Capítulo 4.

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Capítulo 4.

»Fall.

[____]

Ya había pasado exactamente tres meses de ese maravillosos día y desde que volví con Abraham, y como buena novia, iba a llevarle un regalito para celebrar este día. Seguro él también tenía algo preparado para hoy. No era de esas personas que se olvidaban de esto.

Me levanté, me duché, me vestí con un vestido casual, negro con flores de colores y unos zapatos, sin taco, negros. Dejé mi cabello suelto y me lo alisé. Luego me puse un cintillo en este. Bajé a tomar desayuno, y cuando terminé, tomé el regalo y partí a casa de mi novio.

Cuando estaba afuera, antes de tocar, me arreglé un poco más y luego toqué la puerta. Nadie abrió. Toqué de nuevo. Nada. Toqué otra vez y ahí recién escuché a Abraham que decía "ya voy", y al escucharlo, sólo sonreí. Tardó unos 3 minutos más en abrir.

-Oh, ____ -dijo algo sorprendido-. ¿Qué haces acá?
-¿Qué? ¿Acaso no te agrada mi sorpresa? -dije sonriendo.
-Oh, no es eso, no -dijo algo incómodo-. Es sólo que no te esperaba. Mi casa está algo desordenada... Mmh...
-Como si nunca la hubiera visto así... Abraham, llevamos más de un año de altos y bajos. He visto todo lo que tendría que ver... O casi todo -reí bajito, al tiempo en que me sonrojaba.
-Mmh... tienes razón.
-Entonces... ¿me harás pasar o estaremos aquí toda la tarde? -dije con gracia.
-Oh, mmh... ¿qué te parece si me arreglo un poco y salimos a dar una vuelta?
-¿Me harás esperarte aquí afuera?
-¿Te molesta? -dijo rascándose la nuca.
-Oh, no, sabes que no, me encanta estar esperando a mi novio en su patio mientras se arregla, es tan lindo. Ni que fuera más cómodo esperarlo en un sillón sentada, no, cómo crees. De todos modos, ni tardé tanto en llegar aquí y no estoy tan cansada -dije notablemente sarcástica.
-Oye, está bien, lo siento -dijo pesado.
-¿Qué te sucede? Estás extraño.
-Nada, sólo no te esperaba, ya lo sabes. Creí que nos veríamos hasta la próxima semana.
-Mmh... veo que no sabes qué día es hoy -dije apenada.
-Es viernes, ¿por?
-Ugh, eres un bobo -dije ahora molesta-. Hoy es nuestro cumple mes, duh. Por lo que veo no tendrás nada preparado, pero yo... uhmm... te traje un regalo, toma -dije sacándolo de mi cartera y entregándoselo.
-Uhm... gracias. Yo... lo siento, no lo recordé -dijo haciendo una mueca-. Discúlpame, amor.
-Tendrás que arreglártelas con una muy grande para que te perdone por esto -dije y luego sonreí-. Está bien, es sólo una broma. Creo que las chicas somos más detallistas en estos aspectos, aunque me hubiera gustado que te acor... Espera -dije mirando a un lado del sofá. Luego me fui acercando.
-¿Qué? Oye -dijo nervioso y me tomó del brazo, dándome vuelta hacia él-. ¿Qué sucede? Mmh...
-Suéltame, Abraham -le advertí, pero él no me soltó, y a cambio de eso, me besó, distrayéndome por completo de lo que estaba haciendo-. Mmhh... -saboreé mis labios y le sonreí-. Besas tan bien como siempre -ambos reímos.
-Mh... gracias -me sonrió-. Tu mucho mejor.
-Bobo -dije sonrojándome-. Bueno, ve a cambiarte y salimos a dar una vuelta, ¿sí?
-Uhmm... claro. ¿No quieres... esperar en la cocina, mientras te sirvo un jugo o algo?
-No, creo que iré al baño -le sonreí-. No tardes -lo besé rápidamente en sus labios.
-Claro que no, cariño -se marchó.

Por algún motivo él estaba muy raro y... Oh, sí, yo había visto algo a un lado del sillón, y por algún motivo él me distrajo de ir a ver qué era. Iré a verlo ahora mismo.

Me encaminé hacia la sala y vi qué era eso que había al lado del sillón, pero misteriosamente ahora no había nada. Mmh... que raro. Estaba segura de no habérmelo imaginado. Bueno, en fin. Fui al baño y cuando salí, Abraham me estaba esperando en el marco de la puerta. Se vistió con unos pantalones negros, una polera, que obviamente no era de su talla, ya que era más grande, blanca, y unas supras negras. Su cabello estaba estilo "hairflip". Guapo.

-¿Lista? -dijo sonriendo. Estaba un poco más aliviado.
-Claro, vamos.

Nos tomamos de las manos y nos marchamos.

(*)

Cuando volvimos, está vez me invitó a pasar a su casa sin problemas. Me había llevado a un parque de diversiones, donde la habíamos pasado genial. Ambos nos dirigimos a su habitación.

-Bueno, iré a buscar algo de comer, ¿sí? Espérame aquí.
-Claro -le sonreí, ya sentada en su cama, y él se agachó para darme un beso en los labios. Luego se marchó.

Algo estaba muy raro aquí, lo sabía. También sabía que Abraham se tardaba bastante en preparar algo de comer, así que aproveché para ver si descubría algo. Empecé a revisar su cama. Nada. Su armario, nada. Sus cajones, nada. Su baño, nada. Mmh... Nada en ningún lado. Tal vez yo estaba loca... Aguarda, aún faltaba un lugar. Me agaché y busqué debajo de la cama... Y mis ojos no creían lo que veían. Metí mi mano, y sí, era lo que pensaba. ¿Un bracier? ¿Qué hacía esto bajo la cama de Abraham? Obviamente no era mío, ya que nunca lo habíamos hecho y yo no había traido nunca ropa hasta acá. ¿Qué significaba esto? Mi vista se nubló, estaba a punto de llorar, pensando en lo peor de él. Me senté bruscamente en la cama y tiré el bracier a un lado. Iugh. Quizá de quién mierda era. Lo único que quería era salir de aquí y cortar de una vez y para siempre con este infeliz. Pero debía enfrentarlo. Así que esto era lo que lo tenía tan nervioso, ¿eh?... Esto le había hecho olvidarse de nuestro cumple mes... Ugh, idiota. Cómo te odio en estos momentos.

Oí las escaleras. Yo aún no podía evitar que mis lágrimas brotaran de mis ojos. Ugh, odiaba eso. No quería mostrarme débil.

-____, ¿Qué sucede? -dejó la bandeja con comida en el velador y se acercó hasta a mi. Se arrodilló frente a mi-. Amor, ¿por qué lloras?
-¿Y encima tienes el descaro de preguntármelo? -le escupí en la cara, con odio y rabia-. Eres un idiota, ¿lo sabes?
-No entiendo. Yo... uhmm... ¿qué sucede? -dijo algo nervioso. Seguro ya se lo imaginaba.
-Idiota. No te hagas el tonto. Sabes perfectamente de que hablo. ¿Lo disfrutaste con ella? ¿Lo hacía bien? ¿Eh? Ugh, cómo te odio -me paré bruscamente, empujándolo y haciéndolo caer de trasero.
-N-no entiendo...
-Mira a tu alrededor, idiota. Ya te descubrí, no sigas con tu actuación, no vale la pena -dije saliendo de su habitación y bajando la escalera. Abrí la puerta, y cuando iba saliendo oí que alguien me gritaba:
-¿Qué esperabas? ¿Eh? ¿Que fuera virgen para siempre? Un hombre tiene que complacer sus necesidades, y cada vez que lo quería, tú me decías que no estabas lista. No podía esperarte para siempre, ____ -me volteé y lo encaré. Estaba rojo de furia.
-Ugh, ¿eso es todo lo que te importa? ¿Complacer tus necesidades? ¿No podías esperar a que estuviera lista? Que idiota eres, enserio.
-No es lo único que importa, pero puedo asegurarte que sí es gran parte, ¿no puedes entenderlo? Y respondiendo a tu pregunta anterior, sí, ella era buena -me escupió, con igual rabia que yo.
-¿Oh, enserio? Que bien por ti. Entonces ve y pregúntale si quiere ser tu novia, porque si no quedó claro, TERMINAMOS. No quiero volverte a ver nunca más en mi jodida vida. Ya me has causado bastante daño.
-Como si me importara, hay muchas chicas mejores que tú -dijo y cerró la puerta de un portazo, con lo cuál me estremecí. Me senté en la acera y comencé a llorar. Había comenzado a llover hace un rato, pero no hacía mucho frío. Luego me paré y comencé a caminar. Necesitaba hablar con alguien, y ese alguien era Justin. Marqué su número.


Fall {One shoot} [Justin Bieber y Tú] | TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora