E L L A | K i a r a l y s

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Narrador en 3° persona.


         Es un one-shot bastante corto y pequeño, van a ver diálogos grandes (todos son de Kiaralys) y todo girará en torno a los pensamientos de Daryl hacia Kiaralys cuando muere. Espero que os guste, ¡disfrutrad!


«-Hola, Daryl. ¿Me extrañabas?»

Daryl apretó los labios, sacudiendo su cabeza de un lado hacia el otro. La voz de Kiaralys se escuchaba tan dulce y triste que sintió que su pecho se agitaba de la culpa.

«Sí, me extrañaste, ¿verdad?»

Su mirada se detuvo en la grabadora desgastada y sucia que mantenía entre sus dedos, y tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para no lanzarla contra el árbol en el que se encontraba. Su cuerpo yacía aún ahí, enfrente de él, escondido bajo el manto de lluvia que mojaba su cabello oscuro y ennegrecido.

«Me siento rara hablándole a una grabadora, ¿sabes? Se siente estúpido porque sé que esto lo escucharás cuando yo ya me haya ido su risa se escuchó amarga y lejana, como si sus manos estuvieran intentando alejar el sonido de su sonrisa—. Pero lo estoy haciendo por ti, Daryl. Porque al fin he decidido que te quiero y no deseo irme sin despedirme.»

Apretó los dientes, pasando una de sus manos por su rostro para quitar las gotas que caían sobre sus ojos. Su estómago se revolvió con pesar y observó la silueta de Kiaralys recostada sobre la húmeda tierra, con el rostro demacrado y pálido. Con los ojos cerrados y los labios entreabiertos.

«Sé que quizá tú no me correspondas, Dixon. No voy a ser la típica chica que se deprime por no saberlo con exactitud, pero sí creo que seré la chica que confiesa sus sentimientos cuando está a punto de morir. Hay veces que sólo mi corazón me decía que lo mejor era decirte lo que sentía, mi querido cazador, pero también habían veces en las que mi mente me decía que no debía. No debía decirte nada porque tú te alejarías y no quería destruir lo que teníamos —suspiró—. Pero ahora que no voy a volver a verte más... Es demasiado cobarde de mi parte, ¿verdad?»

Él sólo inspiró hondo, pensando y dándole miles de vueltas a su confesión. Era bastante irónico, considerando que ella horas antes le había dicho con temor que le amaba, pero no quiso seguir considerando, porque él le había correspondido y aún así ella... ella se había esfumado. Sus labios se le habían antojado fríos y resecos, pero le supieron eternos y maravillosos. Tan suaves y malditamente tiernos que haber sentido como se desvanecía en sus brazos le había estrujado el corazón. Sus ojos parpadearon, justo como las alas de una mariposa, y luego se habían cerrado lentamente, torturándolo y llevándose con ella el sabor de sus lágrimas culpables. Se había llevado más en una noche que en todos los años que llevaban juntos, y eso no era justo para él.

«Algunas veces me dije, ¿por qué no sólo decirle que estoy confundida y que quizá estoy enamorada? No, eso era demasiado estúpido hasta para mí, y lo descarté incluso antes de oír las burlas de Merle con respecto a ello. Sí, Daryl, tu hermano sabía lo que sentía. Pero no te enojes, porque no sólo lo sabía él, lo sabía todo el grupo. Y es gracioso, porque yo jamás les dije que guardaran mis sentimientos como un secreto. Yo nunca les dije que te lo escondieran, porque si pude ser estúpida al principio fui ingenua mucho tiempo después. Tenía la mínima esperanza de que alguno de ellos te lo dijera. Tenía la corazonada, inclusive si eso se trataba de tacharlos de traidores, de que irían hacia ti y te lo contarían. Pero no lo hicieron, por supuesto, y aunque me apena haber pensado eso mucho antes me alegra saber que son de confianza».

Y Daryl sólo pudo asentir, incrédulo y conmovido. Porque su familia le había escondido, de alguna forma, su única felicidad. Le habían escondido por tanto tiempo la mínima esperanza de sentir algo que ahora sólo necesitaba comprender que, aunque ella se haya ido, le iba a seguir amando como nunca había amado a nadie. Porque él también le había confesado sus sentimientos, y se había sorprendido a sí mismo por haberlo dicho en voz alta. Amaba a Kiaralys, claro que lo hacía.

«Y... Me siento aliviada, Daryl. Me siento de esa manera porque sé que tú no me odiarías por esto, tú eres mucho más que eso. Eres un hombre fuerte y sensato, Dixon. Tú no podrías odiarme, tú sólo podrías ignorarme por la posible incomodidad que eso te resultaría rió suavemente— Y eso está bien, porque sé que luego todo habría vuelto a la normalidad y habrías ignorado, de nuevo, mis posibles sentimientos hacia ti. Pero tengo que dejar de buscar posibilidades, porque eso no va a pasar y... Bueno, me estoy declarando en un maldito apocalipsis y con una grabadora vieja y sucia que me dio Michonne».

Él volvió a asentir, golpeando esta vez con rabia el tronco del árbol. Ella me amaba, maldita sea.

«Se me están acabando las palabras, mi encantador cazador, pero suponiendo que sólo me quedan un par de minutos para que la cinta termine por agotarse... Sólo quiero volver a recordarte que te amo. Te amo, te amo, te amoy su voz se quebró_. De verdad estoy enamorada de ti y aunque me siento aliviada de que lo vayas a saber, una parte de mí me dice que estoy siendo cobarde, una vez más lo estoy siendo —soltó un suspiro entrecortado, y supo entonces que ella había comenzado a llorar. De la forma más desgarradora que pudo haber oído jamás—. Quizá algún día tenga la valentía de decírtelo cara a cara, Daryl. Quizá me arrepienta de estar haciendo esto y justo antes de huir para desaparecer de tu vida... Te diga que te amo. E incluso eso está sonando egoísta, ¿verdad? Pero ahora sé que debo ser de esa manera, porque todos lo somos cuando amamos y yo tengo el derecho de serlo contigo. Me resigno a ser una chica estúpida que renuncia a lo que siente por no parecer egoísta. Yo debo ser egoísta por ti, Dixon».

Y entonces, mientras la dulce voz de Kiaralys se iba apagando por el llanto y el fuerte sonido de la lluvia, él comprendió que también debió de ser egoísta y cruel con sus sentimientos. Entendió demasiado tarde que debió ser un hombre con voluntades propias para decirle que la quería.

«Adiós, Daryl Dixon —suspiró—. Y recuerda... que aunque sigas llamándome niña, no voy a volver a serlo».

Daryl se quedó inmóvil sobre la tierra, volviendo a escuchar ésta vez de vuelta la grabación sólo para disfrutar de la voz aniñada de Kiaralys. No quiso levantarse, no lo hizo incluso después de sentir los intensos rayos del sol iluminar el cuerpo inerte que estaba en frente de él. Intentó ignorar los molestos gruñidos que se comenzaban a escuchar, e intentó detener con sólo un pensamiento las voces que lo llamaban a gritos. Porque él sólo deseaba que una persona lo llamara en ese instante. Porque, de alguna otra manera, Daryl Dixon sólo deseaba que Kiaralys McCartney le gritara de nuevo que lo amaba. Porque quería volver a probar sus labios y porque temía que todo eso no volviera a suceder.

Porque sí, nada de lo que deseaba estaba destinado a pasar. Porque su vida siempre había sido un desastre y ahora lo único bueno que había tenido se terminó por quemar. Porque por primera vez se había enamorado y él había acabado por matarlo con su pasado.

Sus miedos se habían vuelto un tsunami de sensaciones, y él había vuelto a perder todo en una sola noche. Había vuelto a perder algo que deseó, estúpidamente, desde que los conoció a ellos.

El amor de Kiaralys McCartney.

𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧 | 𝗱𝗮𝗿𝘆𝗹 𝗱𝗶𝘅𝗼𝗻Where stories live. Discover now