Capitulo I

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En ocasiones me pongo a pensar ¿Las personas serían más felices si yo no estuviera en sus vidas?, no logro ver en realidad lo que soy. Solo voy por la vida viviendo sin poder apreciarla, bueno al menos eso era lo que pensaba.

Todos los días tomo el autobús a las 6 de la mañana para ir a la escuela, siempre miro por la ventana e imagino la vida de las personas que pasan por ese momento. Siempre que subo al autobús conecto los audífonos a mi celular para poder ir a otro lugar sin tener que caminar, para poder sentir sentimientos que en la vida real no podría sentir.

Muchas personas de la escuela creen que soy extraño, pero cuando me miro en el espejo solamente veo a un chico que no es comprendido por nadie. En realidad no se ni que soy o cual es mi propósito en este mundo, todo en mi vida es rutinario, nunca hago algo diferente. En ocasiones me pierdo en un mundo ajeno al que conocemos, en un mundo donde todo es perfecto, un mundo donde las personas no le hacen daño a los demás, un mundo donde me entienden. Pero después regreso a la realidad y es duro.

Solo imagino que algún día podre salir de este lugar y poder volar lejos, poder conocer cosas que nunca había visto. Mi sueño de pequeño era ir a Francia, un lugar mágico que era característico por ser un lugar muy romántico. Ese sueño se fue a la basura cuando note que de alguna u otra forma era diferente que los demás chicos, algo no estaba bien conmigo, me aterraba pensar en que sería de mí en el futuro. Ahora 7 años después puedo ver que aún sigo sin poder contestar esa pregunta que me aterra tanto.

Ya estaba en el último año de la preparatoria, y aun no conocía que era el amor, para ser sincero no me importaba descubrirlo, miraba como las chicas de mi clase lloraban por los tipos cuando solo las utilizaban como objetos sexuales. En el interior me moría de la risa al verlas como sufrían por las personas equivocadas.

Las clases habían comenzado, entre al salón que correspondía. Me senté al lado de la ventana, me gustaba ver a través de ella mientras el profesor daba la clase. Comencé a notar que ya era muy tarde y el profesor no había llegado. Aunque si me pongo a pensar no era como si me importara, cuando estaba a punto de irme, un hombre de unos 28 años, con un cuerpo atlético y muy bien parecido entro al salón, con una sonrisa que iluminaba hasta el rincón más oscuro.

Cuando termino la clase tome mi mochila y camine hacia la salida cuando escuche que me llamaba.

_Oyes, ¿me podrías ayudar en algunas cosas?-pregunto mientras guardaba todas sus cosas en una especie de maletín.

_ ¿En qué le puedo ayudar?-le conteste con una voz entrecortada.

_Solo me gustaría conocer la escuela, ya que si no lo has notado es mi primer día.-Contesto mientras me tocaba el hombro.

No podía explicar la sensación que sentía en ese momento, algo extraño sucedía dentro de mí. No sabía qué hacer, mis piernas comenzaban a temblar solo quería salir corriendo y no volverle a ver. Cuando estaba a punto de decidirme e ir a mostrarle la escuela al nuevo profesor, Tania llego y se lo llevo de la mano, con su estúpida voz de mierda le dijo. _Profesor yo le muestro la escuela- Mientras me miraba con desagrado.

La vida me había dado una patada en el trasero y otra vez la había cagado, en el fondo estaba llorando pero por fuera no podía expresar nada más que odio hacia todo.

Des pues de esa mierda que hice en el salón ya no quería volver a ver a nadie así que tome mis cosas y salte la barda de la preparatoria, para después ir al faro, ese era el único lugar donde lo más débil de mi salía, en ese lugar era donde podía llorar. Todas mis debilidades salían ahí, en ningún otro lugar podía ser lo mismo. El faro era mi refugio adonde podía escapar cuando el mundo trataba de comerme.

Las cosas no son lo que parecen, no estaba seguro de lo que estaba haciendo, se lo que sea me hace débil y eso me da mucho miedo, pensar que no tengo control de mí mismo. No puedo seguir de esta manera, siempre lo observo teniendo cuidado de que no se dé cuenta mi interés sobre él.

En el fondo sé que solo me estoy haciendo daño al creer que en algún momento voltee y me mire. La vida me había hecho ya mucho daño, de solo pensar en lo que los demás harían para joderme me aterraba. Muy dentro de mi sabía que nada de lo que pasaba por mi cabeza en ocasiones se aria realidad, esas fantasías sexuales que imaginaba con él. Me siento mal al estar en la misma habitación.

Estaba mal, no podía continuar pensando de esta manera, tenía que madurar. El solo era un capricho de un niño estúpido o al menos eso quería pensar, esas noches largas que no podía dormir, solo pensaba en sus manos acariciando mi cuerpo lentamente. Odio ser débil, no quería que me importara una persona.

Ahora cuando tomo el autobús y miro por la ventanilla solo puedo tratar de imaginar si el me mirara de la misma forma que lo miro yo, quizás podría ser feliz. Cuando por fin baje del autobús, lo mire en su automóvil con una chica, ese momento una sensación horrible invadió mi cuerpo, comencé a sentir como si no pudiese respirar, una lagrima corrió sobre mi mejilla. Después de un momento todo lo que sentía se trasformó en odio, seque la lagrima con odio, para después continuar caminando. De solo pensar que nunca lo tendría para mí eso me mataba.

Estaba sentado debajo de una ventana mirando hacia el jardín, cuando el profesor entro al salón, estaba muy dolido no podía ni siquiera mirarlo así que no voltee. Al finalizar la clase el profesor me pidió que me quedara después de que terminaran las clases, para poder hablar de algo que aún no lo convencía por completo. Cuando por fin había llegado la hora de la salida, el profesor me llamo hacia uno de los salones donde me pregunto.

_ ¿Qué tal te parecen mis clases?-Pregunto mientras frotaba su mano sobre su cabeza.

_No están nada mal.-respondí mientras flotaba uno de mis brazos con la palma de mi mano.

Cuando escucho mi respuesta una sonrisa apareció en su rostro, puso su mano sobre mi cabeza. En ese momento sentía que el corazón saldría de mi pecho, lo odiaba por completo, pero aun así no podía hacer nada. Los nervios me invadieron por lo cual salí corriendo del salón, el profesor al ver mi reacción de quedo desconcentrado así que corrió detrás de mí, logro detenerme al salir de la escuela, donde me sostenía del brazo mientras me preguntaba.

_ ¿Por qué has salido corriendo de esa manera?-Esa hermosa sonrisa que tenía minutos atrás se había borrado por completo, ahora solo tenía una cara de preocupación.

No podía contestar, no podía hacer nada. Mis piernas temblaban, solo quería correr y no verle más. Sabía que si no contestaba no me dejaría ir.

_Lo siento, no quería salir de esa manera pero.....-Antes de continuar me interrumpió colocando uno de sus dedos sobre mis labios mientras sonreía.

Era extraño parecía como si el también sintiese algo por mí, no de ninguna manera eso era algo estúpido. Como un profesor que me ganaba por más de 10 años se fijaría en alguien como yo.

Los días pasaban y a un no podía dejar de pensar en él, era como si fuese una droga. El fin de semana hay llegado tendría que soportar 2 días sin verlo era algo tan doloroso. Como mi casa quedaba cerca de la playa me gustaba ir a recoger conchas por la tarde, mientras caminaba por la playa con los pies descalzos, el sol se ponía, era una atardecer hermosa no podía perdérmela así que me senté sobre la arena, para apreciar el atardecer.

_Es hermoso ¿no lo crees?-pregunto mientras miraba hacia el atardecer.

_Si, es muy hermoso.-Conteste, mientras me ponía de pie.

Estaba en frente de mí, mirándome. Eso me ponía nervioso así que baje la mirada para evitar verle los ojos y a si no se diera cuenta que lo amo.....

_ ¿Qué es lo que pasa?-Pregunto mientras alborotaba mi cabello.

_Nada, solo..... Me tengo que ir.

Salí corriendo, no podía más las lágrimas comenzaron a escurrir por mis mejillas, no quería que me viera así, no quería que pensara que era débil. Cuando por fin llegue a la casa, deje la cubeta llena de conchas en el jardín, entre rápidamente a mi habitación para después tirarme sobre la cama.

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