9. One for all and all for one

16 3 0
                                    


Narra Ema

Cuando llegamos al local de Alice, esta seguía colgada al teléfono y sonreía como una adolescente de 60 años.

—No sé cómo lo has hecho, pero he tenido que mover una docena de reservas para el día siguiente a la... ¿reinauguración? Dios mío, 33 años en este local y nunca había tenido 30 reservas en 4 horas.

—Bueno, tener a uno de los componentes de uno de los grupos más exitosos del mundo repartiendo publicidad es un buen reclamo. Hemos impreso 1000 panfletos... ahora tendrás suerte si llegas a contar 500 —dije, señalando las bolsas que habíamos dejado sobre la mesa de la cocina.

—Oh, no, el mérito es todo tuyo. Si no se te hubiese ocurrido la idea de los flyers, yo no podría haber hecho nada.

—Vaya, son perfectos, Manu, muchísimas gracias... no sé cómo voy a agradecerte esto...

—Dejando que te ayude a darle un lavado de cara a esto sin darme las gracias. Eso será suficiente. Además, como ya te he dicho, así ocupo el final de mis vacaciones... "en algo que no sea pensar en lo que pasará después". —Pensé— Ellos son Patrick y Piper y también quieren apuntarse a la misión.

—Vaya, chicos, muchísimas gracias... Pero no sé cómo vamos a...

—Tú ocúpate de las recetas y déjanos el resto a nosotros.

—Vaya, la pequeña del grupo va a capitanear la marcha, por lo que veo. —Rió Patrick.

Dicho y hecho, nos pusimos manos a la obra. Mientras Alice, acompañada de Liam, que le daba su opinión, revisaba su "banco de recetas", Piper, Patrick y yo colocamos todo el mobiliario en el centro del local para cubrirlo con plástico. El primer paso sería pintar las paredes y pronto teníamos el color elegido... o mejor dicho, los colores.

Dos días antes de la reinauguración habíamos repartido cerca de 5000 flyers y Alice tenía cerca de 100 reservas cerradas. En 10 días no habría sitio para un alfiler más. Buceando por internet habíamos encontrado el mobiliario perfecto, que consistía en varias mesas y sillas de diferentes diseños para el centro del local y bancos acolchados y más mesas para 3 de las paredes. A propuesta de Liam, habíamos dejado un espacio libre para colocar un escenario... y me olía que pretendía estrenarlo él antes de volver a Londres, aunque no sabía si solo o acompañado.

—Europeos... como cabras, si ya lo sabía yo.

Cuando el último taburete estuvo colocado delante de la barra, los 6 nos dejamos caer agotados sobre uno de los bancos acolchados (que por cierto, eran comodísimos).

—Aun así, esto está un poco vacío, ¿no os parece?—Sonrió Alice, mirando las paredes.

—Lo sé, pero aún no hemos encontrado nada que nos guste. —También en Internet, habíamos buscado cuadros o imágenes para decorar las paredes vacías, anuncios clásicos de refrescos, cuadros típicos de restaurante pequeño... pero nada nos gustaba.

—Yo tengo una conocida que está estudiando Bellas Artes. Si te parece, tu local podría servir como espacio de exposición. Se podría cambiar la decoración cada dos semanas o así, con lo que cada vez el local parecería un poco diferente a la anterior.

—Me parece genial, Piper. Lo que esto necesitaba era gente joven... gracias chicos. Pero hay un problema... No me decido entre recetas. Sigo teniendo miedo, porque ahora lo que vende es la comida rápida y...

—Alice, tranquila. ¿Qué es lo único que hace que la comida rápida sea rápida y por lo tanto tenga tanto éxito?

—¿Qué se fabrica en cadena?

A reason to be brave (2.0)Where stories live. Discover now