Capítulo 18

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Etienne miraba como Astreia empacaba sus cosas. Estaba enojada, sin duda su marido había hecho otra de las suyas.

-Eres una zorra. -Etienne lamentaba que Astreia no pudiera escuchar todos los insultos que le decía. -Espero mueras pronto. -Susan entro en la habitación, estaba pálida y con ojeras.

Astreia comenzo a mover los labios de forma rápida, Susan no dijo nada. El silencio irrito más a Astreia. Las manos de la mujer se movian por el aire, tirando libros y todo lo que encontrara.

Susan no se movio ni un centímetro, parecía estar en otra parte. Perdida en su mente.

En ese momento entro Atienne, su hermano. Su querido hermano miro a Susan en silencio mientras ignoraba a Astreia.

"-Aléjate de ella." -Su hermano no le hizo caso, todo lo contrario. Coloco su mano en el hombro de Susan. "-¡Sueltala en este instante!" -Su hermano seguía sin prestarle atención. "-¡Te estoy hablando!"

"-Y yo haré lo que quiera." -Atienne le susurro algo a Susan en el oído. Las lágrimas se desbordaron por el rostro de la chica.

"-¿Qué le dijeste?"-Su hermano no le respondio. Etienne intento entrar en su mente, pero estaba bloqueada. "-¡Respondeme!"

"-No es de tu incumbencia." -Susan salio de la habitación como alma que lleva el diablo.

Astreia parecía feliz de ver a Susan histérica. Atienne le dijo algo y ella respondio encantada, incluso le dio un abrazo y un beso.

"-Yo odio a Astreia, ¿por qué no la deseas?" -Etienne despreciaba a la mujer con todas sus fuerzas.

"-No, no es cierto." -Etienne contuvo la respiración ante la afirmación que había hecho su hermano.

"-¿A qué te refieres?"

"-La amas." -Atienne miro directamente a su hermano oculto en el espejo. "-No te preocupas por Susan, tenías miedo de que deseara a Astreia. Estas tan seguro de odiarla que temias que yo la amara."

"-¡Yo no amo a esa bastarda!"

"-Morirías por ella." -Atienne salio de la habitación. Etienne se fijo en Astreia. Su hermosa piel, sus ojos, su cuerpo. Sintió el sentimiento que lo recorría usualmente cuando miraba a la mujer. Antes no lo podía identificar, solía pensar que era odio. Ahora sabía la verdad. Era amor.







El señor camiaba en su jardín con Susan desnuda a su lado. Extrañaba poder tomar a la mujer cada vez que quisiera, pero ahora estaba satisfecho.

-Eres una buena esclava mi Susan, debería cambiar tu nombre. -El señor parecía buscar un nombre entre las flores. -¿Azucena? ¿Rosa? ¿Clavel?

A Susan no le importaba nada. Estaba devastada su señor le había ofrecido un trato a cambio de la seguridad de los niños. Ella debía andar desnuda una semana y estar disponible para su señor.

-Mañana te llevaré al mercado. -Susan miro a su señor con miedo. -No tengo que decirte que irás desnuda.

-No mi señor, lo se muy bien.

-Es bueno que lo sepas.

Susan sentía odio por el hombre, pero lo que más odiaba era estar lejos de su pequeña. Tenía ganas de abrazar el pequeño cuerpo y, si ocurría, estar ahí cuando su niña partiera. Tenía un plan si eso pasaba, se iría. Escaparía y no volvería. Pero ahora no podía irse. Tenía dos pequeños más. Niños que solo la tenían a ella.

Probablemente su señor había notado su plan y esa era la verdadera razón por la cual trajo a los niños.

-Mi señor. -Etienne salio de la mansión acompañado de Joel. -Su esposa desea que la acompañe a su nueva residencia.

-No puedo ir.

-Su señora fue muy explícita en que quería verlo.

-Bien. -El señor se retiro no muy complacido con la situación.

-Susan. -Etienne extendio la mano y Joel le dio un abrigo de cuerpo completo. -Toma, no tienes porque estar así. -Susan paso su mirada desconfiada de Joal a Etienne. -Puedes cubrirte o seguir causando la envidia de las flores. -Joel solto una toz y Susan se quedo muda del asombro. -Eres hermosa, eso es algo que deberías saber.

-Etienne, te recuerdo quién eres. -Joel estaba listo para golpear al chico. Se suponía que debía actuar como su hermano, pero estaba muy ocupado coqueteando con Susan.

-Cierra la boca Joel. -Etienne tomo el abrigo y cubrio a Susan con el. Se acerco al oído de Susan para susurrarle. -La niña despertó y preguntó por ti. Le dije que irías en cuanto pudieras.

-Gracias. -Susan no sabía que pensar. Estaba asombrada con el comportamiento de Etienne.

-No tienes nada de que agradecerme. -Atienne tomo las solapas del abrigo y lo cerro bien. -Lamento que tengas que soportar esto. Sé que lo haces por los niños.

-Es lo único que puedo hacer en mi posición.

-Pareces una madre. -Atienne dejo que se le escapara una risa ronca. -Necesitas un padre para tus pequeños. -Atienne estaba a centímetros de la boca de Susan.

-¿Quieres serlo? -Susan sintio como el momento se volvia mágico. Hasta que Joel tuvo un ataque de toz.

-Lamento interrumpir su pequeño momento, pero no me gusta ser espectador. -Susan sintio como sus mejillas se teñian de rojo.

-Arruinaste el momento. -Atienne se alejo de Susan.

-No me digas. -Joel arrastro a Atienne al interior de la mansión. -Te veremos luego Susan.

Susan no espero más. Se dirigio a toda prisa a su habitación donde encontro a la pequeña con los dos niños. Estaban sentados en la cama. La niña tenía al cachorro en su regaso, el pequeño rubio intentaba leer un cuento. El pelirrojo miraba al perrito asombrado.

-Pequeña. -Todos los ojitos la miraron. La niña fue la primera en reaccionar.

-¡Su! -El cachorro dio un brinco y corrio a las piernas de Susan.

-Hola a ti también. -Susan tomo al cachorro en sus manos y lo cargo. -Eres un buen chico.

-Su...-Susan miro a la niña. La pequeña miraba disimuladamente a los niños que estaban a su lado. -Me agaradan.

-A mi también. -Susan sonrio. -Creo que ahora son tus hermanitos. -La niña sonrio como nunca antes.

-Siempre quise hermanos. -Al oir eso los niños la miraron y sonrieron.

-Me alegra saber eso. -Susan se sento en medio de los niños. -¿¿Cuáles son sus nombres? -Los pequeños negaron con la cabeza. -Tendremos que ponerles uno.

-¿Yo puedo sugerir un nombre? -Susan y los niños miraron a Etienne, quien acababa de llegar. -Diría que lamento interrumpirlos pero me agrada estar aquí. -La niña sonrio y le dio la bienvenida. -Hola pequeñita, veo que estas bien.

-Gracias a ti. -Susan se sentía agradecida con Etienne.

-Es un placer ayudar.

-An. -Susan miro a la niña confundida. -¿Tienes nombres para mis hermanitos?

-Creo tener algunos.

La Esclava del Vampiro© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora