Un café, un buen libro, y un gato Cheshire

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El día pasó con el bullicio universitario clásico y los segundos con lentitud de horas.

A pesar de que todo el día había escuchado hablar del bendito profesor nuevo, de Literatura Clásica, aquel día no tenía esa clase, así que se perdió del supuesto privilegio de conocerlo.

Arrastrando los pies y mirando hacia el cielo, escuchó un gruñido suave y tortuoso.

Luke, en su eterno aletargo, miró a ambos lados, intentando localizar sin mucho éxito de donde venía, sino hasta que lo escuchó de nuevo, y llegó acompañado de un ligero espasmo en el estomago. Era hambre.

Con la pesada mochila cargada de libros a su espalda, se encamino sin darle mucha importancia a la cafetería que se encontraba saliendo de la universidad, y a la que solía ir cada que le faltaban ganas de ir a casa… siempre.

El local era pequeño pero cómodo, con unas enormes ventanas que daban a la calle, y que daban la perfecta oportunidad de pasar los minutos intentando adivinar la vida de cada persona que pasaba.

El piso era como de restaurante de los años sesentas, en mosaico de ajedrez negro y blanco. De las paredes colgaban posters de viejas bandas de rock, frases de libros o gente famosa, fotos antiguas y largas y largas repisas llenas de libros de todo tipo.

El local se llamaba “Read & Drink” , y era como el paraíso para nuestro querido y joven Luke.

Abrió la puertecilla de cristal, haciendo sonar la campanita de la entrada. En cuanto puso un pie adentro, su estomago rugió con más fuerza, al tiempo que su nariz se drogaba con el delicioso olor a café y donas.

Se le hizo agua a la boca.

Sonriendo, saludo con la mano a la mesera que siempre estaba de turno cuando él iba al local. Ella, de pelo rojizo, baja estatura, complexión algo regordeta, ojos color avellana, preciosos hoyuelos y encantadora sonrisa, se acerco de inmediato al muchacho, haciendo que sus sandalias golpetearan el piso. A Luke se le cruzó la idea de una probable caída.

-Hola, Beatriz, ¿Cómo estas? – De fondo sonaba una vieja canción de los Beatles, “Yesterday”.

La muchacha mostro su bella y blanca sonrisa, señalando un sillón color verde aceituna que estaba al lado de la repisa y de la ventana más grande del local.

-Como siempre, señor, ya tengo tu lugar apartado y tu expreso listo.

-Eres un encanto.

-Lo sé.

Ella se alejó chancleando a la barra de pedidos, en donde ya tenía lista una charola con el café de Luke.

-¿Te molesto con una dona de coco? – Preguntó Luke, dirigiéndose a su lugar de siempre.

-Con gusto.

Luke dejó caer la mochila en el suelo, mientras se arrellenaba perfectamente en el sillón que parecía estar hecho específicamente para que Luke pudiera sentarse sobre sus piernas cruzadas.

Al estar ya bien cómodo, sacó de una bolsita externa de su mochila una copia de “Nunca me abandones” de Kazuo Ishiguro.

Sus ojos de inmediato comenzaron a devorar las palabras, sin ser ya consciente de el tiempo o del espacio, ni siquiera de su propia existencia. En cuanto su sistema nervioso conectaba con un nuevo libro, su consciencia pasaba a pertenecerle al mismo, nada más existía; su vida ya no era su vida. Su vida era el libro.

Beatriz, que ya lo conocía, se acercó sin decir una palabra a la mesa, dejando con cuidado la charola con la dona y el café, y luego se alejo meneando sus pronunciadas caderas.

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⏰ Last updated: Apr 27, 2014 ⏰

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"Algún día contaremos nuestra historia" (gay)Where stories live. Discover now