Capítulo 4

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Estuve un rato pensado en que deseos me gustaría cumplir, me refiero, tengo demasiados, sólo soy una niña.

Al paso del tiempo escogí a los más importantes, porque sí, todos son sueños, pero si uno de estos llega a cumplirse literalmente podría morir en paz.

Hice mis dibujos y los coloreé, al terminar llamé la atención de una de las enfermeras.

— disculpa...

— ¿necesitas algo, muñeca? — cuestionó acercándose a la cama.

— ¿Podrías estregarle esto a la Srta. Miranda? — le pedí entregándole el dibujo.

— ya mismo se lo doy — accedió tomándolo y saliendo de la habitación.

Después de que se fue no pude evitar sonreír para luego subir la mirada al póster.

— No puedo esperar a conocerlos... — susurré para mi misma.

Después de eso comencé a sentirme cansada, así que decidí dormir.

Días después...

Hoy ha sido un día normal, si es que se puede llamar de esa manera. Desperté gracias al ruido de las enfermeras en mi habitación; el doctor llegó para hacerme un chequeo, desayuné la típica horrible comida de un hospital y luego tomé cada uno de los medicamentos que me ayudan con las defensas.

Decidí ir un rato a la sala donde hay más niños para jugar y distraerme un rato.

— Hola, Kim — saludó una de mis amigas, Yesi.

— Hey, Kim — se acercó Amanda con una sonrisa.

Las conocí un día de quimioterapia, ellas estaban igualmente esperando la suya.

Amanda es Ecuatoriana, pero así como yo, vino buscando más oportunidades para poder curarse.

Y Yésica es venezolana, ella tiene leucemia, más avanzada que nosotras dos, pero eso no la detiene a ser feliz.

— Hola ¿Qué hacen? — cuestioné observándolas.

— Estábamos recordando como sufrieron nuestras hermanas mayores con la separación de One Direction... — respondió Amanda girando los ojos.

— Realmente patético — bufó Yésica.

— y ridículo — añadió la otra.

— Chicas, a nosotras nos dolería demasiado la separación de CNCO — regañé mirándolas a ambas, y sí, también son parte del fandom.

— tienes razón... — afirmó la venezolana con la mirada al suelo.

Iba a decir algo pero en eso alguien tocó mi hombro.

— Kim, alguien te espera en la habitación — avisó una de las enfermeras.

— oh, está bien. Adiós, chicas — dije comenzando a caminar hacia el ascensor.

— Adiós — se despidieron al unísono.

Subí al ascensor y la enfermera marco el número de mi piso, no les interesa pero mi piso es el número seis. Al paso de unos segundos ya nos encontrábamos en la puerta de la habitación y al entrar me percaté de la presencia de Miranda.

— Hola, Miranda — saludé mientras subía a la cama con cuidado de no arrancarme el suero, bueno, no sé qué es eso.

— Hola, pequeña — saludó amablemente acercándose a mí — tengo una buena noticia.

— ¿Cuál es? — cuestioné curiosa.

— no, nada importante, solo que... ¡conocerás a CNCO! — contó emocionada.

— ¡¿Es enserio?!

— ¡Si! pero aún faltan unos meses.

— Eso es lo de menos — dije sin importancia — ¡lo importante es que los voy a conocer! Gracias, Miranda, en serio, gracias... — no pude evitar que un nudo se formara en mi garganta.

—No hay de qué, pequeña — habló con un toqué de satisfacción al ver mi reacción.

Solo pude dedicarle una sonrisa, se siente tan bien volver a tener una razón para seguir.

Mi último sueño cumplido | Christopher Vélez | CANCELADA |Where stories live. Discover now