Porqué esa pequeña obsesión

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A la semana siguiente Valeria llevó a su hija a una pequeña academia de ballet que había cerca del barrio en el que vivían. A Gabriela le encantaban las clases, aunque al principio no hacían muchas cosas, solo aprendían las distintas posiciones de pies y algunos estiramientos básicos.

A la sexta semana de clases, la profesora de Gabriela llevó a ella y a sus compañeras a ver una clase de las alumnas veteranas. Todas iban en sintonía con la música, coordinadas, con unos tutús impresionantes, muy bien maquilladas... sonreían en todo momento y se les notaban que amaban lo que estaban haciendo. En el momento en el que aquella clase terminó, la pequeña Gabri supo que de mayor quería llenar los escenarios con su alma y espíritu puestos en el ballet.

Lo cierto es que a esta pequeña bailarina se le daba muy bien lo que hacía, tanto era así que su profesora le propuso hacer un pequeño solo en la actuación de fin de curso de las alumnas que estaban tres cursos más que Gabriela.

Valeria se preguntaba el porqué de aquella pequeña obsesión de su hija con el ballet, y lo cierto es que ni Gabriela sabía el porqué, solo sabía que al sentir la música, su cuerpo tenía que bailar y entregarse por completo a lo que estaba haciendo. Sentir la música, olvidarse del mundo por un momento... Quizás porque quería respuestas en su corto tiempo de vida que sabía que no podía responder, como por ejemplo quién era su padre, dónde estaba, si estaba vivo o muerto, ¿pensaría en ella tanto como ella en él?, ¿porqué sus abuelos la criaron en sus primeros años de vida y no su madre?, ¿tuvo siquiera alguna vez padre?

Sin duda eso la atormentaba y necesitaba bailar y olvidar todo.

Ballet, un mundo complicado que solo los que entran en él entiendenWhere stories live. Discover now