🌌01🌌

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La gélida noche se hizo presente, dando un lugar en el cielo a la bella luna y brillantes estrellas, las cuales podían ser bien apreciadas ya que no había ni una sola nube en las alturas.

El viento soplaba revoloteando los cabellos de dos niños que corrían jugueteando a lo largo de la desolada calle donde el mayor de ellos vivía.

— ¡El último en llegar se convertirá en el esclavo del otro durante una semana! —Gritó con diversión el pequeño Bin mientras corría.

Pero Eunwoo no le siguió el juego.

— Ay, yo ya estoy grande para esos juegos. No te pases, Binnie. —Rió el pelinegro.

Moon Bin se detuvo en seco y se cruzó de brazos.

— ¡Eunwoo hyung, sólo me llevas un año! Tienes trece... —Frunció el ceño— Eres grande para lo que te conviene.

— Y tú eres pequeño para lo que te conviene. —Se acercó al rostro del menor y golpeó su frente con la punta de su dedo índice, para dejarlo allí de pie mientras él continuaba su camino a casa dando brinquitos.

Bin recuperó su postura y logró alcanzar a su amigo para hacerle cosquillas mientras iban andando. Sus dulces risas resonaban por toda la calle, dándole vida incluso a cualquier ser inanimado.

A medida que los jovencitos llegaban a su destino, ambos iban disminuyendo la velocidad, pues no querían separarse aún.

Pero por desgracia, a unos pasos más ya se hallaban frente a la puerta del hogar del mayor. Era momento de decir adiós. La parte más triste del día.

— ¿Mañana iremos a jugar de nuevo cuando salgamos de la escuela?  —Bin mostró un adorable puchero.

— Claro, Binnie. ¡Nos vemos mañana!

Eunwoo sacudió su mano saludándolo, pero Bin no lo hizo. No quería irse, y a su vez su mente deliberaba si debía hacer algo o no.

Algo que desde hacía un tiempo había surgido en el corazoncito de Bin, floreciendo el amor por primera vez en el niño.

Sentimientos habían despertado en su interior. Sentimientos hacia el otro joven que tenía justo en frente suyo.

Eunwoo se dio la vuelta para adentrarse en su cálido hogar, para protegerse así de la fría noche, y Moon Bin estaba ya dirigiéndose por lado contrario.

Pero se detuvo en un instante.

No, no podía dejar pasar otra oportunidad.

Todos los días perdía aquella valiosa posibilidad que tenía para comentarle al muchacho de sus sentimientos.

Pero hoy no sería igual. Por fin lo haría. Iba a ser honesto esta vez.

El castañito se dio la vuelta y corrió como su corazón lo indicaba, en dirección al viento el cual lo impulsaba, para tomar así a Eunwoo de la muñeca antes de cerrar la puerta principal tras de sí.

— Espera, hyung. —Dijo con nerviosismo.

— ¿Sí, Binnie? —Le sonrió.

— Yo, bueno... —Articuló— Sabes, yo quiero decirte algo...

Moon Bin trató de buscar las palabras indicadas, pues no tenía ningún discurso preparado, y las dos redondas orbes del pelinegro no ayudaban a controlar los nervios del más pequeño.

Su corazoncito latía a mil por hora y sus manos comenzaron a sudar. ¿Qué expresión debía utilizar en casos así? Quería ser sutil.

— Me... Me gusta mucho pasar tiempo contigo. —Tartamudeó el menor.

Run ; Binwoo || ASTRO Where stories live. Discover now