Capitulo 2: Primer día

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Bueno, aquella mañana me levanté demasiado cansada, anoche casi no había podido dormir por agotada que estuviese y hoy estaba más agotada aún.

Llegué tan tarde que ni le pregunte a mi compañero de avión su número de teléfono ni vi mi nueva casa.

¡Dios, tenía casa propia!

Me levanté y fui a hechar un vistazo.

El cuarto de estar ya lo había visto, puesto que esa noche había dormido en el pequeño sillón azul con rombos que, para mi gusto, era horrible. No tenía televisión  ni equipo de música pero si tenía un estante con libros viejos en los que entre otros,  había algunos de poesía y otros cientificos, todos ellos llenos de polvo. También había una gran ventana por la que entraban los primeros rayos de sol del día.

Salí del cuarto de estar, que como puerta tenia un gran arco y vi unas escaleras de frente, la puerta de la calle a la derecha y a la izquierda un comedor con cocina. Antes de subir al piso de arriba decidí girar a la izquierda,  donde me encontré otra puerta escondida por las escaleras.

Entré en esta habitación.

Tenía una gran ventana a la izquierda y a la derecha un silloncito antiguo con reposa pies y una lampara al lado; justo en el medio de la habitación estaba la cama , bueno , más bien estaba el colchón,  y a la derecha un vestidor con puertas blancas correderas . Me quedé maravillada cuando vi el gran baño que había en la habitación,  con una bañera , un gran lavabo y un inodoro.

Toda la casa , incluyendo las habitaciones,  estaba pintada de blanco,  excepto los baños que eran todos con azulejos, y por muy bonita que fuera la habitación en blanco, necesitaba ese toque  para poder decir : esta es mi habitación .

Salí de la habitación  y entré en el salón-cocina. Era enorme. Lo primero que vi fueron unas puertas correderas de cristal que daban al patio; a la derecha de estas había una gran mesa negra con un pequeño cristal cuadrado en el medio y seis sillas del mismo color, todo madera. También estaba la cocina a la izquierda, y a la derecha  había dos sillones de piel  y una chimenea en una esquina.

La cocina estaba comunicada con la mesa por una gran península que llegaba casi a la  puerta de la habitación, toda de granito negro con los muebles blancos. 

Respecto a los sofás de piel y a la chimenea... digamos que los sofás estaban ya desgastados y la chimenea un tanto antigua. 

Por lo poco que había visto de la casa, estaba hecha un desastre.

Salí al patio y estaba lleno de hierbajos,  pero también había una gran barbacoa de ladrillo que resultaba muy atractiva y complementaba perfectamente la estética de la casa.

Subí las escaleras y pude comprobar que no era tan grande como en las fotos que había visto en internet. Era un pasillo un poco estrecho que tenía dos habitaciones (blancas) de invitados con dos grandes ventanas, un baño de azulejos verdes con una ducha, dos lavabos y el inodoro , y un estudio, donde había una ventana normal y corriente, blanca, con unas cortinas grises. Esta ventana estaba encima de un escritorio bastante largo.

Bajé al cuarto de estar otra vez y caí desplomada en el sillón. Había tantas cosas por hacer, por poner a mi gusto... era demasiado trabajo para mi sola. Entonces pensé que aquel chico del avión no estaba nada mal, también tenía que hacer amigos allí y él era el que más cerca tenía así que...

Coloqué toda mi ropa en el vestidor, hice la cama con las sabanas de conejitos que había traido de España y salí a buscar a aquel chico misterioso del avión.

No tuve que dar más que diez pasos para llegar a su casa. Subí las escaleras y llamé al timbre. Él me abrió en pantalones vaqueros, sin camiseta y despeinado.

-¡Hola!-Dije sin darme cuenta del cuerpo tan esculpido que tenía ese conocido tan desconocido.-Ayer no me presenté, me llamo Valeria, Valeria Martínez.¿Y tú?-

-Eh.. Buenos días-sonrió- Yo me llamo Lucas, Lucas Silva. Encantado de conocerla señorita, no sabía que esos ojos negros azabache y ese cabello castaño perfectamente rizado iban a esconder un nombre tan bonito como ese-Terminó guiñando un ojo.

-¿Qué pasa?¿No me vas a invitar a pasar?Vengo a pedirte un favor-Contesté completamente sonriente.

-Si adelante-He hizo una reverencia.

Me senté en un sillón negro que tenía en la sala de estar. Su casa era como la mia solo que él ya le había dado ese toque para hacerla más acogedora.

-Bueno, vengo a ver si me puedes ayudar a darle un toque mas acogedor a mi casa, quiero pintarla, comprar muebles, cortinas e incluso creo que en un futuro cambiaré esa horrorosa moqueta que hay por toda la casa excepto en la cocina y los baños-

-Um... dejame pensar...-dudó durante unos momentos, me miró serio y dijo-Vale, te ayudaré, pero a  cambio tendrás que regalarme una cena, esta noche, pasaré a recogerte a las siete.

Yo acepté y me fui a casa. He de admitir que estaba nerviosa, tan nerviosa que solo comí unas barritas energéticas que había reservado por si en el viaje me entraba hambre. Cuando terminé me eché una siesta y me levanté a las cinco. Cogí mi albornoz rosa, lo llevé al baño, puse al máximo el volumen de mi teléfono, y me comencé a duchar. cuando terminé me sequé el pelo, me puse un vestido negro y blanco y me maquillé.

Él vino a por mi con una camisa blanca, unos vaqueros y unos zapatos negros. Creo que se quedó impresionado porque me miró con esos preciosos ojos fijamente durante un buen rato.

Esa noche me llevó a un italiano y  bebimos, me lo pasé genial con él, me dio su numero y quedamos por la mañana.

Destino WashingtonWhere stories live. Discover now