Cariñoso

Capitulo 3: Observación

Capítulo 3

Quizá esas no fueron las mejores palabras para elegir a la hora de responderle a Morinaga.

¿Pero sí no eran esas, entonces cuáles podrían ser?

Eran confusos los sentimientos que sentía, imprecisos y difíciles de definir. Le molestaba, le entristecía e incluso le enfadaba no obtener el mismo cariño y afecto que usualmente tenía. Y ese sentimiento no era fácil de admitir. Ni era fácil de ignorar.

¿Cuándo fue que empezó a "extrañar" las cursilerías de su ex-asistente? ¿En qué momento la falta de ese cariño comenzó a afectarle? ¿Y por qué lo hacía en primer lugar?

¿Por qué... le importaba?

¿Cuándo los besos de Morinaga se volvieron agradables? ¿Cuándo sus cursilerías lindas?

¿Cuándo su ser... necesario?

Él sabía que Morinaga era especial, en más de una manera. Era él, únicamente y especialmente él.

Pero eso no era una respuesta, ni se acercaba a una explicación.

De todas maneras ¿Eran esas las palabras correctas? ''Yo también lo extraño" era lo ideal?

Profundizando más en el tema, parecía serlo, su tristeza al ser desatendido e ignorado regularmente ya no podía ser cubierta por más excusas. Su rabia y cansancio de lidiar con el hombre malhumorado siendo obvia. Y su compromiso con él y con sí mismo de tratar de colaborar más, dejando de ser un compromiso y convirtiéndose... en un deseo. Propio y libre, puro pero deseoso de poder admirar la feliz cara del pelinegro, de poder regañarlo y golpearlo a sus exageraciones, de observar su sonrisa y querer sonreír él mismo.

¿Y qué perdía al decirlo? ¿Al admitirlo? ¿Su orgullo? ¿Su masculinidad? Claramente lo hacía, pero no podía echarse atrás ahora, las palabras habían salido de su boca y retractarse era de cobardes.

-Y no pongas esa cara, desgraciado. N-no es para tanto- Continuó con su honesta declaración, regañando al chico cuando vio su cara irradiando sorpresa, aun así, parecía a punto de llorar, lo que lo consternaba es que no podía decir si de alegría o de desconfianza. - Me tienes muy acostumbrado a tus tonterías amorosas ¿Sabes? Cuando dejaste de hacerlas se sintió... raro. No es normal que dejes de comportante como un tonto así que, me di cuenta enseguida y me molestó que actuaras tan... enojado, distante, insolente. Era insoportable. Prefiero tener que golpearte por tenerte tan cerca mío que querer hacerlo porque no lo estas ¿Sí? Es confuso y vergonzoso, pero...

-Senpai.

- Pero, aun así, de alguna manera, empecé a extrañarlo. Bueno, n-no exactamente extrañar, me molesta y me hace sentir adolorido, es, ugh, no sé cómo explicarlo...-Chasqueó su lengua, demasiado enfocado en su sermón como para fijarse en el chico llamándolo.

-Senpai...

-Es parecido a la situación de la cara que pones cuando te contienes demasiado, quiero que pares de hacerla y que hagas lo que se te venga en gana con tal de no verte hacerla, claro que tiene sus condiciones, pero... Es similar, ahora simplemente quiero que pares de estar tan estresado y fastidiado por tu trabajo...- Contó, después comenzando a hablar más rápidamente, algo enojado, las palabras brotándole de su boca, como si esta fuera la única puerta abierta a sus sentimientos.

-Senpai... Estoy tratando de-

-Quiero que puedas estar por lo menos unas horas sin estar tan fijado en el trabajo... ¡Y que me prestes más... Mucha más atención a mí! -Terminó su apasionada locución, leve rabia mostrándose en su expresión antes de que esta cambiara a una sorprendida, confundida expresión a sus propias, egoístas pero cautivantes palabras. Fijó sus ojos sorprendidos a los asombrados de Tetsuhiro, este sonrojándose y su gesto neutral y boquiabierto cambiando en una ascendente y pícara sonrisa, aun así, viéndose algo culpable. Tatsumi sintió sus propias mejillas enrojecer, no había dicho eso, definitivamente no había manera de que acabara de decir tal cosa. -¡N-no! Espera, no quería decir eso yo-Uh, emm...