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El pequeño grupo de jóvenes se encontraba a las afueras de las instalaciones en la espera del moreno, quien todavía no salía por la última clase que tenía: matemáticas, todos creían que Lance es el peor en los cálculos y divisiones, por lo tanto siempre le ayudaban a estudiar y hacer sus tareas, si no fuera por ellos estaría reprobado de por vida. Keith no dejaba de mirar su móvil con el ceño levemente fruncido, los demás no sabían lo que estaba mirando, pero podían deducir por su gesto que era algo que no le agradaba para nada, hasta que bloqueó su móvil y todos sus amigos desviaron la vista con rapidez cuando éste la alzó para mirarlo, puso sus ojos en blanco al saber lo que hicieron, sin tomarle importancia avanzó hasta la gran puerta del instituto, haciéndole una seña a los demás de que iría a buscar al moreno, se le hacía mucho el tiempo y no le agradaba para nada esperar.

— Va por su novio, qué lindo.— Se enterneció la morena, sonriendo levemente, aunque esa pequeña sonrisa se desvaneció al momento de sentir la mirada fulminante del azabache sobre ella, causando que desviara su vista con rapidez.

Keith entró, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón para caminar hacia las escaleras con una gran tranquilidad en cada uno de sus pasos, su vista se fijaba en los pasillos, mirando los carteles que los demás jóvenes ponían, ya sea una compañía contra abusos, prevención de suicidios, talleres de artes, obras teatrales, entre otras cosas que a Keith no le interesaba en lo absoluto. Siguió su camino hasta el tercer piso en donde se encontraba el moreno en aquella y supuesta clase de matemáticas, hasta que un ruido causó que sus pasos fueran cesando poco a poco, yendo más lento y sigiloso que un gato, lograba escuchar la voz del moreno y unos cuantos quejidos provenientes de él, se sobresaltó al percibir un terrible estruendo proveniente del mismo lugar.

— ¡Lance!— Corrió en dirección al salón en donde él se encontraba, y sin pensarlo dos veces, su mano se puso sobre la perilla dorada para girarla con brusquedad y así permitir la vista del interior. Su ceño se frunció al ver al joven recostado sobre el suelo con una mano sobre su abdomen y cerca de éste se hallaba un joven robusto.— Déjalo en paz.

— Yo puedo solo...— Murmuró el moreno al escuchar la voz del azabache en el salón, mantenía su mano en su abdomen mientras trataba de levantarse, pero el joven había dejado un golpe más en su anatomía, haciéndolo caer por segunda vez al suelo.— Lárgate, nadie pidió tu ayuda.

— Pues tú sí, así que no te quejes, baboso.— Puso sus ojos en blanco, poniéndose frente al moreno para cuidarlo y defenderlo por si al joven se le ocurría atacar nuevamente.— ¿Qué esperas? Largo de mi vista, ballena, es mejor que vuelvas al océano.

— Al menos no soy marica como tú.— Soltó una pequeña risilla de burla, tomando las pertenencias del moreno para lanzar estas directamente a la basura, marchándose del salón después de aventar su mochila por la ventana.— Maricones.

Se escuchó un bufido por parte del moreno, haciendo que Keith se girara hacia él para ayudarlo a levantarse del suelo, Lance sacudió sus prendas al estar de pie, en su mirada se notaba lo molesto y desanimado que se encontraba al recibir un trato negativo por parte de una persona que no le llega ni a los talones.

— Lance, ¿estás bien?— Preguntó Keith después de un largo silencio entre ambos jóvenes, mirándolo con cierta lástima al analizar la situación detalladamente.— Ni se te ocurra vengarte.

— No te prometo nada.— Fue lo único que respondió, empujando levemente al azabache fuera de su camino para salir de ahí en cuanto antes, abandonando al joven en el salón de clase con ciertas dudas en su mente.— Obvio que me las vas a pagar, estúpida ballena.— Murmuró entre dientes, juntando sus manos para ejercer presión sobre estos, logrando escuchar un crujido proveniente de estos.

Playing At Being Heroes;; Klance [Alternative Universe]Where stories live. Discover now