Capítulo 7.- 8 días

3.2K 279 15
                                    

No me moví, aunque la herida escocía lo suyo. Por supuesto, esta ya se estaba cerrando.

Aquello carecía de valor en comparación al espectáculo de enfrente. Lysa estaba arrodillada en el suelo con los brazos agarrados por dos fornidos vampiros vestidos de uniforme, mientras Anna estaba amarrada por unos grilletes muy gruesos a la mesa.

“Te lo vuelvo a repetir, ¿dónde está a tu compañero?” Preguntó uno de los hombres. Podríamos decir con gran certeza que él era el capitán.

“No lo sé, lo juro. Por favor, deja a mi hija en libertad.” El capitán a su respuesta golpeó con mucha fuerza una de las paredes de la casa, dejando una gran marca en ella.

Paseó la mirada por toda la habitación, hasta fijarse en mí.

“¡Tú! ¿Sabes algo de él?” Negué suavemente.

“Nadie sabe nada… Umm… De acuerdo, haremos esto. Yo me llevo a esta mujer y tú y la mocosa me traéis al padre, tenéis menos de una semana.”

“¡¿Qué?! ¡Eso es imposible! ¡No sabemos dónde está!”

“Tenéis ese plazo, sino, está muerta.”

Hizo una señal a sus amigos y todos se marcharon llevando a Lysa a rastras. El hombre que tenía la daga en mi cuello se levantó el último y tiró una llave cerca de Anna.

Me levanté rápidamente de la cama y corrí hacia la puerta. Para entonces el carromato se alejaba de la casa.

“¡LYSA!” Grité a todo pulmón.

El único sonido que se oía era mi eco. Miré hacia atrás, para encontrarme a Anna  con los ojos húmedos y perdidos.

“Tenemos que movernos. Ya.”

∞®∞®∞®∞®∞

“¿A dónde vamos?” Preguntó Anna.

Estábamos en el bosque. No quería arriesgarme a que nos siguiesen. Habíamos paseado durante todo el día por la ciudad, en un intento de sonsacar información del paradero de varios fugitivos, entre ellos el padre de Anna. Pero nada, nadie sabe nada. Es estresante y sólo me quedan 7 días.

Por la casa tampoco ha pasado, y no creo que lo haga. Hay dos centinelas ocultos en la maleza, lo que me dificulta la tarea.

“Necesito armas, si no conseguimos encontrar a tu padre, habrá que sacar a tu madre.” Ella me miró como si estuviera loca.

“¿Armas? ¿Qué armas? Es imposible sacar armas de ningún lado. Tienes que ser un guardia y es algo muy difícil, son tres años de preparatoria y no tenemos ese tiempo. A no ser…”

“¿Qué?”

“El museo. Allí exponen todo tipo de cosas antiguas, incluso de la Tierra. Vamos a ver si encontramos algo.”

Diez minutos más tarde nos encontrábamos dentro de un museo enorme, algo inesperado teniendo en cuenta la pobreza del pueblo.

No sabía  por dónde empezar. Había tantas zonas y tan poco tiempo.

Perdimos la moción del tiempo y me dolían los pies. A través de las ventanas pude ver que ya oscurecía y no tenía a penas dinero para comer, mucho menos para comprar otra entrada para el día siguiente.

Entramos en otra aula enorme. Era bastante oscura y siniestra. Las únicas luces que había estaban en las esquinas y varias letras rojas daban nombres a las vitrinas.

“No me gusta este sitio.” Admitió Anna. “Es… oscuro, malvado.”

Realmente aquel lugar te ponía los pelos en punta, pero a la vez había algo familiar en él.

Pacto de SangreWhere stories live. Discover now