Capítulo 39.

2.8K 256 75
                                    

Penúltimo capítulo.

-Debiste decirme todo sobre el embarazo de Ivanna.
Me dice Ross, mientras bebe una copa de vino.

No habíamos hablado en estas dos semanas.

Pero por lo que tengo entendido, Ivanna esta viviendo con su madre, Ross aunque le costó no tanto tiempo, dejó de estar enojado con Ivanna, pero no puede evitar el hecho de estar algo fastidiado por todo esto.

Estas dos semanas se han pasado realmente rápido. Me he dedicado a estudiar, y a dejar de preocuparme tanto por Ross, quien también estaba enojado conmigo por no haberselo contado antes.

Ben, por lo contrario, decidió acercarse más a mí. Estamos todo el día juntos en la escuela, me acompaña a casa, hacemos deberes juntos y bueno, creo que puedo decir al fin que estamos en algún momento el me pedirá para estar.

A lo que yo responderé con un sí. Por esa razón, quedé en hablar Con Ross acerca de todo esto, para dejar las cosas ahí. Y tratar de olvidar todo lo que pasó mutuamente.

-Lo sé- susurro- Lo lamento, pero tampoco quería traicionar a Ivanna, si te lo decía, tu probablemente la hubieses gritado y ella nunca me hubiese vuelto a hablar.

Ross asiente mientras suspira.
Su cuerpo se acerca más al mío, se relame los labios y busca mi mirada.

-De todas formas, todo ya está solucionado- murmura- Ivanna volverá a vivir conmigo en un mes.

Asiento nerviosa, giro un poco mi cabeza para poder observarlo, sus preciosos ojos mieles me hipnotizan, su mirada es tranquila, relajada.

Pero sin embargo puedo darme cuenta de que tiene una erección en sus jeans.

Trago saliva, puedo sentir como mi respiración comienza a agitarse.

Una de sus manos se desliza por mi muslo derecho, me tenso de inmediato, haciendo múltiples esfuerzos por no dejarme caer nuevamente.

-¿Qué sucede? Nena, sé que no hemos hablado mucho en estas semanas, pero necesitaba alejarme de todo, no fue fácil para mí asumir que mi hija de a penas 17 ya esta embarazada y que el imbécil que la dejó así no se hará cargo, me costó muchísimo, lamento si me aleje de ti de esa forma, no quiero que pienses que no te quiero porque te juro que no es así, de hecho, te he extrañado muchísimo... Siento que a lo largo de estas dos semanas, yo...

Estampo su labios con los míos mientas me subo a su regazo con una agilidad increíble. Sus labios también besan los míos, miles de sentimientos vuelven a recorrer mi cuerpo después de estas dos largas semanas.

Cada día que pasó, pensé en él, en como estaría, me preguntaba su estaría bien llamarlo o no. Pero por otra parte, quería olvidarme de él, para que todo sea menos duro para mí cuando le dijera que tenemos que tenemos que terminar con todo esto.

Pero todo lo que tenía planeado se fue a la mierda al tocar el timbre de su casa.

Ross es algo que por más lo intente, no puedo dejar, y tampoco quiero alejarme de él, a pesar de que sé que todo esto podría terminar terrible.

Sus manos acarician mi espalda suavemente mientras sus labios recorren mi cuello. Libero un gemido, llevo mis manos hacia su sedoso cabello y comienzo a acariciarlo.

Habíamos estado en el plan de acostarnos por casi 5 meses, y nadie se había enterado de lo nuestro.

¿Por qué se entrarían ahora?
Solo Ross tendría que controlar aquellas miradas cuando estemos cerca de otras personas.

Me muevo sobre su regazo, haciéndolo gruñir. Sus manos me bajan el cierre del pequeño vestido que estoy usando.

-Tengo que ir a clases...
Susurro entre besos.

Y no mentía, no planeaba venir a casa de Ross hasta que él me llamó, diciéndome que por favor viniera y hablará con él.

Salí a la hora del lunch, dejando a Ivanna y a Ben en la cafetería hablando de geometría y de las formas de cortar una pizza con trozos iguales. Usé la excusa de que olvidé mi libro de química en casa y que no me demoraría más de 30 minutos para entrar a la siguiente clase.

-Hagamos esto rápido preciosa.
Sus manos se meten por mi vestido, tiemblo cuando Ross pasa sus dedos traviesos sobre mis braguitas ya algo húmedas.

Muerdo mi labio inferior.
Ross desliza su mano por mis braguitas y toca mi sexo húmedo mientras sus labios besan los míos de una manera deliciosa que no hacía desde hace mucho tiempo.

Uno de sus dedos se pierde en mi interior, para luego, meter otro en mí, haciéndome enloquecer, muevo mis caderas, mientras Ross se encarga de presionar mis nalgas con algo de fuerza.

Un suspiro sale de mí, cierro los ojos, e intento dejarme llevar por las miles de sensaciones que Ross causa en mí.

-Me encantas- susurra, perdido en mi cuello.

-Y tu a mí.
Gimo.

En menos de 05 minutos tuve un orgasmo, mis gritos fueron callados por besos pasionales por parte de Ross.

-¿Puedes venir a casa esta noche?
Me pregunta.

Asiento, me levanto de su regazo, acomodandome la falda mientras lo observo a los ojos con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿No crees que debo de ayudarte con eso?
Le pregunto, mirando hacia su notoria erección en sus pantalones.

Ross me toma por las caderas y me apega hacia él. Gimo.

-Si, pero puedo encargarme solo, tienes que ir a clases.

Sonrió.
Le beso los labios.

-Te extrañé muchísimo.

-Y yo a ti preciosa.

Sus labios vuelven a besarme, de una manera mucho más delicada. Sus manos tocan mi cintura, acariciandola con delicadeza, haciéndome sentir nuevamente protegida y querida.

Le dejo un pequeño beso en los labios, y me separo de él, una luz me hace voltear de inmediato.

Y puedo sentir que el corazón se me sale del pecho y lágrimas no tardan en salir de mis ojos al ver a Ivanna parada en la puerta de la casa.

Mala hierba | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora