Único.

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Recordaba la primera vez que se conocieron, un encuentro magnífico, porque lo primero que vieron, fue el hermoso color de sus ojos.

También, recordaba, como su aliento se detuvo entre sus pulmones en su segundo encuentro y como eso se había hecho costumbre durante el mes siguente.

Recordaba las primeras palabras que cruzaron, un "Hola" torpe por su parte y una sonrisa nerviosa por parte de aquella chica de cabellos dorados, incluso podía sentir el aroma a café con vainilla que acompañaba a la pecosa, esa fria tarde de noviembre.

El cómo sus voces se mezclaban en una conversación energética cada mañana, en el enorme campus de aquella Universidad.

La primera salida al cine entre un pequeño grupo de amigos, el cómo su corazón latía fuertemenente y algo dentro de ella le rogaba al cielo que su asiento fuera a lado de la pequeña rubia, incluso tuvo una breve fantasía en la cual sus manos se juntarían accidentalmente entre el gran bote repleto de palomitas.

Aquellas conversaciones por teléfono durante las noches, conversaciones que le robaban una enorme sonrisa y un "Buenos días" , que alegraba su mañana y le hacían soltar aquellos suspiros inconscientes.

Esos abrazos y caricias afectuosas por parte de ambas, el jugueteo inocente entre un cosquilleo, el calor abrasador al juntar sus manos.

Recuerda cuando se dio cuenta de que se había enamorado de la pecosa.

Y haber reprimido esos sentimientos durante un largo tiempo por miedo a perderla.

Podía sentir el frío agradable de aquella noche de julio, el cómo forzaba su vista para ver a través del lente de aquel telescopio, como la rubia producía sonidos de satisfacción al sentir el chocolate cremoso entre su paladar.

El cómo esa misma noche soltó todos aquellos sentimientos reprimidos, el vacío que comenzó a sentir al no escuchar respuesta alguna y el sentimiento de alegría al sentir aquellos labios ajenos junto a los suyos.

En un beso dulce, tierno, cálido....

Su primer beso.

Esa primer cita, la sensación extraña de aquel vestido azul marino, su nerviosismo al esperarla y el pequeño brico que dio su corazón al encontrarla tan hermosa.

La vainilla resbalosa entre sus dedos al sostener aquel helado, sus risas interminables al escuchar sus propios chistes malos.

También recordaba aquellos iris verdes que la miraban de entre el público y aquellas palabras de apoyo casi inaudibles por la multitud, el cómo el agua cubría cada parte de su piel y el deseo de ganar aquella competencia por la rubia.

La decepción al saber que había quedado en segundo lugar y la tristeza de fallarle a la rubia, el cómo esos sentimientos se esfumaban al sentir la cálida toalla siendo frotada entre su cabello, todo eso acompalado por un "Sin importar que, para mi siempre serás la mejor" acompañado por un beso tierno en la punta de su nariz.

El nerviosismo de ambas al presentarse a sus padres y su alivio al saber que su relación era aprobada.

La abrumadora sensación al tener que pasar aquel examen de biología marina para su carrera, las noches en vela junto a la pecosa en un interminable estudio.

Before my last breathWhere stories live. Discover now