¿Cobarde o valiente?

16 0 0
                                    

Terminé siendo la que no abre la puerta cuando el amor llega. Soy la que nisiquiera se atreve a mirar por la ventana, porque el interés se ha ido por la puerta trasera.

Desde que me di cuenta que cupido no flecha al otro, empecé a poner mi mano en el pecho para que no me flechara a mi.

Desde que veo el amor como algo más grande comparado con lo que me dan, he dejado de esperarlo.

Y mejor hablo de bocas y abrazos.

Desde que miro desde lejos, he preferido no acercarme.

Desde que tengo los pies en la tierra, y no dejo que mi cabeza vuele, nose como volver a sentir eso que me ponía los nervios a flor de piel; amor.

Todo aquel que lo intenta, termina preguntándome si extraño a alguien, y como responder a eso, cuando en realidad, solo extraño el amor.

El que me hacías sentir cuando me mirabas.

Pero no hablemos de miradas, por favor.

Porque si escribo sobre la tuya, terminaré escribiendo de lo que llevo bastante tiempo huyendo.

Que si soy la que siempre deja bandera plantada y termina yéndose, si.

Soy la que siempre va con la mirada perdida y nunca se da cuenta de las señales.

Como explicar que hace tiempo que ando perdida en esto, que lo que hago nada que ver con lo que siento.

Pero siempre he dicho que mi cabeza es un desastre, una licuadora que sí añades más y más, termina derramandose y solo haces una porquería.

Y para que engañarnos, nunca se nos dio el romanticismo a ninguno de los dos.

Y era por eso que en vez de regalarme rosas, me regalabas tus chistes y bromas.

Quiero contar tus lunares, aunque ya me sepa de memoria cada uno.

Quiero acariciar tu cabeza mientras tu te acurrucabas en mis piernas como un niño en los brazos de su madre.

Quiero reírte y que me rías también.

Se me ha olvidado que es el amor, y no me he atrevido a recordarlo ni a volver a sentirlo.

Pero cuando pasas por delante mío, es imposible evitarlo. Y sonrio.

Aunque después mi cabeza me pare y me recuerde que esta vez no, que ya no quiere escuchar al corazón quejarse cada noche.

Y en este escrito te digo,

Cielo,

Desde que te fuiste,

El amor sigue tocando a mi puerta,

Pero si sé que no eres tu,

No me tomo la molestia.

Cupido ya no se atreve a flecharme,

Porque la flecha con tu nombre sigue ahí.

Y de favor te pido, que sí este toca a tu puerta,

Abras, porque aunque no sea yo,

Necesito verte reír de nuevo como lo hacías conmigo,

Y si eso no es amor, que alguien me explique que es.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 04, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Poema 7Where stories live. Discover now