Ocho.

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Gracias, Kiyoshi.

#8
El momento de la verdad.


Miraba una y otra vez su reflejo en el espejo. No estaba conforme, no importaba lo que se pusiera, pero al observar la hora decidió que no importaba en realidad y que debía irse o se haría más tarde.

Antes de salir saludó a su madre y le prometió volver temprano. Tomó las llaves de su casa y corrió hacia afuera sin perder más tiempo. Revisó su teléfono antes de seguir, Miyaji le había enviado un mensaje con la dirección del lugar donde se encontrarían y se sorprendió ya que se trataba de un parque de diversiones.

Esa semana, libres de exámenes y tareas, decidieron pasar el sábado juntos como hace rato no hacían. El rubio pidió escoger el lugar con la condición de que Mayuzumi no se enteraria hasta el día en cuestión. Y así fue.

El de ojos grises comenzó a pensar. No tenía problemas con los juegos mecánicos, no padecía vértigo ni le daban náuseas, pero el sólo hecho de estar junto a Miyaji le provocaba un poco de nervios.

Las palabras de su mejor amigo hicieron eco en su cabeza y suspiró. Debía hacer algo al respecto antes de que Miyaji decidiera mirar hacia otro lado, específicamente hacia otras personas. Eso le dolería. Sería algo que no se perdonaría.

Sin embargo, el miedo al rechazo o a no ser suficiente también estaban latentes. Demasiados pensamientos, todos contradiciendose, sin llegar a una idea concreta de la situación, y sus sentimientos que no ayudaban a mejorar las cosas. Lo único que quería era permanecer junto al mayor, aún si era como amigos. Aunque reconocía que a lo mejor debía pensar es su propio bienestar físico, emocional, mental.

Hacerlo por Miyaji, pero también por él mismo.

Estaba a unos metros de llegar. La figura del rubio se encontraba en la entrada del lugar, miraba a su alrededor cada tanto buscando algo, o más bien, a alguien. Mayuzumi se detuvo a intentar regular su respiración luego de la carrera. El día era soleado y agradecía no haberse puesto nada demasiado abrigado encima, pues la tarde sería cálida y agradable. Cuando tuvo las fuerzas para continuar, retomó su andar sólo que sin correr esta vez.

A lo lejos, Miyaji lo vio y le sonrió en grande alzando la mano para llamar su atención. Mayuzumi sonrió también más tenuemente. Estaba a nada de llegar pero alguien chocó con él y tiró las bolsas que cargaba. El peliplata se apresuró a ayudar a esa persona a recoger sus cosas.

--Oh, lo siento, no te vi. --se tensó al reconocer esa voz --Gracias. Espera... ¿eres tú, Chihiro-kun?

¿Y si mejor un O.V.N.I aparecía y se lo llevaba de allí para acabar con su sufrimiento?

¿Por qué debía encontrarse con ella en ese momento cuando se sentía confundido justamente por culpa suya?

¿Qué clase de conspiración del Universo era esa?

--Sí. ¿Qué tal, Minako?

La chica le sonrió emocionada, como si no creyera que realmente era él, lo cual hizo a Mayuzumi continuar queriendo desaparecer.

--Qué inesperado encontrarte aquí. --dijo observandolo de arriba a abajo --Vaya, que guapo. ¿Tienes una cita o algo?

Mayuzumi no pudo evitar echarse un vistazo a sí mismo y alzar una ceja, ¿aquella chica hablaba enserio o era mera cortesía? Podía lucir de muchas formas, pero guapo jamás.

Además... ¿¡dijo cita!?

--¿Eh? N..no... yo...

--Mayuzumi, ¿todo bien aquí? --una voz masculina lo interrumpió en medio de sus balbuceos y se sonrojó al saber de quién se trataba.

ɢʀᴀᴄɪᴀꜱ, ᴋɪʏᴏꜱʜɪWhere stories live. Discover now