«Horas 7, 8»

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(...)

Narrador universal:

___ no podía controlar el volumen de los sollozos escapando por su garganta. Trataba de no delatar su posición, pero necesitaba dejar salir con sus lágrimas y sus potentes gemidos la  angustia opresora en su corazón.

 Trataba de no delatar su posición, pero necesitaba dejar salir con sus lágrimas y sus potentes gemidos la  angustia opresora en su corazón

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Se tapaba la boca con ambas manos y se acurrucaba mas contra los arbustos. Solía ver el transcurso de la purga en su televisión y al día siguiente los resultados de tal, pero nunca pensó vivirla en carne propia.

Se había desviado a las calles de los barrios residenciales pensando que tendría suerte por acabar allí, creía que el desastre se acabaría mediante se alejara de los comercios, pero no era la realidad. Si bien la multitud enardecida estaba lejos los pequeños grupos dispersos en la zona que se encontraba daba mas terror. No podía creer la ansiedad, el miedo y la intensidad abrumadora que la atacaba. Nada comparado con las películas de terror que le quitaban el sueño, este miedo era real y siniestro, y la estaba devorando mientras recordaba como un grupo de chicos, menor que ella, habían descuartizado el cuerpo de un vagabundo.

El ya estaba muerto cuando ellos llegaron. Beer los vio mientras doblaba una esquina. Al reconocer que eran jóvenes pensó en pedirles ayuda, antes de hacerlo ellos divisaron el cuerpo muerto de aquel hombre que yacía sobre la vereda. Sin pensarlo se lanzaron sobre el y con simples navajas empezaron a cortar sus extremidades con perversa lentitud.

___ vomito lo poco que tenía en su estomago y se escondió entre los arbustos de un muy bien arreglado jardín.

Todavía escuchaba sus voces cerca, hablando y riendo como si compartieran una charla casual. Beer estaba indignada, no quería morir en manos tan crueles.

Tenía presente en sus recuerdos a sus amigos, su "novio", a su familia: sus padres y su hermano. Este último, Joel, era la única persona a quien __ le profesaba su amor sin restricciones. Beer y Joel eran mellizos, pero compartían mas que la fecha de cumpleaños, habían sido confidentes desde que dijeron sus primeras palabras. Las posibilidades de que muera sin poder abrazar o escuchar a sus seres queridos por última vez la destrozaba.

De repente hubo silencio

Beer se quedo quieta contra las ramas que lastimaban su piel en un suspiro profundo dejo salir sus lágrimas. Sintió alivio cuando creyó que los chicos se habían ido, pero no era así pues volvieron a hablar:

—¿Donde?

—Lo he oído en los arbustos.

Antes que la chica pudiera reaccionar dos pares de brazos se introdujeron en la maleza, encontrándola enseguida. Tiraron de ella hasta que se encontró descubierta. Se incorporó clavando los pies sobre el césped y luchando contra la fuerza de los muchachos, pero no logró alejarse ni un centímetro de ellos. 

—Mira lo que tenemos aquí. – observó uno de ellos.— ¡Que regalo!

—Ni que lo digas.- el que la sostenía la sacudió para que se quedara quieta.
—¿como te llamas bonita?.

The purge «Erick Brian Colon»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora