Capítulo 1: La Guerrera de la Noche

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Se escuchaba como un estruendo se acercaba, un sonido familiar. Una motocicleta que llegaba al lugar trayendo consigo una tormenta de arena creada por el mismo rodar de aquellos neumáticos. En la lejanía ya era esperado, él traía la comida de ese día. Una conejita se encontraba parada en medio de aquel desierto en medio de la noche, esperando a que el erizo la viera. Cream cubrió su rostro al verlo acercarse para evitar que la tormenta de arena que arremetiera contra ella al frenar él de su marcha. Una nueve de polvo la imposibilito de ver más allá de su nariz.

–¡Shadow!– gritó ella en medio de la nube de arena despejando parte del polvo con su mano intentando vislumbrar al erizo –¿Dónde estás?

–Vamos– escuchó decir, mientras su negra silueta empezaba a aclararse entre el polvo que él había ocasionado con su motocicleta –Sube rápido, no tardaran en encontrarnos si nos quedamos aquí.

–¿La conseguiste?– preguntó Cream con cierta inocencia.

–Hmph, por supuesto– respondió con altanería –Ahora sube, no necesito escuchar un sermón por parte del erizo azul del por qué nos tardamos– apresuró ya de mal humor.

Cream subió a aquella motocicleta para luego así ambos perderse en la oscuridad de aquel desierto.

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Observa las estrellas en el firmamento. Se encontraba pensativo, como era su costumbre ahora. Desde el techo de su casa lograba ver las antorchas que iluminaba su pequeña villa de refugiados, haciendo que ésta resplandeciera como una vela que es dejada en la oscuridad más oscura de todas. Todos se encontraban escondidos en el desierto, en lo más adentro de éste, era el único lugar donde él no los encontraría. Las casas estaban hechas de madera, laminas de aluminio, algunas de barro y otras con partes de tanques y diferentes vehículos que había usado el enemigo en la guerra de años atrás. Él era el líder de la resistencia, él que había peleado contra él y había perdido, la esperanza de su gente, él era Sonic the Hedgehog.

¡Sonic!– escuchó – Sonic ¿Estás aquí?

Se levantó del techo y vio hacia el cielo una última vez casi a manera de despedida, para descender por uno de los agujeros que tenía éste y en la planta baja encontrar a su gran amigo y mecánico del lugar. Tails, quien vestía sobre su cabeza unos goggles de color amarillo, los cuales combinaban con unos sucios pantalones cafés, playera blanca y unos guantes color tierra le recordaba; lo esperaba impaciente.

–Hey Tails, ¿Qué pasa?– saludó.

–Ya llegó Shadow, viene con Cream– indicó apresurado.

–Ya era hora, me estoy muriendo del hambre– dijo para encaminarse a la salida.

–No lo entiendo Sonic– habló Tails para seguirlo fuera de aquella casa –¿Por qué mandaste a Shadow a recolectar la comida? ¿Por qué no fue uno de los recolectores como siempre?

–Bueno, creo a nuestro irritable amigo le hace falta hacer algo que no sea vencer a los cazadores de Eggman ¿No te parece?

–Supongo que sí... ¿Y por qué Cream fue con él?

–Necesitaba a alguien que lo ayudará en caso de que algo pasara y Cream se ofreció.

–Pero es sólo una niña...– dijo Tails consternado.

–Lo sé...– respondió cambiando aquella expresión juguetona por una seria –La única que quedó...– respondió con una mirada perdida, sumergiéndose de nuevo en sus recuerdos.

Tails notó de nuevo aquella expresión de culpabilidad en el rostro de su amigo, esa mirada de tristeza y seria que ahora era más común de lo que a él le gustaría; él ya no era la mitad del erizo que él alguna vez conoció. Sonic había cambiado tanto en los últimos años después de la guerra, después del día negro. –Hey Sonic, ¿No tenías hambre?– le recordó Tails para sacar al erizo azul de sus pensamientos. Sonic pareció regresar en sí mismo y así esbozar una sonrisa asintiendo con la cabeza.

The Darkness DreamTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon