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—Bien nuevita, lo primero que debes saber para sobrevivir es no acercarte a ese chico.—Apuntó descaradamente con el índice a un joven que escuchaba música mientras leía en su banca.—Como sea, es tu decisión, yo sólo sugiero.

Tenía toda su vestimenta negra. Chaqueta de cuero, pantalones rasgados y un gorro de invierno. Un estilo de ropa muy usado actualmente ¿Cúal era el problema?

—¿Y por qué no debería ?— Seguía viéndolo. Parecía tan pacífico.

—No es un buen chico. —Susurró—Cuentan que hizo desaparecer a su propia hermanita.

Me estremecí por dos cosas. La primera lo que me dijo DeuHa y la segunda por conectar miradas con él justo en ese preciso momento.

—¿La-la mató? Logré pronunciar con un nudo en la garganta.

—No lo sé, chica. —Dio una mirada más a aquel extraño y me sacó de mi trance con un palmoteo.— Una vez superado este tema pasemos a lo secundario. —Abrió su bolso me entregó una pila de papeles.— Aquí tienes tú horarios, libros que necesitas comprar, si quieres también los puedes buscar en la biblioteca, etcétera. Eso es todo, creo. Cualquier cosa o duda que tengas puedes recurrir a mí, pero no seas una molestia, por favor. Este trabajo de "guía" lo hago por necesidad de nota no por voluntad propia, me entiendes, ¿Verdad? —Asentí.— Bien, nos vemos luego.

El timbre sonó. En cualquier momento el profesor o profesora que me tocara entraría. Tome asiento en el fondo, justo en esquina opuesta a la de ese chico "peligroso".

Después del prólogo de bienvenida la clase comenzó. Algo que destacar de la "gran presentación" fue que él, el chico temerario, no volteó a verme en ningún momento, a diferencia de los demás que clavaron sus miradas en mí por minutos.

Volví a concentrarme en geometría. Y claro, para mi mala suerte no tuve  ningún elemento de construcción, sólo una regla pero con eso no hice mucho.

—Me llevaré los trabajos de todos.— La profesora soltó su pedido en medio de la silenciosa clase.

No sabía qué hacer. Miré a todos lados esperando que alguna respuesta se diera. Tenía que haberme preparado. Tonta.

Todos estuvieron concentrados en construir los cuadriláteros, en cambio yo buscaba con la mirada a alguien hubiera terminado.
Lo encontré.

—Oye, tú. — Insinué lo más bajo que pude. No hizo caso. —Oye, por favor.— Hice un bollito de papel y se lo tiré.

Le cayó en la mejilla. Hizo una expresión de fastidio: cerró sus ojos y tensó los labios.

Pero después de todo volteó a verme.

—¿Me prestarías escuadra y compás, por favor?

Rodó los ojos.
Se levantó del asiento y vino hasta mí con lo que le pedí, sin ningún problema. Yo pensaba que lo regañarían pero al parecer ni notaron su movimiento.

—Gracias. No respondió. Ni siquiera con una mueca. Nada.

[×]

La clase terminó y aún así no pude resolver el último ejercicio.
Fui hasta su asiento y le devolví sus cosas, le agradecí nuevamente. Esa vez él sólo me vio y asintió.

Su mirada parecía fría, me hizo estremecer. Era un rostro tenue, sin facciones notarias de alguna emoción. Con mucho nerviosismo me despedí pero ya no recibí respuesta.

Las siguientes clases fueron normales, encontré alguien con quien hablar, Jang DaHye. Supongo que era mi primera amiga.

Cuando estaba perdida en la explicación  del profesor giraba mi cabeza para verlo a él. Estaba siempre con la cabeza gacha o mirando para adelante en un punto fijo.
Me pregunté si de verdad estuvo atento a la clase o quizás, como varios hacen,  estuvo escuchando música con un auricular que no se llegaba a vista de la autoridad.

Al fin de clases, terminé de despedirme de Hye.

—Bien. Nos vemos mañana, linda. Ahora me están esperando allí afuera.

—Nos vemos.

Antes de salir del aula, que por cierto tenía varios alumnos todavía, supuse que él se fue a casa. Me hubiera gustado, no sé ¿Despedirme? Una idea muy tonta.

Al estar afuera mi garganta se sentía seca, necesitaba algo de tomar.  Caminé un poco en dirección a mi casa y noté en la esquina un kiosco, adentro de él un dispenser de bebidas. Cuando estaba cerca vi que un chico metía un billete en la máquina,  ya  de pronto actuó como enojado y la golpeó . Entró dentro del local creo que reclamar,  no le dí mucha importancia.

Puse los correspondientes wons para mi bebida y esperé.

—Oh, vamos.— La golpeé —Máquina inservible. —Un golpe más y lo conseguí.— ¡Por fin! —Y vino con regalo incluido. Sólo que no me gustaba.—Que feo, Coca-Cola.

—Lo siento, Park. Sabes que no devolvemos el dinero de esa cosa. No insistas. Escuché proveniente del local.

De pronto lo vi. Pasó delante mío. ¿Será él el tal Park? Chico misterioso.

¿Será esta Coca suya? Se la devolvería. Después de todo no la iba a tomar.

Empecé a seguirlo a una distancia comprometida.

— ¿Park? — Llamé. Creo que no me escuchó — Oye , ¡Park!

Volteó y corrí hacia él. Me revisó de pies a cabeza en una mirada ¿Acaso era raro que alguien lo llamara?

—Toma —Tendí su dichoso refresco. — ¿Qué no la quieres? —Pregunté en un tono suave —Pues yo tampoco la quiero, ¿Park? Creo que así te llamas, no me gusta la Coca-Cola así que tómala de-

Me arrebató la bendita lata de gaseosa. No fue brusco pero aún así me interrumpió.
La abrió y bebió. Me miró con los ojos abiertos mientras lo hacía, en una expresión de burla.

Antes de que perdieramos contacto lo miré con el ceño fruncido. ¿Se atrevió a burlarse de mi? No quedaría así.

—Al menos agradece que si no fuera por mí te habrías deshidratado. — Contesté con exageración.

Tomó otro sorbo y se fue sin más.
Lo que sí noté fue una sonrisa al beber.

INSENSIBLE© |•Park Jinyoung•|✓Where stories live. Discover now