Noche 37: "El arte del taconeo"

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Había cajas por todo el pasillo.

En cada una rezaba el nombre de un diseñador de zapatos.

Anduve entre ello, y me fui probando un par de botas de cuero tras otro y estudiando su rostro para ver cuáles le complacían más.

Cuando subí la cremallera de unas que terminaban justo bajo mis desnudos glúteos,
con unos tacones que me hacían más alta que él, dijo:

MinHo: ¡Éstos!

Me volví para que disfrutara de mi trasero alzándose sobre aquel par de botas.

Tn: Túmbate boca abajo- ordené.

Rodó obediente.

Yo estaba de pie junto a la cama, apoyada en el borde de la mesilla de noche para mantener el equilibrio y coloqué un talón sobre su trasero.

Tn: ¿Es así como le gustan a mi siervo los masajes?- pregunté.

Él no contestó, sólo colocó una pequeña almohada bajo sus caderas para facilitarme el acceso.

Reposé el talón sobre su espalda.

Tn: Mirame ahora- susurré y él se volvió para ver cómo yo jugaba con mi propio dedo.

Unté un tacón con mis fluidos y se lo acerqué a la boca.

Tn: Límpialo.

Puso el tacón entre sus labios y lo lamió.

Luego, me besó el tobillo y la rodilla, fue subiendo lentamente hacia el tesoro que se escondía en la unión de mis muslos enfundados en cuero.

°El Kamasutra de Choi Minho°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora