Elevación

415 65 13
                                    


Los ensayos siguientes no se turbaron, tuvieron un curso usual; el mismo que acostumbraban.

 Excepto por Murdoc echándole miradas lascivas a 2D cuando él no se daba cuenta, o por 2D tragándose las ganas de tener cualquier contacto físico con Murdoc.

—¿Le dirás a Hannah sobre la presentación?

Murdoc negó con la cabeza -No le gustará.

—¿Por qué?

Se tocó la oreja, ignorando la pregunta. —Tú tampoco le digas nada.

La cena del viernes por la noche sin embargo si notó diferencia. 

Murdoc no dijo mucho, sólo lo necesario. 

La mesa recobró una vieja paz que no se había visto desde su llegada. Se parecía a una noche vieja, por excepción de Hannah que hablaba sobre su boda sin descanso.

Él se dedicó de nuevo a 2D, que tampoco parecía prestar mucha atención a nada más que a él.

Lejos de la realidad; como un espejo, con una pierna a la derecha y él hacía la izquierda. Con la cabeza ladeada a lados contrarios, o los dedos de diferentes manos sobre el mantel.

—¿Te sucede algo, cariño?

2D golpeó con vehemencia sus dedos contra la mesa. 

Murdoc observó atentamente el movimiento antes de caer en cuenta que debía responder.

—¿He? No.

—Estás callado ¿Te sientes bien?— Hannah le tocó el brazo, insegura.

—Tengo trabajo hoy en la noche, es sólo eso— arguyó Murdoc sin mirarla -No te preocupes, volveré mañana temprano.

Sus dedos también rasguñaron con violencia la mesa. 

 —Espero que sea algo bueno—agregó ella con anhelo.

—Lo será cariño.

Después de terminar, Murdoc fue el primero en levantarse, seguido de 2D que se le atraso 4 segundos.

Murdoc caminaba a la salida con 2D detrás, esperando una explicación.

—Vendré por ti en una hora, ¿Vale?— habló Murdoc sin volverse a mirarlo —Prepárate.

—Está bien, pero...

Murdoc cerró la puerta.

2-D sin terminar de entender a qué podría aludir Murdoc con una preparación simplemente se quedó haciendo escalas con la boca cerrada ayudándose del teclado.

Pensó que Murdoc era misterioso respecto la presentación, o quizá respecto todo. 

Haciéndolo parecer un crimen, como si estuviera cometiendo una brutalidad y él fuera su cómplice. 

Pero eran especulaciones, Murdoc era un hombre misterioso por naturaleza y no se le podía culpar de ideas estrafalarias por eso.

La hora se pasó pronto, y Murdoc fue aterradoramente puntual. 

Tocó la ventana de 2-D, y él dio un respingó, como de costumbre.

—Ven acá.

No se había cambiado de ropa, pero si parecía diferente, o 2-D lo notó diferente.

—¿Estás listo?— preguntó sosegadamente.

—Eso creo— respondió 2-D extrañado. Murdoc taconeó hasta su auto, el mismo Camaro negro de antes pero con reparaciones mediocres.

EfectosWhere stories live. Discover now