Capítulo 28: Rehabilitando al corazón

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Ha pasado toda una semana desde que pasó el incidente de Devon con sus sentimientos hacia Amber; desde que lo conozco nunca lo vi tan vulnerable, pues esa misma fachada solo duro ese mismo día, no más. Verse herido y dejar a los demás ver como realmente se siente, no es una de las cualidades de Devon; teniendo en cuenta que se ha visto recuperado muy rápido, ha hecho un increíble esfuerzo por disfrazar todo lo que pasó. Ni siquiera menciona nada del tema y ha mantenido una distancia prudente de Amber desde entonces.

Con Alex y Summer hemos comentado mucho sobre ello, más que nada por lo que dijo Violeta, ya que sus palabras se apegan a cualquiera que se encuentran con un amor no correspondido, no solo con Devon. Y siendo nuestro amigo, lo tomamos como una lección de vida.

—Tú también deberías seguir ese consejo —Sum trae una vez más el tema a colación.

Las tres nos hallamos en una mesa de cemento pintada de naranja cerca de la cafetería que está a solo unos pasos, la sombra del árbol gigante a nuestro lado nos regala una frescura exquisita para el calor que suele hacer en nuestro horario de la tarde. Miro hacia mi refrigerio enfrente mío, haciendo un puchero por las palaras de mi amiga.

—Sí, lo sé —respondo, algo cansada y encogiéndome de hombros—. Por cómo vi que Devon quedó, no quiero ser yo la siguiente. Mi corazón ya está algo astillado y a unos pasos de quedar roto como el de él.

Mi voz sale baja, llena de tristeza. A diferencia de él, yo he pasado por diversidad de baches, cambios de humor, indiferencia después de haber tenido mucha de su atención. He pasado más que él, pero él recibió el golpe en un solo intento y de seguro, eso ha de doler más.

—Es que no, niña, ya supéralo —riñen Sum y Alex al unísono. En un mandato semi explícito a mi parecer.

Vuelvo a hacer una mueca, arrugando mis cejas y nariz mientras juego con la basura de mi comida.

—Saben que he intentado hacerlo como en tres veces, si no es que más y no he podido —me defiendo, cansada de sus reproches—. Pero... lo voy a intentar una vez más. Un corazón roto no es algo que podría superar tan fácilmente siendo yo, no quiero estar como Devon. Menos ocultando mis sentimientos para no verme lastimada y menos ante él.

Inconscientemente, dos escenas de él se vienen a mi mente. La increíble mañana que pasamos juntos en mi casa, el día que me confesó que quiso besarme y él hace una semana, su rostro mostrando la herida que le acababan de causar. Mi corazón se arruga solo de pensar en que esa podría ser yo por él.

—¿Y cómo piensas hacer eso? —pregunta Sum, sus cejas elevadas y sus ojos llenos de curiosidad.

—No lo sé, pero que lo haré, lo haré. —Hago mi mejor intento de colar un poco de determinación en mis palabras. Dicen: repítelo hasta que te lo creas. Tal vez ese es mi primer paso, creerlo hasta lograrlo.

—Más te vale, culeada —reafirma con su gran amor mi delicada Summer, su dedo señalándome con demanda.

Abro los ojos en grande, llena de sorpresa porque ella tiene más determinación en esto que yo. Nos quedamos calladas por unos minutos hasta que...

—¿Qué tal si le conseguimos novio? —inquiere Alex, el entusiasmo inundando sus palabras y una sonrisa maliciosa dibujándose por su rostro—. Ya saben eso que dicen: un clavo saca otro clavo.

Por defecto, y conociéndola muy bien en esta área, sé que ella no me está hablando a mí, sino a Summer, quien sonríe con la misma malicia y complicidad que nuestra amiga. Esa imagen solo me puede decir algo: probablemente, nada bueno para mi persona. Además, tampoco confío en esa frase; no puedes obligar a nadie a olvidar a otra persona, pero, aunque no lo admita, la conversación me parece... interesante.

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