Lo que my lady, desee - Ryō x Alice

Una muy amada señorita

Estaba molesto, muy molesto en verdad. Había perdido, su cartoccio fue derrota por un -a su parecer- simple carpaccio rostizado.

Podía sentir cada fibra de su cuerpo arder del coraje. Quería destrozarlo todo, de verdad que estaba a punto de explotar y destrozarle el culo a patadas, al primer idiota que se atravesara en su rango de visión.

-Emm, concursante Kurokiba - apretó sus puños - estamos preparándonos para la ceremonia de premiación - sus dientes comenzaron a rechinar con fuerza.

Estuvo a punto de girarse y gritarles lo poco que le interesaba ser premiado por su derrota, cuando una suave voz lo llamo.

-¡Ryou-kun! - Alice lo llamaba con reproche, acercándose al nombrado, ignorando la clara atmosfera de peligro que salía del chico.

-¡Cielos! ¡Cielos! - decía repetidas veces, golpeando con sus pequeños puños, la espalda amplia de Kurokiba - ¡Y pensar que perdiste en frente de mí!

¿Por qué tenía que venir justamente ella?

-¡Mierda! - pensó molesto. Ella lo vio perder, se suponía que solo con ella podría hacer tal cosa, aun cuando su orgullo le jodiera, solo de Alice aceptaba una derrota.

-¡Maldita sea! - Dijo a sus adentros, le había prometido que no perdería, quería que lo viera ganar, que lo viera digno de estar a su lado - Eso duele, maldita sea - dijo en voz alta, confuso si de los golpes en su espalda o por su orgullo de chef herido.

apretó los puños, girándose encolerizado consigo mismo y con todo lo sucedido - ¿¡Que carajos estás haciendo, perra!? - grito enfurecido, ignorando lo que había dicho sin cuidado, notando con un leve sentimiento de culpa, la expresión dolida y sorprendida de su lady.

-¡Oh Dios! ¿¡Estas llamando a tu maestra una perra!? - jodido error, Kurokiba se maldijo, ocultando su arrepentimiento con la ira que aun sentía... Lo iba a pagar caro... Ryou lo sabía.

Alice se mostró molesta frente a él, sin ocultarle su mirada levemente acuosa, haciéndolo sentir aún más culpable y molesto consigo.

Trago seco, aun manteniendo su estado berserker, mirando como esos heridos y hermosos rubíes, se alejaron de su visión, dándole a observar la frágil espalda de la albina marchar.

Alice es una chica demasiado sensible, nadie más en Tootsuki podría conocer tanto aquello como él -exceptuando cuando lloró al perder contra Soma, pensó-. No dudaba de que ahora mismo, su señorita fuera a llorar en alguna parte... Lo más seguro que en el regazo de su madre, como lo más reconfortante para ella ahora.

-¡Joder! - pensó repetidas veces. Sintiendo una enorme molestia no pudo evitar gruñir furioso, estando apunto de golpearse por idiota.

-¡Hemos terminado! - se paralizo. Abriendo sus ojos sorprendido, dejando caer por unos segundos su indomable personalidad, ante tal declaración. Ahora si tenía ganas de torturarse a sí mismo... - ¡Ven a disculparte después de que reflexiones sobre tus acciones!