After Fred

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Dias después de la muerte de Fred, sigo sintiéndome como en un sueño. No puedo comer, beber, o si quiera mostrar una simple emoción. No puedo ni llorar por la muerte de mi hermano. Y es que, ¿acaso se puede tener sentimientos cuando te han arrancado la mitad del alma y del corazón, convirtiéndote en un muerto en vida?

La respuesta es no.

Mi madre esta desconsolada también, y yo he dejado de aparecer por la casa, ya que cada vez que me ve rompe en llanto. Tal vez no se da cuenta de que me falta una oreja, o que mi voz el ligeramente más grave que la de Fred.

Percy solo se culpa a él mientras se golpea con lo que tenga enfrente. Harry se culpa a él mismo también. Ginny se niega a ser débil, pero oigo sus sollozos en la noche. Ronald no ha bajada de su habitación, y papá mata el tiempo en su trabajo para tener alguna distracción.

Ojalá yo pudiera distraerme y no pensar tanto en eso.

Intenté regresar a la tienda de bromas pero casi al momento de abrir la puerta, me paralicé por completo. Simplemente no podía seguir con mi sueño, con nuestro sueño, si Fred no estaba incluido. Así que le comenté a papá mi decisión, y cuando todas las cosas se vendan, cerraremos la tienda definitivamente. Incluso algunas veces, cuando todo está en completo silencio, creo escuchar su voz, pero sé que es un producto de mi imaginación. Es imposible que él regrese, por más que yo quiera que lo haga. 

Pero regresando al tema de las distracciones, me he apuntado a ser voluntario en limpiar el castillo. Sé que seguramente, ahí cada rincón me acordaré de él, pero va a ser una manera de llevarlo conmigo, aunque ya no estés aquí.

Llega el día de regresar a Hogwarts, y yo me encuentro sin emociones, Como y hago los deberes de la casa como un autómata, apenas moviendo la varita o recordando los hechizos. Al parecer es otra cosa que Fred se llevó, mis ganas de vivir con alegría.

Mamá entra apurada en la cocina y mete lo que parece ser un pastel en el horno. Parece no darse cuenta de que estoy ahí. Creo que así va a ser mejor para los dos. Después de una media hora, mamá me mira como si estuviera en un sueño:

-Fred, cariño, ¿puedes vigilar la tarta en lo que hago un pequeño mandado en el jardín?- escuchar el nombre de mi hermano me retuerce el corazón, pero por primera vez en días sonrío. Y lloro al mismo tiempo.

-Yo soy George, en serio mujer, ¿te haces llamar nuestra madre?- digo en tono cómico con un toque de melancolía, recordando la estación de trenes en Londres, y antes de que mi mamá, mi querida madre, la cual ha dado todo por nosotros, la que ha luchado tanto por su familia y no ha pedido nada a cambio, diga algo, la atraigo en un abrazo.

Y juntos lloramos por la muerte de mi hermano.

Por la muerte de su hijo.

Por la muerte de un héroe, y algo mucho más que eso.

Llega la hora de ir al castillo, y mi padre me acompaña a la estación de trenes. Aún recuerdo la primera vez que cruce la barrera espacio-temporal que nos llevaba a la plataforma 9 y 3/4. Fred y yo jugamos a las carreras, para ver quien chocaba más fuerte. Al final los dos ganamos, pues chocamos con un señor alto y gordo. Era algo que nunca iba a olvidar. Nada que tuviera que ver con él iba a olvidarlo, y lo sabía.

Me despido de mi padre, el cual me pide que me cuide, Asiento, pero no prometo nada. Fred cuidaba de mi, y yo de él. Nunca he podido cuidarme, y en lo más profundo de su alma, él lo sabe.

Cuando subo al tren, me dirijo sin prisas al vagón en el cual siempre nos íbamos mi hermano y yo, con Lee y otro grupo de amigos casi igual de revoltosos que nosotros. Éramos la pesadilla de todos los maestros, aunque sentían un cariño especial con todos nosotros. Excepto Filch, él siempre era un amargado.

After Fred (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora