Mi casa no es tu casa... Menos mi camisa ✔️

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Elizabeth Jones, de Scott.

Abrí los ojos lentamente. No podía distinguir nada por la oscuridad que inundaba el lugar.

¿En donde estoy?

Recuerdo que estaba en el auto de Marcus y que de un momento a otro me dormí, pero ¿A donde me trajo si no le había dicho a donde debía llevarme?

Observó lo que me rodeaba buscando de reconocer algo. Se que estoy en una habitación, y aún así no identifico en cual. Ruego a Dios y no sea una habitación de hotel, lo tomaría como una ofensa y una clara alerta de que me casé con un violador.

Dejando a un lado mis ideas sobre Marcus, decidí pararme a investigar en lugar donde me encontraba.

Sentí mucha sorpresa al ver que estaba en un departamento, uno muy bien decorado. ¿Será está la casa de Marcus? Debe serlo, de lo contrario ¿Donde más podría haberme llevado?

Por la enorme ventana de la sala podía verse toda la ciudad de Nueva York y el como la lluvia caía sobre ella, una vista envidiable y admirable. Me gustaría tener la misma vista cuando viva sola, una vista que me permita contemplar el lugar donde escogí vivir. Debo admitir que Marcus tiene buen gusto para la decoración, y para escoger donde vivir.

Ahora que lo pienso, ¿Dónde está Marcus? No lo he visto por ningún lado, y eso me parece descortés de su parte, aunque siendo él,no puedo esperarme nada bueno por su parte. Sí, me ayudó a levantarme cuando aquel imbesil me aventó al suelo y robo mi teléfono, no obstante, eso no quita el hecho de que no me agrada y de que menos quememos espere algo bueno de él.

Mi ropa desprendía un olor desagradable, al igual que yo. Debo darme una ducha urgente o me dará un resfriado.

Busque rápidamente en el cuarto donde había despertado algo de ropa para cambiarme. Saque del clóset una camiseta blanca con el logo de una universidad, no reconozco cual es, pero se me hace conocida. Seguí revisando el clóset por puro ocio y admito que me gustó lo que vi en el mismo, Marcus no solo tiene buen gusto para la decoración de interiores, el idiota también tiene buen gusto para vestirse. Busque en mi bolso unas bragas que traía en el, siempre las llevo en caso de emergencia, una no sabe donde la agarre la noche.

Reconozco que el baño de Marcus es equivalente a la mitad del área de correcciones en mi taller de costura. Es un baño gigantesco para un departamento, aunque tras recorrer el lugar, estoy segura de que es un penthouse. Me quite la ropa húmeda y la tire a un lado, la pondré a lavar y secar cuando termine aquí.

Gire la perilla de la regadera que estaba a mi izquierda y ¡Por todos los Santos... El agua está helada!. Abrí la otra perilla y gracias a Dios el agua no tardó en ponerse tibia. Vi los productos que habían en dentro de la regadera, me pareció raro ver algo más que shampoo y jabón, los hombres solo usan eso para ducharse; en cambió, Marcus tenía gel de baño, acondicionador, exfoliante, gel de afeitar... Puedo asegurar que tiene más productos que yo.

15 minutos después salí de la regadera, me seque y me vestí. Justo cuando me disponía a salir del baño, la puerta se abrió de golpe dejándome ver a Marcus que llegaba empapado.

- ¡Dios! ¿Que no sabés tocar?- cuestione cabreada. Por suerte ya estaba vestida.

- Pensé que seguías dormí...- detuvo su comentario cuando fijo su vista en la camisa que le había robado de su clóset. Su rostro comenzó a reflejar molestia pura.

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