Prólogo: 'conociéndolo'

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El Tick-tock de las manecillas del reloj le daban una advertencia al joven con cabello castaño oscuro que se encontraba en el mesón de la cocina meneando los pies de delante hacia atras, era una forma llevadera para pasar el tiempo y que no se volviera aburrido, pero la verdad es que es un poco tedioso estar allí sin hacer nada más que sólo ver a la mujer cocinar, y es que su madre llevaba unos treinta minutos moviéndose velozmente por la cocina con agilidad, cortando la verdura para echárselos al pollo, que haciendo el aderezo para la ensalada, que lícuando las frutas para el jugo.

Limpió el escaso sudor de su frente, miró a su primogénito—-Cielo, pasame la sal.. falta sólo un poco y estará-—el joven torció los ojos sin que ella viera aquello, estaba alardeando, ella había puesto mucho esfuerzo en eso de la maravillosa cena, la mujer no decía nada a respecto ni aunque su hijo prácticamente suplicara por saber el mérito de aquello.

Era importante, eso era lo único que debía conocer.

—- Mamá, ¿Ya me dirás..? Oh, por favor, sabes que odio las sorpresas. -— dijo como último ruego, ya que, no paraba de preguntar sobre el 'porqué' de esa cena, le pasó el pote de la sal que yacía a su costado, ella lo miró con una de esas miradas matadoras que él ya sabía bien lo que significaba.

No le vió el chiste a eso, así que sin más información se rindió, pero vamos, la cena estaría temprano y eso era la única parte que ahora importaba, sin más se bajó del mesón, mejor subiría a su habitación y continuaba con ese videojuego que aún le faltaba para pasar de nivel.

Subiendo las escaleras de dos en dos, escuchó el fuerte rechinar del timbre, así que con flojera se devolvió a mitad de estas, desviando su sendero se dirigió a la puerta, antes de llegar al living le gritó a su mamá para que está no se tomara la molestia de venir.

-— Mamá, yo abr- ... -— No lo dejo terminar, pues derepente su celaje apareció detrás de él, casi que causando un tremendo susto en el joven.

Ella toco su hombro con cariño —- Cielo, -hablo bajo acomodando de paso su ropa, el delantal fue removido , su hijo lo tomó entré sus manitas —-Mi amor ..¿Por qué no arreglas la vajilla?, En un momento te alcanzó. ¿Si?..

El muchacho asintió obediente, aunque no quisiera le tocaba, su madre enojada era otra historia -— Está bien, má.

Se dirigió a la cocina en busca del encargo, que para su suerte estaban dentro de los gabinetes de la alacena. Era una altura poco favorable.

De regreso a la mesa se confundió por el comportamiento poco usual de su madre, hablan en voz super baja, pero aún así se lograba escuchar el siseo de su voz, poco después logro escuchar el vozarrón de un hombre, super raro, su madre no era de esas que llevaba "amigos" a casa y menos sin avisar.

Prefirió no darle mente a eso, puso los platos en cada posición, de tres puestos, era obvio que ese hombre era su invitado, pero, ¿Por qué tanto escondidismo?.

-— Cariño,-—anuncio su llegada, el adolescente dejo de hacer el mandado y prestó atención -— Te presento a YoonGi -— comunicó suavemente, como si hablara con una persona que sufre una enfermedad terminal y aún no sabe que va a morir, el muchuachelo concentró su mirada en el hombre que se hallaba al lado de su madre, aparentemente de unos treinta y tantos años, alto, más que él y su madre, piel clara, sin cara de amabilidad, sólo una línea se dibujaba en sus labios, ojos profundos e ilegible, era un tipo apuesto, sin mencionar que su ropa y perfume parecían ser de marcas super costosas.

—- Debes ser JiMin -— dijo neutro, -— Tú madre me habló mucho de ti, —-estiró su mano grande y pálida con sus venas siendo el centro de atención, JiMin por cortesía hizo lo mismo y ambos estrecharon sus diestras.

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