9-. Sueños abiertos al público.

626 70 11
                                    

SI HAY FALTAS DE ORTOGRAFÍA O INCOHERENCIAS INCOHERENTES FELICIDADES POR NOTARLAS.

MARCUS

—Oye—su voz salió rara, como si no la hubiera escuchado en años. Aaron le sonrió de una forma extraña y le guiñó el ojo—, ¿qué haces en mi cabaña?

—No importa—se sentó en el borde de su cama, junto al castaño. La cabina de Ares estaba vacía y olía a flores asquerosas y dulces. Además, no había ropa sucia en el suelo. Todo estaba demasiado raro. Sintió la mano del hijo de Apolo sobre la suya, y cuando se volteó para exigirle una explicación Aaron le había dado un piquito. 

—¿Qué?—balbuceó, sintiéndose incómodo. Aaron estaba ahora sobre él, sonriendo como siempre hacía. Algo no calzaba. En esa situación, la sonrisa de Aaron quedaba fuera de lugar. 

—Marcus...—ronroneó inclinándose con las manos apoyadas en su pecho y los labios separados, seduciéndolo.

—¿Por qué...? Bueno, no importa—fue el mismísimo Marcus quien lo atrajo hacia sí por su cuello, enredándolos a ambos en un beso extraño. Aaron no paraba de retorcerse. Tampoco tenía mucho sentido. El rubio no estaba avergonzado, sino que rebosaba confianza. Él siempre estaba avergonzado—. Aaron—suspiró, mordiendo su cuello. La respiración entrecortada del rubio le hacía perder de a poco la cordura. 

—Marcus, Marcus, Marcus—Aaron estaba bajo él. Marcus lo miró y se inclinó para besar su clavícula. El ojiazul lo detuvo y le sonrió:

—¿Cuánto más piensas dormir, zopenco?—la voz de Clarisse surgiendo de la boca del rubio lo desconcertó. También, que al abrir los ojos estuviera en su cama, arropado, y con la boca sabiendo a metal—. Al fin despertaste, estúpido. ¿Cómo estuvo tu siesta? 

El castaño se sentó, perdido.

—¿Siesta?

—Sí, joder, siestota. Te perdiste la cena y siquiera estás preparado para el captura la bandera.

—¿Captura la...? ¿Hoy?—Clarisse resopló, entonces echó una mirada hacia Marcus y se sonrojó de furia.

—Serás imbécil. Tienes diez minutos y un problema... ahí. Sino sales a la hora, te mato—Marcus se puso rojo al entender la indirecta de su media hermana.

—Vale—balbuceó sumiso. Ella salió dando un portazo.

"¿Qué dioses significa ese... sueño?" pensaba al entrar al baño. Se sentía frustrado por el hecho de que lo hayan despertado. Aaron... la clase de sueño que acababa de tener además lo tenía totalmente confundido. Y caliente. Pero eso no lo admitiría en voz alta. 

Hizo lo que debía y se puso con rapidez su armadura, saliendo exactamente a los diez minutos. Se había olvidado del captura la bandera de esa noche, cosa que nunca antes había pasado. 

Su equipo estaba reunido en el comedor, apenas a un par de metros del contrario (el azul). Lo primero que vio fue a Aaron, con una armadura ajustada y un casco que se le caía. Qué fastidio. Aaron ni siquiera resaltaba, pero por alguna razón él lo había divisado al segundo.

Cruzó miradas con Clovis, que era del equipo de Aaron. El hijo de Hipnos lo miraba... ¿avergonzado?. Marcus tuvo un mal presentimiento, en especial cuando el rubio desvió los ojos rápidamente.

"¿Ahora qué le pasa a este?"

  —Menos mal que llegaste, imbécil—lo saludó su jefa de cabaña—. Bien, bastardos, quedamos en que la división uno se pondrán acá—señaló un punto del mapa—, la dos rodeará este árbol, a un par de metros de la bandera y la tres estará resguardándola. Las demás divisiones atacarán. Cuatro, cinco y seis. En ese orden. No quiero a ningún zopenco perdido sin hacer nada. Ganaremos, así de simple. ¡A MOVER LOS TRASEROS!

Aaron, el semidiós [Yaoi/Gay]Where stories live. Discover now