de madrugar una hora más temprano de lo normal no le había sentado nada bien a su cuerpo.
Antes de entrar al laboratorio tiró el recipiente del café ya vacío a una papelera que había al lado de las puertas. Un poco más avispado entró a la estancia, y como suponía, Kyungsoo ya se encontraba allí solo, con su bata blanca perfectamente planchada puesta.
—Buenos días —saludó Chanyeol, dirigiéndose a los percheros donde se encontraba su propia bata y donde la intercambió por su mochila.
—Buenos días —contestó el mayor con su típico tono de indiferencia. Ni siquiera parecía estar sorprendido de que Chanyeol estuviera ahí más temprano de lo que debía.
El alto se colocó la bata y acto seguido fue a donde estaba Kyungsoo, enfrente de una máquina que estaba terminando de calibrar.
—Hyung, ¿puedo hablar contigo? —El bajo ni se dignó a mirarle, siguió a lo suyo, pero pudo ver cómo asentía lentamente después de unos segundos de absoluto silencio—. ¿Por qué siempre huyes cuando pasan cosas entre nosotros?
—Nunca ha pasado nada entre nosotros, Chanyeol.
La dureza de su voz hizo que al joven se le formara un enorme nudo en el estómago, el café le estaba empezando a sentar mal.
