1. Los Salvatore llegan a Nueva Orleans

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El amor nos conduce a hacer cosas totalmente dementes. Saltar en paracaídas porque es el sueño de toda la vida de tu pareja sin importar tu miedo a las alturas, conducir a las 5 de la mañana hasta el supermercado más cercano porque tu amada quiere helado de menta y chocolate, ir a comer con sus padres o incluso aguantar un partido de fútbol porque el equipo de tu compañero de vida se esta jugando el título.

Los Salvatore saben perfectamente lo que el amor conlleva, y más el amar a la misma chica. Tras su confrontación durante años por Katherine volvieron a enamorarse de la misma chica, con el mismo rostro, y la volvieron a perder, aunque en este caso para siempre.

Elena Gilbert murió a manos de Klaus la noche en la que este activó su parte de hombre lobo. En lugar de iniciar un duelo contra el original, en el cual iban a perder, buscaron otras alternativas. Contactaron con brujas de todas las partes del mundo, practicantes de todo tipo de magias para resucitar a Elena, buscaron objetos oscuros que tuviesen la capacidad de traerla a la vida, llegaron incluso a rezar, pero todo esfuerzo fue en vano.

No había nada.

Todos estos intentos fallidos los hicieron estar absolutamente desesperados. Necesitaban a Elena de vuelta a cualquier precio. Aún así, las mejores ideas surgen de las situaciones más remotas y esta vez no fue una excepción.

Una tarde calurosa de agosto, Damon llegó del último viaje que hicieron al Mystic Grill, esta vez aspiraron alto y fueron a hablar con Regina Rosehood, la regente del aquelarre Spectrum, uno de los más poderosos de Reino Unido. La respuesta fue la misma que la de las anteriores veces: no hay posibilidad de que Elena vuelva.

Allí se encontraba ahogando sus penas en alcohol Alaric debido a la muerte de Jenna, también a manos de Klaus. En la segunda botella de bourbon su fiel amigo comenzó a desvariar, y con tono burlesco le dijo: "si tanto queréis que Elena deje de ser un fiambre, ¿Por qué no buscáis la cornucopia?".

Si no fuese por la gran estima que le tenía al rubio y la monumental borrachera que llevaba encima le hubiese obligado a arrancarse los dientes uno a uno para después, golpear su cabeza contra la barra el número suficiente de veces para que este muriese de un traumatismo por la forma en la que se había referido a Elena.

Se quedó pensando en la cornucopia. Si hubiese sido otra situación la idea de recurrir a un mito hubiese sido totalmente desechada, pero la desesperación ciega hasta al más inteligente y la visita a Regina era su última esperanza.

Así que ahí se encontraba él junto a su hermano, en la ciudad de Nueva Orleans, el lugar en él que según las indagaciones de Alaric todo indicaba que la cornucopia se encontraba. La misma ciudad sobre la que el causante de su desgracia reinaba, Klaus Mikaelson.

Intentaron pasar desapercibidos con todas sus fuerzas, los primeros días incluso no se alimentaron de ningún humano, solo mediante bolsas que se llevaron del hospital de Mystic Falls, pero no se puede evitar lo inevitable. En una ciudad infestada de vampiros y en la que todos se conocen, la aparición de dos vampiros desconocidos levantan sospechas y estas llegan al rey.

Al sexto día Damon y Stefan se encontraban en el complejo de los Mikaelson, sentados en la misma mesa que Klaus y sus hermanos.

- Sinceramente no creí que fueseis a aceptar mi invitación a nuestra humilde morada... sobre todo después del último incidente con la réplica. - Klaus, como era habitual, se dirigió a los hermanos con la mayor sorna posible.

- No es como si tuviésemos otra opción. - respondió Stefan mientras que con su mano derecha quitaba el cuchillo que Damon había comenzado a doblar mientras clavaba una mirada de total desprecio hacia el híbrido.

- Efectivamente no la teníais, si no hubieseis venido pacíficamente, hubiésemos ido nosotros y, creedme, habríais acabado peor que Elena. - Kol también se unió a hacer burla de los Salvatore mientras le guiñaba un ojo a su hermano Klaus.

Ambos Salvatore hicieron el amago de levantarse de la mesa pero se vieron interrumpidos por Elijah.

- Kol, no hay motivo para ser descortés con nuestros invitados. Si no vas a ser capaz de mantener tu compostura lo mejor será que te retires. - el mencionado no se molestó en contestar ni en mostrar interés ya que comenzó a comer de su plato.

- ¿Qué hacéis en Nueva Orleans? Sabéis perfectamente que querer vengar la muerte de vuestra amada con la de nuestro hermano es algo absolutamente inútil. - recalcó Rebekah Mikaelson irrumpiendo en la conversación.

A este punto los cuatro originales clavaron su mirada en los de Mystic Falls, atentos a su respuesta. Sabían que no podían ser vencidos por ellos pero no podían negar que los Salvatore podían ser un verdadero incordio a la hora de enfrentarse a ellos.

- Turismo. - Damon esbozó una sonrisa torcida para después tomar su tenedor y picar un poco del solomillo a la pimienta que tenía frente a él, como si realmente no temiese la forma en la que iba a acabar la reunión.

- Mientes. - Elijah hizo alarde una vez más de su tranquilidad pertubadora sin si quiera llegar a valorar la respuesta del moreno.

- Tendrán que pasar una noche en los túneles entonces. - exclamó Klaus con fingida pena y cierto deje de diversión en su voz.

The Cornucopia | Klaus MikaelsonWhere stories live. Discover now