✨1.1. Retorno a clases✨

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Las semanas sin escuela fueron la misma gloria, sin preocupaciones y estando en las casas de mis amigas más que en mi propia casa. Fue simplemente algo maravilloso.

La estructura que se elevaba frente a mis ojos era la misma que me recuerda la tortura de levantarme todos los días temprano y sufrir el aburrimiento de las explicaciones de los profesores. En la entrada se encontraban Melina y Gabriela, charlando amenamente de cosas que le sucedieron estos dos últimos días que no nos vimos. No quería toparme con Melina, en ese momento quería retornar a mi casa o siquiera esconderme en algún sitio, sólo para no tener que cumplir mi reto con Dalan.

Por mucho que me sorprenda, por primera vez no deseaba cumplir este reto. Más que miedo, sentía vergüenza de lo que pueda suceder en el momento que me acerque a Dalan para decirle que sea mi novio. Sin saber porqué, mis pies ya estaban tomando otro rumbo: la cancha de baloncesto. Hoy había un pequeño grupo de chicos entrenando, y entre ellos, logré visualizar a un chico de cabellera morada.

-¡Kyle!

El fortachón dejó de correr sólo para mirarme extrañado y acercarse. Necesitaba hablar con él de este reto y qué debo hacer para que no salga un total fracaso. Hacerlo sería cómo estar entrando a la boca del lobo; un lobo tal malvado como el mismo Dalan.

-¿Sucede algo, Aleya?

Kyle, modelo de ropa reconocida y el prototipo perfecto para las chicas. Es un chico con un pensamiento liberal y parece educado por los mismísimos Reyes de Inglaterra por sus modales y la forma que trata a una mujer. Lo mejor de todo esto, ¡es que no es gay!, lo malo es que somos mejores amigos desde la infancia.

-Tengo un nuevo reto.-hice una mueca de disgusto

-¿No estás emocionada?-negué mirando su nuevo color de cabello-. Eso es nuevo en ti, Aleya, cuéntame que a qué te retaron como para que no desees hacerlo.

Suspiré recordando las palabras de Melina.

-Me retó a ser novia de Dalan.

No escuché nada de su parte, sólo una estruendosa carcajada que me hizo pensar en mis palabras e intentar buscarles la gracia.

-Melina si que se pasó esta vez.

-¿Cómo supiste que fue Melina?-enarque una ceja y lo miré espectante a su respuesta.

-Ella me dijo que te haría un reto con el cuál no quisieras saber de los retos por un tiempo-y de nuevo la risa-, pero no creí que fuera así de pesado.

Al escuchar la confesión de Kyle, fue como sentir que mi cara se estuviera ardiendo de rabia. Si Melina no quería que cumpla más retos, me lo hubiera dicho directo, no provocándome para que cumpla un reto que incluya ser novia del idiota de Dalan.

-Juro que mataré a esa enana.

-Vamos Aleya, míralo de esta forma.-Kyle se acomodó en el césped y me pidió que lo acompañe para que me explique mejor su idea.- Si Dalan y tú se detestan, es obvio que él sabrá que es un juego y no aceptará porque no eres su tipo.

Por un lado, no era mala idea, pero por el otro, me sentí un poco ofendida por sus palabras. No es como que yo sea una Top Model de la escuela, pero tampoco es como si fuera el patito feo que nadie quiere en su vida. Maldito Kyle, lastima mis sentimientos.

-¿Y si por azares del destino Dalan acepta? Él desea fastidiarme la vida, y cumplir ese reto sería cumplir su capricho muy fácilmente.

Kyle quedó pensativo ante mis palabras. Este reto puede tener un cincuenta por ciento de que Dalan me rechace y todo siga igual o cincuenta por ciento de que acepte y me haga la vida un infierno. Sin ser nada ya siento que mi vida es un infierno por su estúpida presencia en la escuela.

-Arriesgate, si no te arriesgas no sabrás si hacer este reto traerá buenas o cosas malas a tu vida, sólo arriesgandote es la única manera de averiguarlo.

Sólo observé a mi amigo. Tenía razón, pero aún conservaba el miedo de que las cosas salgan mal y deba concluir un año aguantando burlas por parte de Dalan y su grupito.

-Lo pensaré.

Fue lo único que pude decir. Nos levantamos del césped y cada uno tomó su debido rumbo, ya que la campana ya había sonado me tocó correr para poder llegar a tiempo a mi clase de literatura.

***
La hora de descanso ya había sonado, y con Melina y Kyle nos sentamos en una de las mesas que encontramos vacías. Como no pude desayunar muy bien, me pedí una ensalada de frutas con yogurt y media luna con dulce de leche.

-¿Ya pensaste cómo declararle tu amor a Dalan?

Melina estaba con una sonrisa burlona en su rostro y yo estaba a un pelo de estamparle mi media luna en la cara, no estoy de humor para aguantarla.

-No debiste hacerle ese reto.-Kyle estaba con cara de pocos amigos mirando a Melina.- Sabes que Dalan no es comprensivo y Aleya tendrá que soportar sus burlas por lo que resta del año.

Adoro a este chico.

-Ella perdió una apuesta y debe cumplir el reto, ¿no es cierto, Aleya?

Me limité a observar la sonrisa burlona que tenía Melina en su cara, y Kyle ya tenía cara de disgusto con todo el tema.

-Lo haré, pero no creas que te libras de esta fácilmente.

Le di el último bocado a mi ensalada de frutas y me levanté a botar todo lo que restaba. Para mi mala suerte, al levantarme no me fije que alguien estaba pasando por detrás mío y chocamos, provocando así que el yogurt que restaba en el envase se derramara en su polera.

-Lo siento mucho, fue mi culpa.

Estaba tratando de limpiar la mancha de yogurt como buena persona, pero toda esa preocupación se esfumó cuando el chico decidió hablar.

-Por supuesto que fue tu culpa, cómo mínimo deberías llevarte mi polera y entregarmela lavada, ¿no crees?

Y ahí estaba el ser que más detesto en todo este mundo, parado frente a mí a tan sólo centímetros. Dalan Quaine. Siempre mantenía una sonrisa de superioridad, como si fuera alguien importante, pero no lo es, sólo es molesto y desagradable.

-Yo creo que eres lo suficientemente capaz de poder lavar una pequeña mancha de yogurt, ¿o es que para eso también eres un inútil?- este chico saca mi mal humor con sólo escucharlo.

Ninguno de los dos se dejaba intimidar, nos manteniamos en la posición que estábamos sin importar lo que los demás piensen. Para mi mala suerte, cada encuentro que tenemos Dalan y yo siempre logra llamar la atención de todos los espectadores chismosos que se encuentran en la cafetería, y posiblemente en toda la escuela.

-Entre nosotros la inútil eres tú, por que con sólo caminar ya le tiras encima tus sobras a alguien.

Voy a matarlo, voy a matarlo.

-Lo bueno de todo es que aquí tu no eres nadie, así que no hay problema de que te haya caído un poco de yogurt en tu polera barata.-sonreí con sorna, sabía que su ropa y su celular lo eran todo para él.

-¡Esta polera vale más que tu casa!

-¡Déjame decirte que eso a nadie le interesa!

-¡Tú no le interesas a nadie, por eso siempre todos te cambian cuando se dan cuenta que no vales nada!

Sin pensarlo, mi mano ya se había estampado en su mejilla. Eso fue duro, y fue peor al ver la cantidad de gente que tenía puesto sus ojos en nosotros. Me miraban con lástima y lo detestaba. Dalan se había quedado mudo después de decir aquello sobre mí, y era mejor que se mantenga así por que si decía algo más lo iba a moler a golpes.

No lo pensé dos veces y tomé mi mochila para salir corriendo de la escuela, aún faltaban dos clases después del receso, pero trataré de que Melina tomé todos los apuntes que pueda. Sólo quería llegar a casa y encerrarme en mi cuarto.

Nadie me siguió.

Nadie impidió que me vaya.

Y siempre las cosas fueron así, a nadie le importo en lo absoluto.

Es el peor retorno a clases de la vida.




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⏰ Última actualización: Dec 18, 2019 ⏰

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