Él buscará la manera de encontrarla y volver a reunirse con ella a pesar de todos los obstáculos que se le atreviesen en el camino. Él desea volver a verla, volver a sentirla, estrecharla entre sus brazos y tener su calor. No dejarla ir, permanecer...
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Un hombre uniformado descendió de un automóvil y entró en una empresa de paquetería, caminó a prisa y saludó a otro hombre de la recepción que lo recibió con una inclinación de cabeza. El uniformado se movió entre gente que iba y venía, caminando sin detenerse, hasta entrar en una puerta oculta por un par de palmeras de plástico. "Sólo Personal Autorizado" se leía en ese letrero, entró a un cuarto lleno de estantes y de productos de limpieza; entre los rollos de servilletas y toallas higiénicas se asomaba un pequeño panel, que más bien parecía un interruptor, el hombre lo abrió y dentro de este se encontraba un teclado, escribió un código y una puerta secreta se abrió, revelando la entrada a una de las guaridas que HYDRA mantenía ocultas en la ciudad de Nueva York. El tipo uniformado tuvo cuidado de quitarse ese mono anaranjado, para revelar un traje color verde militar con el símbolo de HYDRA bordado en la solapa, suspiró y caminó derecho, siendo observado por sus compañeros.
-¿Qué es lo que quieres? – Lo detuvo un oficial.
-Necesito hablar con Herr Schaub – Dijo con firmeza – Vengo directamente de la base Siberiana.
El oficial se hizo a un lado y abrió la puerta para que ese hombre entrara. El uniformado caminó firme y se cuadró frente al hombre que se encontraba sentado en un gran sillón de cuero negro: - ¡Hail Hydra! – Exclamó el tipo.
-¿Qué noticias me tienes? – Preguntó Julius Schaub, líder de HYDRA en los Estados Unidos - ¿Hay algo que deba saber? – Volvió a preguntar poniéndose de pie.
-¡Señor! – Exclamó el ruso – Le tengo noticias desagradables.... - Titubeó – Es sobre la base en Rusia. La doctora Ekaterina....
-¿Qué sucede con esa loca? – Respondió Herr Schaub - ¿Se le volvieron a escapar los virus? – Exclamó en tono de burla - ¡Habla rápido, que no tengo tu tiempo!
-Señor... ¡Herr! – Dijo el ruso tragando grueso – No es eso, la doctora Ekaterina.... – Soltó el aire – Ella ha muerto, la base fue destruida por los Vengadores, ellos intervinieron y el Capitán América asesinó a la doctora. No tenemos el virus EZ262.
-¿Qué es lo que estás diciendo? – Rugió Herr Schaub caminando hasta su agente ruso - ¿Cómo que los Vengadores han intervenido? Se suponía que el lugar estaba muy bien custodiado. ¿Y qué pasó con todos?
-Sólo unos pocos escapamos, la mayoría murió aplastado por el Hulk – Dijo el uniformado – Otros más fueros hechos prisioneros, especialmente los científicos que trabajaban para Ekaterina.
-¿Y qué pasó con el Soldado del Invierno? – Preguntó el alemán - ¿Él también fue capturado? ¿Qué hay de la mujer, la enfermera hija del líder de la OMS?
-El Soldado del Invierno y la mujer nunca llegaron a la base – Dijo el ruso – La mujer fue encontrada en un pueblo cercano a Tungur y del Soldado no se sabe nada. Respecto al virus, éste está custodiado por Thor.
