Entiende que te olvidé -Segunda parte de entiende que te quiero-

La nueva profe

Al día siguiente me desperté por culpa de los gritos de Joy.

-¡Vamos a llegar tarde al colegio, despierta de una vez MARMOTA!

Abrí los ojos con lentitud y los volví a cerrar.

-Solo cinco minutitos más...

-Tienes diez minutos para levantarte, vestirte, desayunar, y llegar al colegio.

Al final me levanté y me vestí. No me dio tiempo a desayunar, así que me cogí unas galletas para comer por el camino.

Cuando llegamos a clase, vimos que, aún con las prisas que no habíamos dado,  habíamos llegado unos minutos tarde.

-Mangle -me dijo Joy- Te voy a matar. Ahora nos castigarán por llegar tarde.

Negué con la cabeza confiada y abrí la puerta.

-Verá profesor, llegamos tarde debido a que mi... mi unicornio... Esto el coche de mi madre se estropeó y...

-No importa, cielo. Venga. sentaros.

Abrí la boca tanto que creo que se me tuvieron que romper algunos huesos. En frente mio había una chica de no más de veinticinco años. Era pelirroja y tenía los ojos grises, y llevaba unas gruesas gafas de pasta negra. Me sonrió con cariño y dijo.

-Tu debes de ser Mangle -asentí con la cabeza- he oído hablar mucho de ti. Yo soy Bianca, vuestra nueva profesora.

-¿Y el profesor gordo? -Gritó una voz desde atrás.

-¿Te refieres a ese viejo barrigón desagradable, vuestro antiguo profesor?

Toda la clase estalló en carcajadas, y yo también lo hice. Me encantaba esa nueva profesora.

-Veo que os referís a ese mismo... Pues se ha jubilado, y yo he decidido tomar su puesto. Bueno, dejémonos de cháchara y vamos a trabajar.

Así pasamos toda la clase con esa agradable profe, Bianca. Las horas pasaron totalmente volando, y no me di ni cuenta de que ya había acabado la clase. Arrastré a Foxy conmigo hasta la mesa de Bianca.

-Em... -le dije- Es que el antiguo profesor nos había puesto un castigo todas las tardes, y se supone que deberíamos...

-¿Castigos? -dijo Bianca- Eso en mi clase no existe. Venga, iros a jugar por ahí.