Capítulo 11

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NARRA KIRK

Todavía no estoy completamente convencido de que esto sea una buena idea.
Sophie y yo estamos recién casados, entiendo que ella quisiera una niña, había soñado con ello desde que la conocí en la preparatoria, pero ahora que la tenemos, existe el riesgo de que podamos perderla...
Sinceramente nunca me ha agradado, pero es lo que a ella la hace feliz y tengo que aceptarlo.
El problema es que ahora estamos en la clínica donde se supone que nuestra hija recibe atención psicológica... en frente de su padre biológico, en una escena a mi parecer bastante triste.

-¿Quiénes son ellos? -preguntó el hombre con desesperación mientras se levantaba y cargaba a la niña.

-Los nuevos padres de Zoe -dijo inexpresivo el doctor.

-El único padre de Zoe soy yo -presionó a la niña contra su pecho mientras intentaba inútilmente cubrir sus pequeños oídos.

-Eso es de lo que quería hablar con usted. Después de la muerte de la señora Mustaine nadie se hizo cargo de Zoe, por lo que debido a las leyes de este país, la pequeña estaba legalmente sola.

No entiendo como es que un psiquiatra tan preparado mande a la mierda el hecho de que una niña está aquí presente, no creo que sea conveniente que escuche todo esto.
Miré a Sophie y se encontraba en silencio, al igual que yo. No diré nada ya que después de todo ella fue la que accedió a que el padre de Zoe la viera.

-¡Putas mentiras! Yo busqué a Zoe desde el primer momento, pero su abuela no me dejó siquiera acercarme. ¡Se supone que esa maldita vieja se estaba haciendo cargo de mi hija! Ella jamás estuvo sola...

-Señor Mustaine, creo que se atrasó con las noticias... -dijo el doctor mientras se acomodaba los lentes-. ¿Recuerda a la última víctima después de su esposa? Bueno, se trataba de la abuela de Zoe.

-Eso, no... no puede ser posible -susurró el hombre con una mirada de pánico-. Yo recibía sus cartas...

-Mire señor, nosotros hemos cuidado de Zoe desde hace un par de semanas y creemos que es una niña encantadora -se entrometió Sophie.

-Eso lo sé.

-Y también creemos que Zoe lo necesita, ella lo quiere mucho. Todavía no puede dormir bien esperando que usted le cuente un cuento.

-Entonces devuélvanmela -interrumpió mientras bajaba a la niña de sus brazos y la tomaba de la mano.

-Esa no es la idea. No pienso dejar a Zoe nunca, ella ahora es nuestra hija -soltó Sophie con un poco de tensión-. Podemos buscar otras opciones, permitirle verla ciertos días de la semana... claro, si usted coopera.

Pude ver como el pelirrojo parecía enojarse cada vez más, apretaba el puño que tenía libre y parecía querer matarnos con la mirada.

-Eso ni de puta broma -soltó el hombre que parecía emanar fuego, se acercó rápidamente y me dio un golpe en la cara.
La nariz me sangraba y caí sentado en el piso.
No supe qué hacer, como usualmente. Sophie es la que manda siempre, me siento protegido con ella y a veces siento que no doy lo suficiente...

-¡Váyanse a la mierda! -gritó el pelirrojo con rudeza, besó la frente de Zoe suavemente y salió por la puerta.

-¿Policía? -Sophie sacó su teléfono.

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