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Bill:
El verano había llegado, nada mejor que estar con tus amigos todos los días y disfrutar de la feria anual que estaría hasta el final del verano.
Mi familia y yo estábamos en camino a la feria, hoy era la inauguración y no nos la perderíamos por nada del mundo.
— ¿Están listos? —preguntó mi padre al ver lo emocionado que estábamos Georgie y yo.
— ¡Ya quiero subirme a la montaña rusa!—exclamó emocionado mi hermano menor.
— No tienes edad para subirte aún —hablo mi madre desilusionando al pequeño.
— Cuando sea mayor me subiré a todas las montañas rusas del mundo—papá estacionó el auto cerca de la entrada y todos bajamos.
Apenas salí del auto, pude escuchar las risas de las personas que se estaban divirtiendo en la feria. No podía negar que me emocionada cada vez que venía, era una sensación muy agradable divertirse con mi familia. Papá compro los boletos y entramos a la feria, comida, juegos mecánicos y mucha diversión era lo que se podía sentir. Mi madre compró varios boletos para que podamos subir yo y Georgie a los juegos.
— ¡Billy!—mi mejor amiga Alice corrió hacia mi y me abrazó fuertemente— Dos semanas sin vernos —fingió llorar— Fue un infierno.
— E-eres u-una dramática de lo peor—ambos reímos— ¿Te gusto Canadá? —pregunte al romper el abrazo.
— Fue genial —chillo emocionada— Conocí muchos lugares divertidos.
— Dejen de derramar miel y vamos a los juegos —nuestros respectivos hermanos nos jalaron del brazo.
— Estaremos en el restaurante -grito mi madre señalando el lugar.
Entregamos los boletos y subimos al carrusel.
— Miren, dos lugares juntos -señaló dos caballos que estaban cerca de nosotros- Mire otros dos muy cerca -jalo Thomas a mi hermano- Dejémoslos solos -corrieron a otros lugares dejándonos a nosotros solos.
— Al parecer había dos lugares juntos por casualidad -se subió al caballo e hice lo mismo.
— Es el destino que e-estemos juntos -bromee y comenzó a girar el carrusel.
— ¿Nos casaremos? -preguntó riendo.
— So-solo si me lo propones -extendí mi mano fingiendo esperar el anillo.
— ¡Oh gran Bill! -exclamo dramáticamente- ¿Aceptaría el honor de casarse conmigo? -colocó en mi mano el anillo de dulce que tenía guardado en su bolsillo.
