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Su pincel raspaba el lienzo como sus ojos el espacio entre Kyle y él, cada trazo era un deseo reprimido de reemplazar la pintura por sus manos y la tela por la piel de su modelo. Era todo un reto para su distraída e imaginativa mente no viajar a toda clase de fantasías al tener a Kyle semi desnudo, expuesto a él, dedicándole esas sonrisas a él.

Había seis estudiantes en esa clase pintando ese cuerpo que representaba la lujuria en toda su expresión, pero Damon sentía esas miradas exclusivamente para él y es que no estaba equivocado. Kyle estando en su papel y en su vulnerable posición, literalmente a la vista de todos, no podía hacer más que tratar de gritar su deseo a través de las pupilas esperando que solo unos oídos específicos lo oyeran.

Con mucho disimulo, Damon limpió una gota de sudor que empezaba a resbalar de su frente; al principio había pensado que luego de un tiempo de ver a Kyle a diario su atracción disminuiría pero no hacía más que encender sus hormonas y apagar sus neuronas cada que lo tenía en esa situación. Si la tensión sexual pudiera verse como un corrientazo entre las personas, la de ellos podría perfectamente ser una tormenta eléctrica. Porque así era: explosiva y centelleante; más fuerte de la que cualquiera pudiese sentir.

Un modelo en vivo para practicar dibujo, ¿cómo se le había ocurrido semejante locura? ¿cómo no prever que un modelo tendría la tentación tatuada en su rostro y el pecado sudando en su piel? Damon era el maestro de la clase y debía dar el ejemplo pero sus pensamientos estaban tan alejados de la pintura que ese lienzo estaba a millas de ser tomado como ejemplo de un profesional.

Con cada minuto parecía que la estancia subía dos grados en su temperatura y Damon tenía ese monólogo interno que vivía dos o tres veces por semana cuando las clases tomaban lugar; ese debate que se repartía entre ser un profesional y despedirse de Kyle al terminar o arriesgarse a lanzarse a sus brazos.

Entonces hubo un detonante: trataba de dibujar una parte de su mentón pero cuando subió la vista para tomar la impresión del ejemplo, Kyle se mordió el labio inferior. Todo el cuerpo de Damon se estremeció ante ese simple gesto, un chispazo lo recorrió llegando directamente a su entrepierna y a los latidos ahora desenfrenados de su corazón.

El debate interno terminó, no iba solo a despedirse esa tarde.

Por rutina Damon siguió con sus pinceles en la mano... rutina o coartada ante sus estudiantes. El reloj marcó las siete y eso indicaba el final de la clase; una evaluación rápida a cada uno dejando lo estricto a un lado por el afán de que todos se fueran antes de que Kyle lo hiciera; ni siquiera prestó atención a que todas las pinturas tenían una imagen completamente ajena a su modelo, nadie había atinado ni siquiera a su tono de piel, como si vieran a alguien diferente a quien realmente estaba allí. Kyle por su parte se demoró muchísimo más colocándose su ropa aunque tenía la leve esperanza de perderla pronto,

Finalmente quedaron solos; Damon acomodó su camisa, soltando los dos primeros botones siendo preso del calor que estaba en el ambiente y en sus venas. Bastó un cruce de miradas con Kyle para que Damon supiera que eras insinuaciones no eran producto de su imaginación.

—Lo hiciste muy bien, Kyle —dijo Damon, tratando de sonar calmado.

—Más de la mitad del trabajo va por cuenta del pintor —objetó Kyle. Se acercó a Damon y se ubicó tras él para observar el lienzo que él había usado—. Lo que tú pintas es lo que ves en mí.

El dibujo de Damon estaba lejos de ser bueno y eso fue todo a causa de la falta de concentración. Los trazos hechos fuera de la línea correcta, distorsionando gran parte de su esbelta figura, apenas y podía pasar por una caricatura de un principiante.

Pacto con Kyle  •TERMINADA•Where stories live. Discover now