La muerte (3/3)

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Nuevamente me encontraba perdido en mis pensamientos cuando la puerta de la habitación se abrió, dejando ver una gran luz blanca.

Instintivamente me levanté y salí, para encontrarme con una pequeña de cabellos blancos, vestida con muchos colores y ojos celestes.

—Soy la última —dijo aplaudiendo—, así que apresurémonos.

Caminamos a paso rápido hasta el mismo elevador y repitió el proceso mucho más veloz que antes.

—Mi nombre es Violeta, te mostraré el cielo. —dijo rápidamente.

—¿Cómo será? —pregunté curioso, como había sido hasta el momento.

—Ya lo verás. —dijo sonriendo.

Salimos del elevador y no era para nada lo que esperaba, eran ambos lugares divididos por un camino completamente negro por la mitad.

—¿Cómo? —pregunté yo.

—Porque aquí están mis hermanos —rió un poco—, sigamos caminando. —pidió.

Caminamos en silencio por la línea que dividía el lugar, sus cabellos iluminaban el camino.

—Puede que el cielo no sea lo que tu esperas —me habló—. Después de los lugares que has visitado no estoy segura de qué te parecerá. —dijo con un tono raro en su voz.

Me sorprendieron sus palabras, ¿Sería diferente también?

—Mi hogar no tiene una historia de superación o descubrimiento, solamente es lo que es en todo momento. —comentó monótona para luego reír sin gracia.

—¿No te gusta? —interrogué con asombro.

—Lo hace —respondió—. Pero piensa en esto: Si siempre tienes lo que quieres, dejas de quererlo; si tienes todo el tiempo lo que es especial, se vuelve común. La vida se basa en tener una meta, lograrla, celebrarla y volver a empezar, de nada te sirve una vida llena de celebración y felicidad si esta no tiene un motivo.

Escuchar eso me hizo reflexionar.

En efecto, el cielo era todo lo que yo quería y lo que me gustaba.

—¿Se ve bien, verdad? —preguntó con poco interés.

—Me encanta. —le respondí.

—Solo recuerda esto: No siempre lo que quieres, es lo que necesitas. Que la ambición no te ciegue. Para nadie es igual. —terminó de hablar y todo se derrumbó.

Demetria y Ángel aparecieron a sus lados.

—Ahora, tendrás una segunda oportunidad de vivir diferente siempre y cuando mantengas presente esta visita —hablaron al unísono—. Disfruta de tu nueva vida. —sonrieron antes de desaparecer.

Cerré mis ojos y las campanas se hicieron presentes.

Es mi momento de mejorar.

Relatos de suspensoWhere stories live. Discover now