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Y de nuevo, tenía que rescatar a su hermano, del mismo enemigo que más detestaba.
Luigi no lograba entender porque el rey Boo tenía la manía de secuestrar a Mario.

Iba caminando por la mansión tan tranquilo, y entro a una habitación, una biblioteca un poco chica.
Empezó a explorar un poco con la poltergust en mano, nunca se sabia cuando iba a aparecer cualquier fantasma o Boo que quisiera atacarlo.

A Luigi le parecía raro que no saliera nadie a atacarlo, en cierta parte le tranquilizaba. El menor de los hermanos agarraba libros y les daba unas ojeadas, tal vez algo de ayuda no seria mala.

Pero de repente, tomo un libro, muy curioso en particular; en la portada todo ya hacia decorado con oro en cada esquina, lo de más que conformaban las caras era hecho de terciopelo, al de gorra verde le sorprendía que un libro así estuviera tan cuidado a comparación de otros.

Empezó a ojear cada página, hasta que llegó a una parte que le llamó su atención.

"Diario de King Boo."

Luigi evito pegar un grito, no quería alarmar a algo o alguien. Tenía en sus manos una de las cosas más preciadas de su enemigo. No quería ser descortés o algo por el estilo, pero quería seguir leyendo, quería ver si tenía una debilidad o algún secreto importante, así que siguió leyendo.

A cada hoja que leía más le hacían perder su esperanza, pues cada hoja trataba del día del ente y como se admiraba así mismo.

"Vaya egocéntrico." —Pensó.

Sin embargo, llegó a una parte que llamo su completa atención, una hoja con un titulo demasiado llamativo escrito con tinta roja y decorado alrededor con pequeños corazones y al mismo tiempo calaveras.

"Cosas que odio de Luigi."

El mencionado sólo se dedico a hacer una mueca, no entendía a que se refería.
Dio vuelta a la página y empezó a leer.
Leía con detalle todo lo que el monarca se había puesto a escribir sobre él, esto hizo que se sonrojara en algunas partes, era raro el simple hecho de que su enemigo le dedicara cosas tan dulces pero raras a la vez.

Cerró el diario y lo dejo junto a una mesa que estaba a su lado, tomó un libro que tuviera la mayoría de sus hojas en blanco junto con una pluma que tenía a la mano y se dedico a escribir.

Al final, arrancó la hoja y la puso entré el diario, para volver a ponerlo de donde lo había agarrado y salir de ahí. El problema fue que lo puso mal, haciendo que cayera al suelo, segundos después apareció un Boo para vigilar el cuarto. Pero vio el diario caído, lo tomo y lo observo por un momento, pocos segundos después reconoció que era de su rey. Así que, fue hasta donde él se encontraba para entregárselo.

—Su majestad, —Hablo atrayendo la atención de este —al parecer esto es suyo —Le enseño el diario.

Este se acerco un poco impresionado para después tomarlo —Eh, gracias. —Respondió —Retirate.

El otro solo hizo caso omiso y salió de la habitación. El monarca dejo salir un pesado suspiro, sólo esperaba que no lo hubiera leído.

Lo abrió para verificar que todas las hojas estuvieran limpias y sin dobleces o algo por el estilo. Sin embargo, justamente donde empezaba todo lo que escribió sobre el fontanero de verde vio la misma hoja que este le había escrito.

Con asombro, la tomo viéndolo detenidamente para después empezar a leerla.

Querido... Rey Boo.

¿Sabes? Es raro ya de por si que secuestres a mi hermano sin razón alguna, bueno, eso pensaba anteriormente.
Es raro que al parecer tengas cierta... Amor - Odio atracción por mi.
Y en cierta parte, te lo agradezco, me hiciste ver varios defectos que tengo, y varias habilidades que tengo.
Por cierto, realmente nunca creí que le llegaras a tener grandes celos a Daisy.
¿Tengo buen físico? Nunca nadie había dicho eso de mi, al parecer eres el primero que lo nota. Y es raro saber porque lo sabes...
Y no pensé que tuviera una linda sonrisa.
¿Ser tu ayudante? No lo sé, aunque él número dos con estilo me agrada(?)
¿Doble personalidad? Perdón por eso, a veces hago cosas horribles cuando me pasa eso.
También lamento si "nunca te presto atención" o cosas por el estilo, pero siento que si me acerco a ti me harías algo. Pero quiero decir que realmente eres alguien «cuando no tratas de matarme» muy tierno y simpático.
Y lamento hacer la misma rutina pero tendré que derrotarte para salvar a mi hermano, salvo que lleguemos a un acuerdo.

En pocas palabras, gracias por odiarme.

Atte:
—Luigi.

El fantasma no sabia que decir, era algo realmente inesperado. Al leer todo eso sentía algo ¿emocionado? ¿feliz? ¿furioso? ¿avergonzado? Era un remolino de emociones. No sabia que exactamente estaba sintiendo en ese momento.
Pero tenía algo por seguro, lo seguiría odiando. Con amor.

Diez cosas que ODIO de ti |KBL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora