"La cagué."

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-Bueno, sí. Las cosas no salieron bien. -Comenzó a explicar MingHao. Las ojeras le hacían verse tan cansado como su voz demostraba que estaba.- La quería muchísimo. No te imaginas cuánto. Pero la cagué.
Iba todo realmente bien. Llevábamos un año y medio saliendo juntos y, sabiendo que pronto podría dejar a un lado mi carrera como idol, esperaba poder mudarme a un apartamento a las afueras de Seul con ella en poco tiempo. Pasaba el tiempo y cada día a su lado era mejor que el anterior. Todo era luz y color hasta el día en que decidí salir de fiesta, perdí los estribos y, totalmente borracho, le fui infiel con otra. Nunca he sido de esos que se emborrachan, pero aquella noche mis amigos me habían presionado y yo había cedido. Recuerdo el último mensaje que me mandó aquella noche. "¡No bebas mucho!", me dijo. Luego creo que se fue a dormir. Al día siguiente, cuando me di cuenta de lo que había pasado, me eché a llorar. Lloré toda la mañana y toda la tarde, pero como ella estaba en la universidad no lo supo nunca. Cuando volvió la vi entrar con el rostro empapado en lágrimas. Recuerdo que me dijo en un susurro: "tengo fotos de lo de anoche" mientras levantaba el móvil y me enseñaba imágenes en las que yo besaba a alguien a quien no reconocí. Quise explicarme, pero fue imposible; yo sabía que la había cagado, así que no quise poner excusas. Simplemente me callé y, de ahí a una semana, rompió conmigo. Lloré. Como nunca había llorado. Otra vez. Cogí una baja por depresión, porque no podía ni bailar, ni cantar, ni hacer nada. Me pasé días enteros llorando metido en cama, en silencio, viendo sus fotos. Y sigo igual, que es lo peor. No la he superado y todavía quiero decirle que no fue intencionado.
-Pero, MingHao... ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?
-Un año, dos meses y siete días. -Murmuró, tras pensárselo por un par de segundos.
-Ella creo que lo ha superado. -Replicó la muchacha, en poco más que un susurro. Parecía poco convencida.

MingHao sintió su corazón rompiéndose en mil pedazos. Estuvo a punto de echarse a llorar, pero mantuvo la compostura y trató de seguir la conversación.

-JiYoon, tú eres su amiga. Por favor, dile que quiero hablar.
-Ya lo he intentado. Lo sabes bien. JunOh es terca a veces... Y le rompiste el corazón. -Contestó la muchacha, masajeándose las sienes con ambas manos.
-La quiero.
-Ella a ti no.

JiYoon sentía profundamente el ser tan tajante con él, pero lo hacía por su bien. Había sido su amiga por mucho tiempo (aunque no tanto como lo había sido de JunOh) y prefería matar toda esperanza en él antes de crear falsas ilusiones. Aún tras haberle dicho aquello, sin embargo, MingHao se mostró persistente y siguió rogando.

-Dile que venga a hablar conmigo.
-MingHao... -Suspiró. Tamborileó con los dedos sobre el brazo del sofá, en completo silencio, pensativa. Tras un buen rato, respondió.- Vale. Lo intentaré. Pero no te hagas ilusiones si no quieres salir mal parado. Lo digo por tu bien.
-Lo sé. Gracias por preocuparte por mí.
-De nada. Y ahora hazme el favor de meterte en la puta cama y dormir hasta que esas ojeras de vagabundo se desintegren. -Espetó, levantándose.

Tardó poco en salir. No se despidió, no hizo nada; huyó al pasillo y llamó con velocidad a JunOh.
"Eh. Tienes que quedar con MingHao. Por favor."
Discutieron por cerca de media hora. Que por qué debía ir, que por qué no... Al final, por cansancio, JiYoon se coronó vencedora de la trifulca y el reencuentro con MingHao había quedado acordado para "dentro de tres días, sí, pero me cago en tu madre".

Su corazón latía con velocidad. Iba a verla de nuevo. Recordaba a la muchacha como si la hubiese visto el día anterior: tan bajita pero tan resplandeciente como el sol, tan risueña como ninguna y tan preciosa a sus ojos como una diosa. Recordaba con cariño los momentos dulces a su lado, pero sentía angustia y dolor al hacerlo. La quería de nuevo a su lado aunque fuese por un instante y hubiese matado por sentir aquella piel pálida entre sus labios una vez más. La echaba de menos. Hubiese matado también por poder haberla visto todo el año pasado, pero le daba igual mientras pudiese mirarla a los ojos una vez más. Sabía que abrazarla sería imposible y que besarla lo sería aún más, pero al menos podría soñar con hacerlo (como siempre).

Estaba bien.
Se sentía mejor.
Logró dormir esa noche.

Sentía que la alegría y la esperanza perdidas habían comenzado a revivir en su corazón hasta entonces marchito.

I miss your lips. 「Xú MingHao fanfic」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora