"El silencio de la vida"

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 "El silencio de la vida" (Gonzalo Maldonado)

Caen mis lágrimas sobre tu cuerpo muerto, se derrumban mis nuevos sueños junto con tu alma, mis ganas de seguir adelante se desvanecen. Una parte de mí había desaparecido, una simple estela de ti quedó en mi interior, no podía seguir en el juego sin siquiera haber podido oírte reír.

Me había idealizado una vida contigo, una vida junto a ti. Poder cuidarte y amarte incondicionalmente como solo yo podría hacerlo.

Había soñado el momento en que me abrazabas y detenías mi mundo en un segundo, todo lo necesario para mí se encontraba en ese abrazo, era mi infinito, era mi vida.

Crecerías sano y feliz, madurarías con lentitud, disfrutarías cada momento de tu vida...

¿Por qué debiste abandonar tus partidos de futbol antes del comienzo de temporada?

¿Por qué tus amigos ya no podrán venir a visitarte a casa?

¿Por qué no estarás enfermo para que yo pueda mimarte?

¿Por qué no vas a estar ahí, para leer unas últimas palabras en mi funeral? ¿Por qué?...

Pude verte por un instante, pero no pude escucharte llorar. Pude ver la mirada vacía en los ojos del doctor, pero no quise escuchar lo que decía. Pude ver tu brazo caer por el costado de la camilla, pero no me permitieron sostener tus pequeñas manos.

Sencillamente no pude salvarte.

Quebrantada quedó mi alma al despedirme de ti sin siquiera poder haberte dado la bienvenida. Una estrepitosa lágrima caía por mi mejilla derecha transformándose en un llanto inimaginable. La habitación se vuelve oscura y la única luz se va apagando, esa luz que estaba sobre la camilla, esa luz que provenía de mí. No tuve la energía suficiente para mantenerte encendido, y por lo tanto no pudiste hacer más que apagarte.

Colocan tu pequeño cuerpo sobre mi pecho y miro tu rostro, eres hermoso y eres mío, eres fruto de mí y de tu padre, la perfección había nacido y había muerto en el mismo momento. Hago a un lado la manta que te arropaba y toco tu congelada pero suave piel, asimilo que no me sientes y sufro, pero más por ti que por mí, no pude darte nada valioso.

Tomo tu mano y la entrelazo con la mía, te coloco completamente sobre mi corazón y comienzo a cantar.

A tararear esa canción de cuna que jamás podrás escuchar, hijo mío. Fin


El silencio de la vidaWhere stories live. Discover now