Esto no es un poema, ni una declaración,
no es una carta, ni son solo versos, ni tampoco es una canción.
Solo vengo a confesarme, a decirte la verdad,
aquello que con rencor guardo,
vine a expresarme con sinceridad.
No pienses que me he arrepentido de todos mis sentimientos,
sólo que daría lo que fuera por evitar ese momento,
por viajar al pasado y cambiarlo por completo,
detener lo que tuvimos y evitar mis lamentos
y jamás conocerte
y jamás amarte
y jamás perderte
y jamás extrañarte
y nunca recordarte
y nunca odiarte
por todo lo que hiciste, rompiste y derrumbaste.
Pero no puedo sacarte de mi mente,
no logro olvidarte.
Por eso he prometido de mi vida borrarte.
Me despido de tus oscuros ojos,
que cuando sonríes se encogen,
me despido de tus caricias, de tus abrazos y de tus toques.
Olvidaré tus "te extraño"
y esos "te amo" que tanto quise,
realmente eras muy despistada...
nunca notaste todo lo que por ti hice.
Retorciste mi corazón, y bebiste todo sin compasión,
pero yo seguí detrás tuyo, lleno de ilusión.
Seguiré odiando tus chistes malos
y tu fácil forma de enojar
Seguiré odiando el simple hecho de que no te puedo odiar.
Aunque sí me hubiera gustado que nuestro tiempo durara un poco más,
tan solo un rato, para perdonarte,
para volverlo a intentar.
Porque a pesar de que fuiste quien causó mi dolor,
también fuiste quien curó mi corazón
y frente a mi siempre serás recordada
como la chica que quería sentirse amada
y que estará
-por siempre, para siempre-
atascada en mi mente, como parte de mi soledad.
Es la última vez que te escribo, es la última vez que me leerás.
Y sólo me queda por decirte: hasta nunca jamás.
