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El sonido mi móvil me despertó. El maldito sonido de mi móvil me despertó.

-La gente ya no tiene respeto ni por la hora de la siesta, joder.- pensé.

Había salido a la una y media de la tarde de la facultad de Geografía e Historia de presentar mi Tesis Doctoral y cuando llegué al piso de mi primo Álex me fui directamente a la cama. Había estado durante mucho tiempo amargada preparándome la tesis y eso se notó en mi forma de ser. Ni siquiera se como mis amigos seguían siendo mis amigos después de lo insoportable que he estado estos últimos meses. Estaba muy irritable y me enfadaba por nimiedades. Pero ya terminó. Y con resultados mejor de lo esperados. Siempre he sido una persona que no ha dado importancia al trabajo que hago, o a mis cualidades. Pensaba que la presentación de mi tesis había salido bien, como para salir del paso y doctorarme de una vez, pero el tribunal decidió aprobar mi tesis con "máximas alabanzas". Vaya, ser Doctor Summa Cum Laude es algo que ni se me había pasado por la cabeza. El solo hecho de pasar de ser Señorita a Doctora era algo que me impresionaba un poco, la verdad.

Me incorporé en la cama y miré el móvil. Eran las 8 de la tarde. La siesta se me había ido de las manos. Y para colmo tenía cientos de Whatsapp y 5 llamadas perdidas. Tres de mi madre y dos de Alex.

-¡Mamá! ¡Hola! Perdona, anoche me acosté súper tarde y no dormí nada por los nervios ... Pues, agárrate por que, ¡soy Summa Cum Laude! ... ¡Sí! ... Ya, tía, yo tampoco me lo creo ... Buf, que si me acuerdo de lo mala estudiante que era en el instituto ... Ya ves, quien me lo iba a decir ... Si, Alex me iba a invitar a comer, pero llegué a casa demasiado cansada, tenía la cabeza como un bombo y me acosté ... Si, ya lo celebraremos mañana, me dijo que me iba a llevar a un vegetariano ... Pues esta noche no lo sé, creo que este se ha ido de cañas con sus amigos, yo no sé lo que haré, por que me acabo de despertar de una de esas siestas en las que cuando te despiertas no sabes ni que año es ... Bueno, ya veré ... Bueno, Mami, te dejo, me voy a duchar y a espabilarme un poco ... Si ... Un besito ... Yo también te quiero ... ¡Gracias! Te quiero ... Chao ... Adios.

Da igual la edad que tengamos, las madres siempre van a estar encima con sus llamadas, sus Whatsapp inconexos y sus deliciosos tuppers de lentejas.

Contesté a los Whatsapp que tenía. La mayoría eran de mi grupo de amigos preguntando cientos de veces como me había ido la presentación de la tesis. Les hice un breve resumen y me fuí a la ducha.

Al volver a mi cuarto tenía otra llamada perdida y un Whatsapp de mi primo Alex.

*Deja de dormir, cara de tonta. Estoy en el bar de abajo de la calle con mis amigos. Vente a tomar una cerveza y que te de el aire, empollona*

La verdad es que tenía razón, necesitaba salir y relajarme un poco y la verdad que tomarme unas cañas con mi primo me vendría de fabula, aunque no quería salir hasta muy tarde. Aunque me hubiera echado la siesta del siglo, me sentía reventada.

Me peiné y me maquillé en plan express. Bueno, mi maquillaje era siempre express: máscara de pestañas, un poco de contouring y labios pintados. Casi siempre de rojo sangre, que es el color que escogí en ese momento. Me puse mis vaqueros, mi camiseta blanca y mi blazer negro y salí a la calle. Qué bien se sentía la libertad. Además tenía un mes antes de comenzar a trabajar como docente en la universidad. No era el trabajo de mis sueños pero mejor eso que nada. Estos tiempos no están como para rechazar trabajos bien pagados. Y lo bueno es que mi querido primito me había acogido en su casa hasta que encontrara piso, lo que me hacía mi comienzo en Madrid un poco menos difícil.

Bajé la calle y giré la esquina. Allí estaba, sentado en la terraza, mi querido primito, entre un grupo de chicos que imaginé que eran sus amigos que también hacían vídeos para Youtube. Me hablaba bastante de ellos cuando hablábamos por Whatsapp y se notaba que los quería y apreciaba bastante.

Adolesveinte  (Rubius y tú)Where stories live. Discover now