22 de Noviembre - Bebés

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Día 3: Bebés

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Bakugou tenía un serio problema. Uno más complicado del que esperaba y que, a la vez, le ponía más histérico de lo normal.

¿El motivo? Kirishima y Kaminari se habían convertido en bebés.

Pero lo peor no era eso. Lo más horrible de todo era que tenía que cuidarlos porque el efecto de ser bebés dudaría un solo día, así que ya que él era uno de los más cercanos a esos chicos (cabe decir que Ashido y Sero se inventaron una excusa barata para librarse de aquello), pues le tocaba cuidar a los problemáticos enanos que, al parecer, tenían tendencias suicidas.

—¡BAJA DE AHÍ, MIERDA! —gritaba aquel rubio amargado mientras veía como Kaminari se había subido a su armario y, en cualquier momento, haría el intento de volar.

Los tres estaban en la habitación de Katsuki y ahí se quedarían hasta que el efecto de ser bebés hubiera terminado.

La pregunta era, ¿y de quién fue la culpa que ambos terminasen así? Pues de Kaminari.

Resulta que por la calle había un tipo extraño que convertía a la gente en bebés por un día, con su quirk, por solamente 1000 yenes. Obviamente a Denki eso le llamó la atención y, por algún motivo, Bakugou terminó arrastrando a dos enanos de regreso a U.A.

—¡NO COMAS COSAS DEL SUELO, BASTARDO! —gritó nuevamente al observar cómo Kirishima había encontrado una cosa negra en el suelo y se la había metido a la boca.

—¡Ahí voy! —exclamaba cierto bebé rubio mientras se tiraba del armario hacia la cama de Katsuki.

Al parecer, esas eran unas de las pocas palabras que Denki podía pronunciar correctamente.

—¡JODER, QUEDAROS QUIETOS! —Bakugou se desesperaba demasiado; su paciencia tenía un límite.

—¡Kaminadi, Kaminadi! —llamó el pelirrojo mientras se subía, a saber cómo, a la cama del rubio explosivo—. ¡Mi’a e’to! (¡Mira esto!) —siguió mientras se metía la mano por detrás en los pañales y rebuscaba cierta cosa—. ¡Caca! —añadió con una sonrisa mostrando su mano abierta en la que se podía contemplar un trocito duro de mierda.

—¡Caca! —respondió Denki con otra sonrisa mientras se acercaba hacia su amigo.

—¡PUTOS CERDOS! —gritó Katsuki al comenzar a sentir el olor que procedía del culo de Eijirou.

Y a los pocos segundos el olor empezó a proceder también del culo de Denki.

¿Qué significaba? Que a Bakugou le tocaba cambiar pañales.

—Cuando regreséis a la normalidad os mataré… —maldecía Katsuki mientras apretaba los dientes y tumbaba a ambos bebés para desnudarlos y cambiarles.

—¡Ama’ga’o, ama’ga’o! (¡Amargado, amargado!) —reía Denki mientras señalaba a Bakugou y este hacía el esfuerzo de retener sus ganas de matar a ambos críos.

De alguna manera, Katsuki había conseguido quitarles los pañales y ahora ambos estaban desnudos mientras daban vueltas por la cama del chico explosivo manchando todo de mierda. Bakugou no soportaría más tiempo así.

—¡Kidichima! —llamó Kaminari posicionándose casi encima del otro bebé para mostrar con claridad cierta cosa—.  ¡Elefa’te! (¡Elefante!) —exclamó enseñando su pequeño pito y tropezando para caer completamente encima de Eijirou.

A Katsuki todo se le estaba haciendo demasiado complicado.

Intentaba controlarse… lo intentaba. Pero no se le ocurría nada para que los jodidos enanos se estuvieran quietos, así que trató de pensar algo. Lo que sea. Tan solo una cosa que les hiciera tranquilizarse…

“El agua de mierda.”

Y así fue como cogió a ambos pequeños de una pierna, se dirigió hacia el baño, llenó la bañera y tiró dentro a los enanos, los cuales cayeron justo uno encima del otro.

Pero lo que sucedió a continuación sería algo que ninguno de los tres olvidaría.

Al parecer, el efecto del quirk se iba en un día o... si eras mojado con cualquier líquido. Y así fue.

Kaminari y Kirishima habían regresado a su estado normal de adolescentes hormonados y ahora, ambos desnudos, Denki se hallaba encima de Eijirou… frente a frente.

El cómo sus rostros se enrojecieron en apenas segundos no tuvo precio. Aquello fue demasiado vergonzoso para ambos jóvenes.

Kaminari se separó en seguida y le dio la espalda mientras Kirishima hacía exactamente lo mismo, en aquella bañera, totalmente avergonzados y sonrojados a más no poder.

“¡La tiene más grande!” Pensaba el rubio eléctrico tratando de calmar su nerviosismo.

Pero lo que ninguno de los dos sabía era que les esperaba algo peor. Bakugou estaba crujiéndose el cuello y las manos mientras sonreía con enfado.

—¡¿ESTÁIS LISTOS PARA MORIR, BASTARDOS?! —gritó activando su quirk y, sin dudarlo, yendo con intenciones asesinas a por sus buenos amigos.

Y esto terminó con muchas explosiones y con un silencio incómodo cada vez que Kirishima y Kaminari estaban a solas, ya que recordaban lo acontecido y se avergonzaban.

[...]

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Espero que se haya notado que el “Kaminadi” y el “Kidichima” eran a propósito (?) xD

Rojo y Amarillo [Boku no Hero Academia]Where stories live. Discover now