CAPÍTULO 4

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Bianca

A partir del momento que Gabriel conoció la verdad sobre Elaine, comenzó a cambiar conmigo, había herido su confianza y el provocarle la decepción que ahora guardaba en su corazón me provocaba un dolor inigualable, pues nunca pensé en fallarle. ¡Nunca!

Habían transcurrido cerca de 3 años y él continuaba con su equipaje listo bajo la cama, esperando que partiéramos a nuevos rumbos y, había sido yo la culpable de ello. Había acostumbrado a mi hijo a no ser parte, a las variaciones, a los cambios que muchas veces nos causan temor, pero que a él le causaban alivio, pues era así que protegía su corazón.

Irracionalmente culpé a Rafael por la posición que ahora tomaba con mi hijo, no se lo dije pues sabía que era algo ilógico y absurdo en cierta medida, pues había sido yo la que tomó la decisión de ocultarle la verdad sobre Elaine, sin embargo, lo había hecho por no defraudar la confianza de Rafael y él, lo supo desde el primer momento y se sintió culpable.

Habiendo llegado la hora en la que Rafael nos visitaba para charlar con Gabriel, él inventaba cualquier motivo para no estar presente y Rafael, lo entendió, no volvió a aparecer en ese horario y esperaba que Gabriel lo visitara, cosa que tampoco sucedió.

El orgullo estaba haciéndonos víctimas de su maldición y yo, decidí quebrarla, ceder a la sensatez, así que una mañana, muy temprano fui a casa de Rafael para conversar con él, llevaba dos semanas sin verlo.

Me abrió la puerta al mismo tiempo que terminaba de colocarse una camiseta sobre su torso desnudo, lo que me provocó algo de sonrojamiento.

—Hola... —saludé en un hilo de voz—. Disculpa si te desperté...

Él, me atravesó con su mirada, parecía que algo punzaba su corazón.

—No, ya llevaba despierto una hora... Yo, Bianca, yo, lo siento tanto —masculló bajando sus hombros y su mirada.

No pude responder, a lo que sólo fruncí el ceño.

—Perdí a Gabriel por intentar protegerlo y te afecté también con ello.

—No lo has perdido, sólo debes buscarlo para tratar de arreglar las cosas, explicarle tu punto de vista.

Me obsequió una media sonrisa y me invitó a pasar.

Era la primera vez en 4 años que entraba a casa de Rafael. Las paredes eran blancas y un ambiente minimalista adornaba todo de manera que se podía sentir la organización y limpieza del lugar.

Charlamos de asuntos ajenos a la comunidad o a mi hijo, por un largo momento nos dedicamos a conocernos como nunca antes lo habíamos hecho. Yo conocía a Rafael como el personaje del libro de André, conocía a un Rafael de hacía 15 años atrás y descubría que seguía siendo el mismo en esencia, con la diferencia de que ahora era un hombre centrado y maduro, ya no desafiaba a su destino como cuando quería seguir jugando a ser ladrón profesional, de hecho el tema le provocaba algo de apocamiento.

Reímos como hacía mucho no lo hacía y él, parecía querer acomodar su cabello revoloteándolo con su mano, lo que provocaba que quedara más despeinado de lo usual.

—Deberías cortarlo un poco —dije sonriendo.

—No tengo quién lo corte, la única persona que lo hacía en el pueblo se ha marchado y la verdad, no confío en nadie más...

—Puedo intentarlo si quieres...

—¿De verdad? ¿Sabes cortar cabello? —me miró de lado algo desconfiado.

—Aprendí a hacerlo cuando mi hijo no se dejaba cortar de nadie más que de mí... podría intentarlo contigo, después de todo, el cabello vuelve a crecer.

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⏰ Last updated: Oct 22, 2017 ⏰

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