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Carta 10 | Hocicos

Para mi querido hocicos

¿Recuerdas cuando te llamé así? Fue la primera vez que te conocí. Aquella vez en verdad pensé que se trataba de  una criatura del bosque prohibido. Te encontré herido y prácticamente al borde de la desnutrición. Al verme    gruñiste mostrándome tus filosos  colmillos pero antes de poder dar un paso hacia mí, caiste inconsciente en los terrenos de Hogwarts. No dudé en curarte, parecías haber sufrido mucho. Por ello te oculté, por semanas te llevé alimento, hierbas medicinales, poco a poco me permitiste acercarme, hasta que un día gané tu confianza. Quizás fue porque me abrí a ti, al parecer teníamos mucho en común, ambos éramos provenientes de una familia con devoción por la pureza de la sangre. Sin embargo, ninguno compartía aquellas creencias de la supremacía de la sangre. Si bien pertenezco a la casa de Slytherin, poco a poco fui desterrando de mi aquellos prejuicios, me gustaría decir que al igual que tú lo hice por la razón correcta, la injusticia contra aquellos brujos y brujaa mestizos o impuros. Sin embargo, no fue así. Desde mi llegada a Hogwarts mantuve esa mentalidad de la supremacía de la sangre, creyendo inferior a mi a aquellos que no eran sangre pura o al menos fueran descendientes directos de algún brujo o bruja.

Te decepciona?

Fui educada de esa manera, en su momento nunca lo reproché. Sin embargo, fue durante mi segundo año en Hogwarts que esto cambió. El presenciar el drástico cambio de mi hermano Althares me marcó al punto de cuestionarme aquella ideología, poco a poco el afecto que sentía hacía él fue transformándose en temor, no quería convertirme en alguien como él, por ello abandoné aquella manera de pensar tan arcaica, eso sin duda me trajo problemas, en especial con  Althares. Me sentía presa, ahogada,  juzgada en mi propio hogar y por mi propia familia, pero tu sabes de eso, no?

Fue así que nos acercamos.

Y te llamé Hocicos.

PD: Eras tan huraño que en un principio quería llamarte ira o cólera