Mi víctima de celos.

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No iba a empezar de nuevo contando que había vuelto del trabajo…porque me habían echado, para empezar. Además, yo soy mucho más imaginativo para comenzar a contar que estoy haciendo en estos momentos. Así que, vamos a ello.

Estaba sentando en mi cómodo sillón de color rojo con manchas negras, así como de vaca roja (¿Ven cómo estoy narrando? ¡Les cuento hasta el color de mi sofá con pelos y señales!), mientras esperaba a Harry. No sabía a dónde se había ido aquel muchacho de cabellos rizados y de orbes verdes (no sé que es orbes, pero lo leí en un libro una vez).

Okey, ya paro con eso.

¡Prevenidos!

Estaba sentado en el sofá, sin nada que hacer más que rascarme el ombligo hasta sacarme las pelusas que tenía en ese agujero. Podría sacarme los mocos, pero Harry dice que eso es antihigiénico. ¿Qué le importaba a él si me sacaba los mocos? ¡Era mi novio, no mi madre! En fin, él se había ido hacía una hora porque tenía algo que hacer en su súper trabajo de dependiente de supermercado.

Pero había algo que no encajaba. Y lo notaba por mi sexto sentido de macho. Así que me levanté del sillón, chasqueando mis dedos para deshacerme de la pelotilla del ombligo. Cogí mi abrigo de piel de visón (no sé que es, me lo regaló un vagabundo el otro día) y me lo puse. Estaba listo para saber que estaba haciendo mi novio.

Mientras caminaba por la calle sentía la mirada de las personas puestas en mí. No sabía si era por lo hermoso y genial que soy, o porque me parecía a Macklemore ahora mismo. Igualmente, pasé mi mano por mi pelo, así como sexy. Porque yo era sexy y debía demostrarlo. Es que, ustedes no sabéis lo sexy que era yo. Era hermoso y no me lo podía negar, es que me enamoraba cada día más.

No soy vanidoso. Porque vanidoso es el canelo pasión de Zayn.

Al llegar al supermercado, escuché con atención como lo que sonaba era una canción yo me sabía a la perfección. Así que esperé al estribillo para cantar.

—¡Secsi señorrita!—canté— ¡Waticonteiaaaaaaaa!

Amaba a Abraham Mateo tanto como a Harry.

Nah, es broma. A Harry solo lo quería para darle por detrás. Todas las noches. Seguidas. Sin descanso.

¡Soy tan romántico!

—¿Louis? —oí una desagradable voz, porque como soy así de genial, las voces de mujeres me resultaban irritantes.

Me volteé haciendo que mi flequillo se moviese, aunque no medí la fuerza y me golpeé con otra cosa. Oí un grito y después un golpe en mi cabeza.

—Maldito asqueroso —dijo la señora a la que le di el cabezazo.

—Buena fue a hablar —la miré—. ¡Vieja!

Una mano me agarró la muñeca y me arrastró lejos de allí. Salvándome del bolsazo que me hubiese dado la vieja esa si no me hubiese ido. Las viejas de hoy en día no son lo que eran antes. No sé hacía dónde me estaban llevando, porque quería mantener la intriga y cerré los ojos. Dejándome llevar por aquella mano.

—¿Louis Tomlinson? —levanté la mirada al oír mi nombre de súper macho genial.

—Sí —dije—, así me llaman —la miré—. ¿Y tú quién eres?

Mi víctima de bromas. Larry Stylinson.Where stories live. Discover now