15

1.2K 253 126
                                    

—¿Quieres fumar algo?

No esperó respuesta, de su bolso sacó un paquete de cigarrillos y un encendedor, haciendo lo más obvio para él. A la primera calada, el humo entrando en sus pulmones lo hizo tocer de una forma desagradable para el único presente. Caminó lento hasta la ventana y se quedó en ella, aún aspirando el humo.

—¿C-connor? —Preguntó el castaño-rubio con un tono notablemente asustado y lloroso; ¿Por qué? ¿Por qué lo había hecho? Todo había estado tan bien, entonces ¿Por qué lo hacía?— Y-yo... no fumo, Connor...

—Esta bien. —Respondió de forma seca el susodicho, Evan quería llorar, ¿Por qué su amigo estaba fumando?

—C-connor...

—¿Qué?

—Yo te quiero, ¿Si? ¿L-lo sabes? Te quiero mucho, tú lo sabes.

—Evan, no.

—¡¿Por qué te pusiste a fumar de repente?! ¡¿Que mierda t-te pasa por la cabeza?! ¡¿Por qué nunca me dices nada?! ¡Yo también te oculto cosas, pero al menos no te ignoro c-como lo estás haciendo! ¡¿Podrías p-por favor dejarme es-escucharte por una vez?! —Sentía miedo, pero más que eso, también enojo; no entendía de donde salía toda esa ira, pero sabía que descargarla con su amigo no era bueno. Pero, lo hecho, hecho está.

Connor no se giró, no lo miró, intentó no haberlo escuchado. Un sollozo fue lo suficiente obvio a los odios de Hansen.

—¡Tú no lo entiendes! ¡Quiero protegerte!

—¡No me proteges si me ofreces un cigarrillo!

Connor se quedó callado nuevamente, si, había sido bastante estúpido de su parte. Bastante estúpido si me preguntan a mí.
Finalmente, el drogadicto se giró con inseguridad hacia el de ojos azules, dándole a ver las gruesas lágrimas que caían por los bordes de su delgado y pálido rostro, que ahora se estaba poniendo algo rojizo por el llanto. Se limpió las lágrimas con las vendas de sus brazos. Evan quería ayudarlo tanto como lo había ayudado él, pero estaba temeroso.

—Quí-quítalas. —Ordenó, su voz tembló nerviosa— Quítate las vendas.

Murphy se giró nuevamente hacia la ventana.

—¡Q-que te las quites! —Caminó furioso hasta el contrario, ¿Por qué se enojaba tanto?

—Vas a estar más enfurecido si lo hago. —Soltó de forma tranquila Murphy mientras Evan le quitaba las vendas que siempre traía en sus brazos.

—¡No lo estaré! —Terminó de quitarlas... no estaba enojado, se había derrumbado algo dentro de él.— Connor...

—¿Soy yo el monstruo que todos dicen que soy?

Evan no entendió la pregunta, había sonado casi como una afirmación, no estaba seguro; ahora solo quería pensar en una cosa, en las desagradables cortadas en los brazos de su amigo, no comprendía nada.

—No lo eres, no tenías por qué hacerlo. ¿Por qué jamas hablas con nadie? -Tomó con delicadeza los brazos contrarios y los besó de forma torpe, sudoroso.- Pude haberte ayudado...

—Si lo hiciste, disminuyeron. -Sonrió de forma falsa burló, elevó levemente el cigarro aún encendido y lo apagó, aún sonriente, en su brazo menos dañado— ¿Ves? Ya no duele.

—¡Deja de hacerte el imbécil! —Tiró el cigarro de la mano contraria con el ceño fruncido— ¡No sigas haciéndote daño!

—¿Prefieres verme muerto? —Siguió sonriendo falsamente, las lágrimas no dejaban de brotar y caer.

—¡Deja de decir estupideces! ¡Estás asustándome!

—Lo siento.

—¡No sigas mintiendo!

—No lo hago, realmente lo siento. No quería asustarte, no a ti. —Dejó de sonreír, no podía seguir más con eso, no estaba logrando nada.

Pero, ¿Que quería a cambio? ¿Atención? No, si no ya le habría dicho algo a alguien. ¿Que era lo que realmente Connor quería?
Ignorando su alrededor, ignorando todo lo que existía, acarició la mejilla de Evan lo más suave que pudo, parecía que este también lloraría. Connor era un imbécil de corazón, pero no era malo aclaremos, hay veces en que estamos tan opacados que olvidamos lo que hacemos, lo que realmente sucede; nos encerramos tanto a nosotros mismos del exterior que cuando salimos nuevamente a él es como si mil agujas nos estuvieran perforando.

Por fin, después de tanto tiempo, sabía lo que quería. Connor quería ser amado.

Cuando sus labios se unieron todo fue más claro, una ventana se abrió en lo más profundo de él, ya no miraría a través de ella, se asomaría en ella para poder ver a la gente pasar y saludarla, a decir verdad, la gente no le importaba, solo le importaba ver a una persona. Esa persona era Evan.

—Me siento tan mal al recordar que... me estoy enamorando de ti.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
ʙᵉˢᵒˢ ᵈᵉ ⁱⁿᵛⁱᵉʳⁿᵒ // ᵗʳᵉᵉ ᵇʳᵒˢWhere stories live. Discover now